Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Al estar preocupado por el cambio climático, seguramente has desarrollado un estilo de vida más consciente con el medio ambiente. Reciclas, conduces un automóvil eléctrico, comes alimentos orgánicos, conservas los recursos. Todo bien, ¿verdad? Bueno, no tanto.
Solemos aceptar la idea de que cuando suficientes personas se vuelvan eventualmente más conscientes del medio ambiente y cambien su comportamiento, entonces podremos revertir o al menos detener el cambio climático, pero ¿es eso cierto? Lamentablemente, el creciente consenso científico dice que no:
El mundo está al borde del fracaso cuando se trata de mantener el calentamiento global a niveles moderados, y las naciones deberán tomar medidas «sin precedentes» para reducir sus emisiones de carbono en la próxima década, según un informe histórico del máximo organismo científico [el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático] que estudia este tema.
Con emisiones globales que muestran pocos signos de desaceleración … Las posibilidades de alcanzar los objetivos más ambiciosos del acuerdo de París del 2015 parecen cada vez más escasas. El grupo declaró que para evitar sobrepasar el calentamiento de 1.5 grados Celsius (2.7 grados Fahrenheit) sobre niveles preindustriales es necesaria una transformación «rápida y de largo alcance» de la civilización humana a una magnitud nunca antes presenciada. «El mundo tiene poco más de una década para controlar el cambio climático, dicen los científicos de la ONU: ’no existe un precedente histórico documentado’ para la escala de cambios requeridos, según declaró este organismo», por Chris Mooney y Brady Dennis, The Washington Post 7 de octubre de 2018.
Este contundente análisis científico significa que tenemos que ir más allá de las acciones individuales, encontrar formas de unificarnos con otros en todo el mundo, luego identificar e implementar colectivamente las políticas que abordarán un problema mundial tan masivo, todo lo cual deberá apuntar hacia esa transformación «rápida y de largo alcance» de la civilización humana”, según lo que los científicos del IPCC identifican como la solución real. En otras palabras, el cambio climático nos obliga a desarrollar un mundo más unificado.
Como señalan las enseñanzas bahá’ís, todos respiramos la misma atmósfera y vivimos en la misma Tierra. Si realmente no existe un precedente histórico documentado para la unificación transformadora en torno a este tema global crucial, entonces tenemos que crear uno:
La unidad que produce frutos sin límites es, primero, una unidad de la humanidad que reconoce que todos están protegidos bajo la gloria del Todo Glorioso; que todos son siervos del único Dios, pues todos respiran el mismo aire, viven sobre la misma tierra, se mueven bajo los mismos cielos, reciben el fulgor del mismo sol y están bajo la protección del Dios Único. Esta es la más grande unidad, y sus frutos son perdurables si la humanidad se adhiere a ella. Pero hasta ahora la humanidad la ha violado adhiriéndose a unidades sectarias o de otro tipo, como la racial, nacionalista o de intereses sectarios. Por tanto no se han producido grandes resultados. Sin embargo, es evidente que el esplendor y favores de Dios lo abarcan todo, las mentes se han desarrollado, las percepciones se han agudizado, las ciencias y las artes se han extendido y existe la capacidad para proclamar y promulgar la verdadera y final unidad de la humanidad, la cual dará frutos maravillosos. – Abdu’l-Bahá, La promulgación a la paz universal, pág. 205.
Las enseñanzas bahá’ís también proclaman que la humanidad solo puede resolver nuestros problemas ambientales y sociales masivos con soluciones profundas, significativas y sin precedentes. Las viejas políticas y parámetros no funcionarán. Esto significa, por primera vez en la historia humana, que la continuidad de nuestra existencia depende de nuestra capacidad de unificarnos. Nuestros frenéticos sistemas políticos no han logrado producir esa unidad, por lo que debemos hacerlo nosotros mismos:
El orden económico actual ha promovido patrones de consumo insostenibles en busca de la rentabilidad económica. Su mensaje ha comparado al estado y el valor del ser humano con la acumulación de riquezas y lujos. Y su lógica de ganancia individual ilimitada ha enriquecido a unos pocos privilegiados al tiempo que degrada el mundo natural y empobrece a las masas de la humanidad. En diversos grados, lejos de avanzar en el desarrollo de nuestros valores más elevados, el sistema ante nosotros premia la deshonestidad, alienta la corrupción y trata la verdad como una mercancía negociable.
Un orden global basado en un entendimiento diferente de la naturaleza humana puede ser creado. La premisa de que los seres humanos prosperan cuando cooperamos, que encontramos satisfacción a través de relaciones armoniosas y amistosas, y tenemos anhelos trascendentales que ninguna acumulación de posesiones puede satisfacer: pueden ser los cimientos de sistemas sociales importantes y efectivos. Sin embargo, los esfuerzos que busquen alcanzar tal objetivo deben basarse en las mismas cualidades que intentan promover. Los objetivos nobles deben alcanzarse a través de medios nobles. – «Para abordar el cambio climático, garantizar la coherencia entre el principio y la acción», la comunidad internacional bahá’í, declaración emitida en la Cumbre sobre el clima de las Naciones Unidas, 20 de septiembre de 2019.
En consecuencia, tendremos que inspirar a toda nuestra familia, la familia humana, a abordar el cambio climático de una manera completamente nueva. Por importantes que sean, las acciones individuales, las manifestaciones o los cambios efectivos en las políticas de cualquier nación no resolverán el problema. Pero el esfuerzo que realicemos para unificar a la humanidad y proteger colectivamente el planeta puede tener un enorme impacto, no solo en los individuos, sino en grupos enteros, movimientos y naciones.
Entonces, ¿por dónde comenzamos? La comunidad bahá’í global tiene un plan:
Debemos procurar encontrar unidad, solidaridad e incluso oportunidades en medio de esta lucha compartida que se expande cada vez más en todos los rincones del planeta. Debemos aprovechar los conocimientos de la ciencia y los valores universales de las grandes religiones del mundo para guiar nuestros próximos pasos y dirigir nuestra trayectoria actual. Porque la religión sin ciencia se convierte en mera superstición, y la ciencia sin religión se convierte en un instrumento del materialismo. La transformación resultará de las ideas que se obtengan cuando ambos sistemas de conocimiento se apliquen juiciosamente a las diferentes crisis que enfrenta la humanidad, el clima siendo el más importante entre ellas. – Ibid.
Para unir el poder espiritual de la religión y el poder material de la ciencia, podemos educarnos sobre el clima y hablar de ello con todos los que conocemos. Podemos plantear, explicar y discutir urgentemente el tema entre los grupos en los que ya participamos, con amigos, familiares, escuelas, clubes, organizaciones cívicas, reuniones religiosas, nuestros gobiernos locales y regionales. Podemos unirnos o formar coaliciones de cambio climático a nivel local, nacional e internacional.
Podemos convertirnos en miembros activos de comunidades espirituales y religiosas, como los bahá’ís, que buscan activamente soluciones globales y trabajan para implementarlas. Podemos apoyar, votar y defender las políticas públicas que realmente abordan el problema. Podemos iniciar una colaboración unificada y de apoyo con personas de ideas afines. Podemos convertirnos en miembros activos, conscientes y atentos dentro de la familia humana que promueve y construye la unidad:
Es mi esperanza que… que estos numerosos ríos que fluyen cada uno separadamente por distintos cauces encuentren su curso de vuelta al mar circundante y se unan y eleven formando una sola ola de ondulante unicidad; que la unidad de la verdad, por el poder de Dios, haga que se desvanezcan estas diferencias ilusorias. Esto es lo único esencial, pues si se logra la unidad, todos los demás problemas desaparecerán por sí mismos. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 25.
Ninguno de nosotros puede lograrlo solo. Ninguna cantidad de acción individual será suficiente. Cada uno de nosotros participa en una comunidad más grande, y la transformación de nuestras comunidades conducirá a un resultado mucho mayor y más sostenible. Si nuestros municipios o países o empresas o gobiernos se comportan de manera irresponsable, si no comprenden el desafío global masivo que representa el cambio climático, ya no podemos darnos el lujo de esperar a que lleguen a un mejor entendimiento por sí mismos. Si cumplimos con nuestro deber amable y amoroso como miembros de la familia humana, comenzaremos hoy, instando y ayudando a esas personas y organizaciones a darse cuenta y actuar en su papel de administradores del futuro de la humanidad.
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