Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Mi Asamblea Espiritual Local –el órgano rector local de una comunidad bahá’í– me pidió que respondiera a algunas preguntas sobre la Fe bahá’í de un curioso estudiante de religión comparada de una universidad local.
Esta alma curiosa y yo mantuvimos un intercambio notable y fascinante, y nuestra correspondencia dio lugar a esta serie de ensayos «extraídos de la vida real».
También le dije que la Fe bahá’í es mucho más de lo que yo podía contarle basándome en sus preguntas, pero que haría mi mejor esfuerzo.
Su primera pregunta: «¿Cómo se practica la fe la religión bahá’í? ¿Cómo adoran los bahá’ís?
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Los bahá’ís vemos la práctica de nuestra fe, y la adoración al Creador, como un elemento de la vida diaria. Bahá’u’lláh, el profeta fundador de la Fe bahá’í, prescribió la oración diaria, la meditación y el estudio de las Escrituras para cada creyente, y dijo que el trabajo realizado con espíritu de servicio es adoración a los ojos de Dios. También habló de una actitud de oración que debemos esforzarnos por adoptar en nuestra vida cotidiana para transformarnos a nosotros mismos, a nuestras familias y nuestras interacciones sociales.
Cuando utilizo la palabra «meditación» es posible que piense en el yoga, pero no hay ninguna forma prescrita de meditación en la Fe bahá’í. El hijo mayor de Bahá’u’lláh, Abdu’l-Bahá, describió la meditación como una comunión con el propio espíritu, como contemplación o reflexión. Mi meditación personal a menudo adopta la forma de escribir, trabajar artísticamente o solo instalarme en un «espacio» tranquilo con el sonido de un bosque nocturno o de un río. Me centro en el estado que busco en ese momento: calma, concentración, resistencia, creatividad, energía. A veces formulo un mantra –una imagen, un sonido, una palabra o una frase– que invoca esas cualidades espirituales. Como suele decirse, la experiencia puede variar.
En cuanto al culto colectivo, Bahá’u’lláh desaconsejó la creación de rituales religiosos, y en su lugar nos dio lo que él denominó Fiesta, que se celebra el primer día de cada mes bahá’í. El calendario bahá’í tiene 19 meses de 19 días cada uno. El año nuevo comienza en el equinoccio vernal en el hemisferio norte, con la celebración del Naw Ruz, que significa «Año Nuevo».
La Fiesta bahá’í tiene ese nombre porque implica un culto en el que las comunidades bahá’ís se reúnen para alimentarse espiritual y físicamente. Cada Fiesta bahá’í consta de tres partes sencillas: devociones/adoración, consulta comunitaria y confraternización. Abdu’l-Bahá escribió acerca de este pilar de la vida comunitaria bahá’í:
Debéis seguir celebrando la Fiesta de los Diecinueve Días. Esto es muy importante; es muy bueno. Pero cuando os presentéis en las reuniones, antes de entrar en ellas, liberaos de todo lo que tengáis en vuestro corazón, liberad vuestros pensamientos y vuestras mentes de todo excepto de Dios, y hablad con vuestro corazón. Que todos podáis hacer de ésta una reunión de amor, haced de ella la causa de la iluminación, haced de ella una reunión de atracción de los corazones, envolved esta reunión con las Luces del Concurso Supremo, para que podáis estar reunidos con el máximo amor. – [Traducción Provisional de Oriana Vento].
Dado que la Fe bahá’í no tiene clero –por mandato directo de Bahá’u’lláh–, las devociones son planificadas por la Asamblea Espiritual Local, o por individuos o grupos de creyentes. Las celebraciones varían de una comunidad a otra y pueden incorporar música, lecturas de las Escrituras y oraciones, u otros elementos. Pueden ser muy diversos y reflejar la composición de la comunidad. Los bahá’ís Lakota Sioux, por ejemplo, pueden celebrar la Fiesta con una danza de aro; los bahá’ís de otros lugares pueden celebrar la Fiesta con música gospel u otro tipo de música folclórica.
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En la parte consultiva/administrativa de la Fiesta, los bahá’ís discuten y consultan juntos sobre cosas como las actividades de la comunidad, o reflexionan y responden a las comunicaciones recibidas de las instituciones nacionales e internacionales de la Fe.
Por supuesto, se anima tanto a la comunidad en su conjunto como a individuos o familias a celebrar devocionales en cualquier momento en nuestro Centro Bahá’í local o en sus propios hogares, y los bahá’ís también observan una serie de Días Sagrados anuales que marcan acontecimientos significativos en la historia de la Fe con adoración y celebración. Incluso en los aspectos administrativos de la Fe, los bahá’ís hacen hincapié en el espíritu.
Aquí, nuevamente, Abdu’l-Bahá se refiere al tema de las reuniones bahá’ís:
Esforzaos en cada reunión para que se realice la Cena del Señor y descienda el alimento celestial. Este alimento celestial es el conocimiento, la comprensión, la fe, la seguridad, el amor, la afinidad, la bondad, la pureza de propósito, la atracción de los corazones y la unión de las almas …. Cuando la reunión se lleva a cabo de esta manera, entonces Abdu’l-Bahá también está presente en corazón y alma, aunque Su cuerpo no esté con vosotros. [Traducción Provisional de Oriana Vento].
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