Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Bahá’u’lláh dice que para poder comprender las palabras de los profetas, es necesario tener un corazón puro.
Las enseñanzas Bahá’ís dicen que el poder comprenderlos es un tema de actitud espiritual o pureza de corazón, más que el resultado de un proceso intelectual:
La comprensión de Sus palabras y la percepción de las melodías de las Aves del Cielo de ningún modo dependen de la erudición humana. Dependen solamente de la pureza del corazón, castidad del alma y libertad de espíritu. Esto lo prueban quienes hoy en día, sin conocer una letra de las normas establecidas del saber, ocupan las sedes más eminentes del conocimiento, y el jardín de sus corazones se adorna, mediante las lluvias de la gracia divina, con las rosas de la sabiduría y los tulipanes del entendimiento. Bahá’u’lláh, El Libro de la Certeza, p. 167.
Pero, Bahá’u’lláh no usa metáforas solo en sus tablas más poéticas. Incluso en su Libro Más Sagrado, la fuente principal de las leyes de Bahá’u’lláh, se encuentran distintas ilustraciones. En algunas ocasiones, estas figuras son de solo una palabra o frase, pero a menudo están representadas en varias oraciones. Sólo es necesario dar una mirada a los numerosos ejemplos de los pasajes iniciales del Libro Más Sagrdo para poder apreciar la importancia del lenguaje figurativo. En los siguientes ejemplos, Bahá’u’lláh compara sus leyes con lámparas, llaves, vino y el sol:
Ten por cierto que Mis mandamientos son las lámparas de Mi amorosa providencia entre Mis siervos, y las llaves de Mi misericordia para con Mis criaturas… – Bahá’u’lláh, El Libro Más Sagrado, p. 44.
No penséis que os hemos revelado un mero código de leyes. Antes bien, hemos roto el sello del Vino selecto con los dedos de la fuerza y del poder. –Ibid, p. 45.
Cada vez que mis leyes aparecen como el sol en el cielo de Mi expresión, deben ser fielmente obedecidas por todos, aunque Mi decreto sea tal que haga henderse el cielo de toda religión. -Ibid, p. 46.
Metáfora y Profecía
Bahá’u’lláh enfatiza sobre la importancia de entender las metáforas y la simbología del lenguaje profético de las expresiones de los mensajeros de Dios.
Muchos cristianos aún tratan de descubrir el significado de la simbología y lenguaje figurativo de las alusiones de Cristo sobre su retorno, y abundan las especulaciones con respecto a la intrincada simbología contenida en el Apocalipsis. Así también, muchos musulmanes eruditos se han consagrado a la interpretación de las tradiciones veladas con respecto a el Prometido Qa’im o Mihdi, mientras muchos judíos aún esperan el cumplimiento de la profecías mesiánicas.
Bahá’u’lláh dedicó un segmento importante del Libro de la Certeza a la discusión sobre la naturaleza de las profecías, tal vez porque las profecías son un vínculo importante entre una revelación y otra. Específicamente, cuando Bahá’u’lláh interpretó el pasaje de Mateo 24, 29- 31, lo hizo en gran detalle, explicando el significado de los instrumentos simbólicos de sol, cielo, nubes, humo y ángeles. También, habló sobre algunas de las razones detrás del misterio intencional, ocultamiento y confusión que este lenguaje simbólico genera.
Por ejemplo, Bahá’u’lláh escribió que una razón por la cual la manifestación de Dios alude al tiempo, lugar y personificación de la manifestación siguiente en términos simbólicos es para probar la sinceridad y espiritualidad de aquellos que esperan el advenimiento del profeta. Si es que las personas fuesen a descubrir al profeta por nombre o señales físicas únicamente, no verían necesidad en entender o apreciar la naturaleza espiritual de su búsqueda. Además, algunos se volverían a la manifestación de Dios solo para alcanzar fama o usar su poder para su propio beneficio. Por otro lado, aquellos que poseen poder y autoridad temporal podrían ver al nuevo profeta como una amenaza a su poder y posiciones, y podrían atentar contra él, así como lo hizo Herodes con Cristo, Haji Mirza Aqasi con el Báb, y Nasiri’d-Din Shah con Bahá’u’lláh.
Pero debido a que la identidad de la manifestación está oculta bajo la profecía, la humanidad debe estar espiritualmente consciente para poder comprender el significado interno de las alusiones proféticas y descubrir la identidad y misión del profeta. Por ejemplo, si entendemos el poder y autoridad solo en términos literales o físicos, probablemente buscaremos una figura física imponente o alguien que haya alcanzado poder o importancia política. En pocas palabras, estaríamos completamente desatentos a la identidad del profeta:
Mira cómo la divina Piedra de Toque, de acuerdo con el texto explícito del Libro, ha separado y distinguido a los sinceros de los falsos. No obstante, aún son inconscientes de esta verdad y, en el sueño de la negligencia, persiguen las vanidades del mundo y se ocupan con pensamientos de vana autoridad terrenal. -Bahá’u’lláh, El Libro de la Certeza, p. 179.
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