Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Cuando el punto de vista de alguna persona sobre temas sociales, religiosos o políticos difieren o se oponen a los tuyos, puede ser difícil continuar la conversación con esta persona.
A veces parece imposible hacerlo en esta era tan polarizada, es como si hubiese una gran muralla entre nosotros o un gran abismo que no podemos atravesar. Pero, aun así, algunos tratamos de encontrar la manera. El enfoque Bahá’í sobre la unidad nos brinda una luz de guía en este camino.
Este no se centra en la satisfacción de probar nuestro propio punto de vista o sentirse reivindicado en un debate. Lo que está en juego es la vida y bienestar de otros al discutir estos temas. No es suficiente pretender que no nos importa, o que la situación no tiene solución. La verdadera compasión por el sufrimiento de la humanidad puede infundirnos determinación para nunca rendirnos. Asi que, incluso cuando parezca imposible superar las barreras de la opinión pública, muchos sentimos que debemos seguir intentándolo. Sentimos el deber de ver qué percepciones positivas podríamos sacar de aquellos con los que estamos en desacuerdo.
Las enseñanzas Bahá’ís dicen:
«… No os miréis como extraños los unos a los otros. Sois las frutas de un mismo árbol y las hojas de una misma rama» – Tablas de Bahá’u’lláh, p. 163.
Es fácil identificarnos con esas palabras cuando pensamos en ellas, pero es más difícil cuando intentamos aplicarlas en la vida cotidiana. Cuando los puntos de vista están en tal grado de desacuerdo y los puntos de coincidencia son mínimos, puede parecer imposible no considerar a estas personas como extraños.
Una manera de superar ese obstáculo: no hagas de tu opinión la norma mediante la cual se deban medir todas las otras opiniones. La sabiduría que podamos tener no es la única existente. El camino que nosotros elijamos, no es el único medio que conduce a metas elevadas. La prominente bahá’í del siglo XX, Ruhiyyih Rabbani ofreció estos consejos:
«Los Bahá’ís deben siempre tener en cuenta que en el mundo actual la idea de unidad, ya sea desarrollada por algún grupo político o religioso, se basa en el concepto de uniformidad: “Esto es, acepta mi filosofía, mi manera de hacer las cosas, mis normas de vida y luego podremos tener un mundo unido y pacífico”. El concepto desarrollado por Bahá’u’lláh, por el contrario, está basado en la diversidad; esta es una gran diferencia, así como lo es el concepto sobre el hombre y la Divina revelación de Dios, y nos lleva a verdaderamente comprender las palabras de Bahá’u’lláh» -Ruhiyyih Rabbani, Manual para pioneros, p. 32.
Ella no decía que nada importa, ni tampoco que cada uno crea lo que quiera creer, en lugar de esto, sugiere que se debe prestar mayor atención a los puntos de coincidencia en lugar de los puntos de discrepancia. Debemos ampliar nuestros círculos y no ser tan rápidos para excluir.
La perspectiva inclusiva de Ruhiyyih Rabbani contrasta claramente con ciertas tendencias que generalmente encontramos en el ámbito de opinión pública. Los debates sobre temas sociales, culturales, religiosos y políticos se llevan a cabo como lo hacen las guerras, revueltas y batallas, solo que de corazones y mentes. Escuchamos, elegimos un bando y luchamos. Pero ¿quién puede afirmar que siempre existe una separación marcada de blanco y negro entre un bando y otro? La opinión pública es más compleja, matizada y fragmentada.
Si examinamos la opinión pública cuidadosamente, veremos que muy pocas personas piensan exactamente de la misma manera que otra. En lugar de que esto nos aísle, este hecho en realidad nos brinda una oportunidad para una unidad más grande. Vivir en una comunidad significa que siempre estamos rodeados por personas con diferentes perspectivas sobre temas importantes, incluso si las diferencias son pequeñas. No podemos esperar que unas personas vivan en un lado y todos los demás, en otro. Siempre estaremos en acuerdo o desacuerdo en formas ligeramente diferentes.
Vivir con aquellas diferencias es lo que hacemos actualmente de todas maneras. Podemos usar esta experiencia y una gran dosis de amor para comunicarnos amablemente con la mayor cantidad de personas posible. Si es que no logramos hacerlo con alguien, tal vez otra persona pueda hacerlo. Así que deberíamos tratar de llegar especialmente a ese tercero que está en el medio.
Esperar uniformidad es una fantasía imposible. Sin embargo, las personas más sabias entre nosotros no dejan que esto los detengan. Existe un gran valor en tratar de influenciar la opinión pública en una dirección positiva, incluso si el resultado no se alinea al 100 por ciento con nuestra opinión personal. Esta puede ser la única manera de comunicarnos con alguien con el que estemos en notable desacuerdo. Tal vez nunca se podría tener una conversación que sea completamente en nuestra forma de pensar, pero nuestra capacidad de impulsar las cosas hacia una mejor dirección puede ser esencial para que el discurso público continúe siendo una conversación que valga la pena tener.
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo