Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La pandemia de coronavirus trajo consigo enfermedad, pérdida de seres queridos y dificultades económicas para muchas personas en todo el mundo, exacerbando los problemas sociales existentes como la pobreza, el desempleo y la desigualdad. Simultáneamente, la horrible enfermedad de larga data del racismo ha llegado finalmente a la atención del público en general.
¿Cómo es posible pensar en aquellas amenazas existenciales para la humanidad -el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la inminente crisis alimentaria- en un momento en que la lucha contra la injusticia racial y la pandemia puede resultar a menudo tan abrumadora?
La superación de estos problemas es posible cuando logramos reconocer su raíz común y elevamos nuestra conciencia hacia una visión que abarque al mundo. Bahá’u’lláh, el fundador y profeta de la fe bahá’í, escribió: “Que vuestra visión abarque el mundo en vez de limitarse a vuestro propio ser”.
La luz de una visión que abarque todo el mundo nos ayudará a encontrar enfoques holísticos al abordar cuestiones difíciles, porque ningún problema puede resolverse de forma aislada.
Comprender la raíz de los problemas de la humanidad
Todos nuestros problemas sociales y ambientales están interconectados y se originan en el egoísmo, que se ha manifestado en la explotación de las personas y la naturaleza. La gente de color y los indígenas son los que más han sufrido por el colonialismo y la esclavitud. Nuestro actual sistema económico mundial perpetúa esta injusticia y amplía la brecha de la riqueza y la pobreza. También exige un crecimiento económico continuo que está destruyendo la naturaleza, la base de la vida humana:
– Los océanos, por ejemplo, solían proporcionar proteínas aparentemente ilimitadas a las personas, pero este suministro de alimentos está ahora seriamente amenazado a causa de la sobrepesca, el calentamiento de las aguas, la acidificación y muchos tipos de contaminación.
– La pérdida de la biodiversidad también debería ser motivo de gran preocupación. Dependemos de la gran diversidad de plantas y animales para nuestro suministro de alimentos, medicinas, la polinización de los cultivos y, sobre todo, los servicios ecológicos de los ecosistemas sanos. Hoy en día, estamos viendo cómo los ecosistemas degradados permiten que algunos patógenos se multipliquen, lo que afecta a la salud humana cuando las enfermedades zoonóticas como la COVID-19 saltan de los animales a los seres humanos.
El cambio climático ya causa gran sufrimiento humano, muertes y pérdidas económicas sustanciales en todo el mundo. Basta con pensar en la destrucción de las tormentas que son cada vez más fuertes en un mundo en calentamiento, los catastróficos impactos del calor y las sequías en la agricultura, o la devastación de las inundaciones e incendios forestales.
El cambio climático, el aumento de los precios de los alimentos y la pandemia afectan de manera desproporcionada a las personas de color y a los pueblos indígenas en primer lugar y sobre todo. En el futuro, la supervivencia de toda la humanidad está en juego, si no cambiamos.
¿Cómo puede una visión que abarque a todo el mundo ayudar a la humanidad a resolver sus problemas?
Una visión que abarque el mundo significa cambiar nuestro enfoque del «yo» al «nosotros» – de buscar estrechamente solo nuestro interés y beneficio personal a servir al bien común. También significa priorizar el bienestar de toda la humanidad sobre las ventajas de nuestro propio país. Las enseñanzas bahá’ís explican claramente que tal visión mundial significa que consideramos a la humanidad como una familia.
Cuando esta luz espiritual brille, no toleraremos más la injusticia, la discriminación y la violencia cometida contra los miembros de nuestra familia de color. Sabremos cómo abordar los problemas de los refugiados y la migración, y encontraremos las formas de reducir y finalmente eliminar las armas en las calles de nuestra ciudad y las armas de guerra. Reuniremos nuestra voluntad colectiva de hacer una rápida transición para dejar los combustibles fósiles desarrollando más energía renovable, y la gente adoptará un estilo de vida mucho más simple. Esta luz nos guiará para que estas transiciones sean justas e iluminará el camino para proteger a las personas más vulnerables de los impactos del cambio climático y otros desastres.
Pensemos en la agricultura como un ejemplo. ¿Cómo podría la visión espiritual de que todos los seres humanos son una familia guiar la transformación del sistema agrícola?
Un ejemplo: La reforma de la agricultura
La comprensión de la unidad de la humanidad sin duda catalizará nuevas prioridades para la agricultura. Nadie querría aplicar pesticidas y herbicidas tóxicos a las frutas y verduras – o alimentar al ganado con hormonas de crecimiento y antibióticos – que van a alimentar a su familia. En su lugar, apuntaríamos a que los alimentos producidos sean saludables y libres de químicos. La agricultura responsable con el medio ambiente, como la agricultura orgánica, también ayudará a prevenir la erosión del suelo y a mantenerlo fértil para las generaciones futuras, que también necesitarán cultivar alimentos.
En la actualidad, la agricultura contribuye de manera significativa a las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente el metano del ganado y el óxido nitroso de los fertilizantes. La agricultura orgánica puede secuestrar el carbono del suelo, lo que es esencial para enfriar el planeta. Esta se basa en varios cultivos, no en monocultivos que son más susceptibles a enfermedades y plagas. También requiere menos irrigación, lo que es vital en las numerosas zonas que sufren escasez de agua.
La agricultura es actualmente responsable de gran parte del declive de las plantas y los animales, especialmente los insectos -incluidas las mariposas, las abejas y otros polinizadores- y las aves. La agricultura orgánica ayudará a preservar la biodiversidad y la diversidad de las semillas de los cultivos para las generaciones futuras. La diversidad de alimentos cultivados en granjas de tamaño pequeño y mediano en todas partes mejorará la seguridad alimentaria.
La agricultura orgánica requiere un poco más de trabajo humano, pero al hacerlo, proporciona puestos de trabajo. El agricultor -o la empresa agrícola- puede no maximizar los beneficios en la medida en que lo hace hoy en día, pero recibiría apoyo adicional a través de un acuerdo social más beneficioso para ambas partes. Los trabajadores agrícolas recibirían condiciones de trabajo justas, un salario digno y seguro médico. La sociedad también querría asegurarse de que los agricultores obtengan algún beneficio y reciban asistencia financiera durante los años difíciles, lo cual puede ser cada vez más necesario en un clima de calentamiento con olas de calor cada vez peores, sequías e inundaciones.
¿Es posible?
¿Podría la sociedad cubrir el costo de la transición a un mundo más justo y respetuoso con la naturaleza? Consideremos las cuestiones que el sistema económico actual considera como «externalidades». En primer lugar, piense en los ahorros en materia de atención de la salud debido a que las personas ya no están expuestas a los productos químicos agrícolas que contribuyen significativamente a las altas tasas de enfermedades, como el cáncer. En segundo lugar, están los ahorros derivados de los desastres climáticos menos graves relacionados con el cambio climático: múltiples huracanes de categoría 5 o sequías de varios años. Además, una sociedad que tiene en mente el bienestar de la humanidad desviará la mayor parte de los fondos militares a la agricultura, la educación y los servicios de salud, en particular para los que han sufrido injusticias.
De hecho, una visión que abarque todo el mundo es crucial para el progreso social. En una carta escrita en 2017, la Casa Universal de Justicia, la institución de gobierno mundial de la fe bahá’í, explicó que “la avaricia y el egoísmo prevalecen a expensas del bien común” y “se interpone así en el camino de un progreso social significativo”.
También escribieron: “El bienestar de cualquier segmento de la humanidad está inextricablemente enlazado al bienestar de la totalidad. La vida colectiva de la humanidad sufre cuando cualquier grupo dado piensa en su propio bienestar de manera aislada al bienestar de sus vecinos, o persigue ventaja económica sin considerar cómo queda afectado el medio ambiente, que proporciona sustento para todos”.
Esta visión nos llena de esperanza realista y de coraje para una acción urgente para salvar la civilización humana. Para que todos nos iluminemos con esta luz que abraza el mundo.
Estos temas serán discutidos en el próximo curso en línea del Instituto Wilmette, «Desarrollo Sostenible y Prosperidad Humana», que comenzará el 10 de septiembre de 2020. Para obtener más información e inscribirse, haga clic aquí. Las becas están disponibles para
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo