Algunos datos fascinantes sobre la Fe bahá’í

El alma curiosa que envió una serie de preguntas a mi Asamblea Espiritual Local, tenía una serie de preguntas específicas, pero después me preguntó si añadiría algún dato sobre la Fe que me pareciera interesante.

¿Quién podría resistirse a una invitación tan abierta? Yo no. Empecé con una nota histórica:

La revelación de Baha’u’lláh fue precedida diecinueve años por la revelación de otro profeta persa que tomó el título de el Bab, que significa «la Puerta». El Bab consideraba sus enseñanzas como una puerta entre él y el profeta que aparecería poco después de él. Debido al profundo efecto que las enseñanzas de ambos tuvieron en Persia (que era rígidamente dogmática en su práctica del Islam), el Bab fue encarcelado y luego ejecutado por herejía. Miles de sus seguidores corrieron la misma suerte. Por las mismas razones, Bahá’u’lláh pasó la mayor parte de su vida adulta en el exilio y en prisión, al final en la ciudad-prisión de Akka, en Palestina.

Todas las obras de Bahá’u’lláh descritas anteriormente y citadas –que incluyen el diseño del orden administrativo bahá’í y cartas a gobernantes mundiales como Napoleón III, el Papa Pío IX y la Reina Victoria– fueron reveladas bajo constantes privaciones, torturas y amenazas de muerte. El sucesor de Bahá’u’lláh, Abdu’l-Bahá, que viajó a Occidente para enseñar la Fe de su padre, entró bajo la custodia de los imperios persa y otomano siendo un niño y la abandonó siendo un anciano. Esto hace que sus copiosos escritos sobre temas sociales, ciencia, gobierno y religión sean aún más notables de lo que serían para alguien que hubiera pasado años en el estudio formal. 

 Personalmente, considero que éste es uno de los milagros verificables de cualquier religión revelada: que sus autores no fueran personas de las que pudiera esperarse que tuvieran los conocimientos o la perspicacia que aportaron al mundo.

En cuanto a la acción social, los bahá’ís nos abstenemos de la política partidista y no nos afiliamos a partidos políticos. Sin embargo, se nos anima a votar y a participar activamente en el discurso social y en causas no partidistas que beneficien a la humanidad. Tanto Bahá’u’lláh como Abdu’l-Bahá escribieron sobre la forma en que el partidismo erosiona el civismo y destruye la unidad.

Los bahá’ís no tienen iglesias en el sentido tradicional. Algunas comunidades más grandes, como la mía, tienen centros bahá’ís, pero la mayoría rinde culto en hogares bahá’ís. Sin embargo, los bahá’ís tienen Casas de Adoración Bahá’í en cada continente. La Casa de Adoración norteamericana se encuentra a orillas del lago Michigan, en Wilmette, Illinois. Además de sus templos hermanos –en Alemania, India, Chile, Panamá, Australia, Uganda y Samoa Occidental–, más recientemente se han unido Casas de Adoración bahá’ís regionales y locales construidas en Camboya, Colombia, Nueva Guinea, Kenia y Vanuatu. Todos los templos bahá’ís tienen nueve lados, lo que simboliza su propósito como casas de adoración para toda la humanidad.

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Una nota científica: He mencionado que uno de los principios de la Fe es la armonía entre ciencia y religión. Las referencias de las escrituras de la Fe bahá’í a la ciencia son notables en una época en la que la ciencia parece estar siendo atacada por algunas escuelas de pensamiento religioso. A mediados y finales del siglo XIX, Bahá’u’lláh escribió:

Los sabios, que han fijado en varios miles de años la vida de esta tierra, no han considerado durante el largo período de sus observaciones ni el número ni la edad de los otros planetas. Considera además las múltiples divergencias que han resultado de las teorías propuestas por estos hombre s . Has de saber que cada estrella fija tiene sus propios planetas, y cada planeta sus propias criaturas, cuyo n ú m e ro ningún hombre puede calcular.

Abdu’l-Bahá añadió:

Las virtudes de la humanidad son muchas, pero la ciencia es la más noble de todas ellas. La distinción que goza el hombre y que lo ubica por encima del estado animal se debe a esta virtud suprema. Esta es un don de Dios; no es material; es divina. La ciencia es un resplandor del Sol de la Realidad, el poder de investigar y descubrir las verdades del universo, los medios por los cuales el hombre encuentra el sendero hacia Dios.

El conocimiento científico es el más alto logro en el plano humano, pues la ciencia es la que describe las realidades. Es de dos clases: material y espiritual. La ciencia material es la investigación de los fenómenos naturales; la ciencia divina descubre las realidades espirituales. El mundo de la humanidad debe obtener ambas. El ave posee dos alas; no puede volar con una. La ciencia material y espiritual son las dos las de la elevación y el logro. Ambas son necesarias…

Creo que debo mencionar, para terminar, que soy escritora de ciencia ficción. Estas declaraciones me ayudaron a transformar ese pasatiempo de ensoñación en vocación.