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¿Dónde está Dios cuando lo necesitamos?

Rodney Richards | Ago 9, 2021

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Rodney Richards | Ago 9, 2021

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La mayoría de los pueblos del mundo creen en un solo Dios.

Los cristianos, los judíos, los musulmanes, muchos hindúes y budistas, e incluso aquellos que no tienen ninguna religión formal, ven a un único Ser Supremo como el único Rey de la Creación. Cada uno de estos sistemas de creencias dice que desde tiempos inmemoriales, solo ha existido un Creador, un Gran Espíritu.

Aquellos que no aceptan la existencia de un único Creador, generalmente creen solo en la evidencia proporcionada por los sentidos:

…Por materialistas, cuya creencia con respecto a la Divinidad ha sido explicada, no se entiende a los filósofos en general, sino más bien a ese grupo de materialistas de visión estrecha que adoran lo que se percibe, que dependen de los cinco sentidos solamente, y cuyo criterio de conocimiento se limita a lo que puede ser percibido por los sentidos. Todo lo que puede ser percibido es para ellos real, mientras que todo lo que no cae bajo el poder de los sentidos es irreal o dudoso. La existencia de una Deidad la consideran totalmente dudosa. – Abdu’l-Baha, Baha’i World Faith, pp. 336-337. [Traducción provisional por Oriana Vento]

Sin embargo, incluso Albert Einstein, el gran científico y reconocido experto en el mundo de la física, dijo:

La religión del futuro será una religión cósmica. Debería trascender al Dios personal y evitar el dogma y la teología. Abarcando tanto lo natural como lo espiritual, debería basarse en un sentido religioso que surja de la experiencia de todas las cosas naturales y espirituales como una unidad dotada de sentido.

Las enseñanzas bahá’ís coinciden en que la religión proporciona trascendencia y orden, y es realmente «cósmica» en el sentido de que impregna toda la creación. El mundo natural contiene los signos, metáforas y símbolos de la mano de un Ser sobrenatural en todo. Para que exista un cuadro de la Mona Lisa, por ejemplo, primero debe existir un Leonardo da Vinci. Los bahá’ís también creen que lo natural y lo espiritual pueden confluir, como sugiere Einstein, en una unidad dotada de sentido.

En cuanto a un Dios personal, al igual que Da Vinci pintó en una multitud de colores pequeños trazos, Dios es un Dios muy personal. Sin embargo, mientras hace su trabajo, suele ser necesario un milagro, o al menos un alto nivel de conciencia espiritual, para que reconozcamos esos pequeños trazos en nuestras propias vidas. Es fácil para nosotros, los humanos, quedarnos atrapados en el «yo» excluyendo la realidad, que consiste en el «yo» y en todo lo que me rodea en todo momento.

Para los bahá’ís, la realidad espiritual del budismo y el cristianismo, el islamismo, el judaísmo y todas las demás grandes religiones describen la misma esencia etérea. Reconocen que Dios toma parte en los asuntos humanos y naturales todo el tiempo, a pesar de que no lo vemos ni lo reconocemos siempre. ¿Cómo ocurre esto? Los bahá’ís creen que los mensajeros y profetas que fundaron esas grandes religiones sirven de intermediarios entre el Creador y Su creación.

Los bahá’ís creen que todos esos mensajeros y profetas forman una sola religión continua, exactamente en el sentido «cósmico» de «unidad dotada de sentido» que predijo Einstein. En este pasaje de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, y el último de esa larga serie de mensajeros divinos, se refiere a todos esos profetas como los espejos de Dios:

Has de saber que Dios -exaltado y glorificado sea- de ninguna manera manifiesta Su íntima Esencia y Realidad. Desde tiempo inmemorial Él ha estado velado en la eternidad de Su Esencia y oculto en la infinitud de Su propio Ser. Mas cuando Se propuso manifestar Su belleza en el reino de los nombres y revelar Su gloria en el dominio de los atributos, trajo a Sus Profetas del plano invisible al visible, para que Su nombre “el Manifiesto” pudiera distinguirse de “el Oculto” y Su nombre “el Último” pudiera diferenciarse de “el Primero”, y para que se cumplieran las palabras: “¡Él es el Primero y el Último; el Visible y el Oculto; y Él conoce todas las cosas!”. Así Él ha revelado estos muy excelsos nombres y muy exaltadas palabras en las Manifestaciones de Su Persona y en los Espejos de Su Ser. – Bahá’u’lláh, Gemas de los misterios divinos.

Así que si alguna vez te has preguntado por Dios, y dónde está Dios cuando lo necesitas, busca en esas «Manifestaciones de Su Persona y en los Espejos de Su Ser» la guía, la ayuda y la conexión con el Creador:

En cuanto a las Santas Manifestaciones de Dios, son los puntos focales donde aparecen en todo su esplendor los signos, las señales y las perfecciones de aquella sagrada y preexistente Realidad. Son una gracia eterna, una gloria celestial, y de Ellos depende la vida sempiterna de la humanidad. Para ilustrar lo dicho: el Sol de la Verdad habita en un cielo al cual ningún alma tiene acceso alguno y que ninguna mente puede alcanzar, y está Él mucho más allá de la comprensión de todas las criaturas. Sin embargo, las Santas Manifestaciones de Dios son como un espejo, bruñido y sin mácula, que recoge los haces de luz de aquel Sol y luego esparce la gloria sobre el resto de la creación. En esa superficie pulida se revela claramente el Sol en toda Su majestad. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.

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