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Religión

Cómo la Fe Bahá’í redefine la religión

Ali Helmy | Jul 26, 2019

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Ali Helmy | Jul 26, 2019

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La palabra religión lleva consigo diferentes connotaciones, sosteniendo niveles enteros de comprensión dentro de su paradigma multifacético. Sin embargo, en lugar de abolir la palabra religión, la Fe Bahá’í la reformula completamente.

De hecho, la religión misma experimenta un tremendo cambio de paradigma a la luz de los escritos bahá’ís, además de un profundo cambio en la forma cómo millones de bahá’ís en todo el mundo practican su Fe.

Para los bahá’ís, la religión no es un sistema institucionalizado de filosofía que dicta un código de leyes a seguir arbitrariamente, o un modo antiguo superficial de pensamiento encubierto y rutinario que se filtra en nuestra era moderna / posmoderna.

En cambio, los bahá’ís entienden que la religión como término necesita ser revisada y revitalizada. Por lo tanto, las enseñanzas bahá’ís ofrecen una nueva definición y un punto de vista diferente. Abdu’l-Bahá definió la religión como «la filosofía más verdadera» que construye «la única civilización duradera»:

…a menos que se eduque el carácter moral de una nación, así como su cerebro y su talento, la civilización no tiene bases seguras.

Al inculcar moralidad, la religión es por tanto la verdadera filosofía, y sobre ella se edifica la única civilización duradera. -Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 41.

Por supuesto, ningún gobierno puede legislar la moralidad. La autoridad civil solo puede establecer leyes y restringir los vicios externos y los comportamientos criminales, pero no cuando nadie está mirando. En otras palabras, las personas siempre encontrarán lagunas para eludir la ley, a menos que sus estándares morales internos les impidan hacerlo. La religión, a diferencia del mero gobierno, impregna a las personas con un sentido de moralidad, de lo que es correcto e incorrecto, y elimina el comportamiento externo e interno. Por lo tanto, los bahá’ís creen que la religión es esencial para el crecimiento humano:

Y entre las enseñanzas de Bahá’u’lláh está que la religión es un gran baluarte. Si el edificio de la religión se estremece y tambalea, se sigue la conmoción y el caos y se trastorna absolutamente el orden de las cosas, pues en el mundo de la humanidad hay dos resguardos que protegen al hombre contra la perversidad. Uno es la ley que castiga al criminal; pero la ley impide sólo el crimen manifiesto y no el pecado encubierto; mientras que el resguardo ideal, a saber, la religión de Dios, impide tanto el crimen manifiesto como el encubierto, forma al hombre, enseña la conducta moral, obliga la adopción de virtudes y es el poder omnímodo que garantiza la felicidad del mundo de la humanidad. Pero con religión se quiere decir lo que se determina mediante la investigación y no aquello que se basa en la mera imitación, los fundamentos de las Religiones divinas y no las imitaciones humanas. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá, pp. 225-226.

Sí, las enseñanzas bahá’ís dicen que las fuerzas de la religión, o al menos las fuerzas de la religión corrupta, han dividido a las personas y causado guerras:

Es cierto que hay personas necias que nunca han examinado según corresponde los principios fundamentales de las Religiones divinas, quienes han asumido como criterio la conducta de unos pocos religiosos hipócritas y han medido a todas las personas religiosas por este rasero, concluyendo sobre dicha base que las Religiones constituyen un obstáculo para el progreso, un factor de división y una causa de la malevolencia y enemistad entre los pueblos. Ni siquiera han observado este punto, a saber, que los principios de las Religiones divinas apenas pueden evaluarse por los hechos de quienes sólo proclaman seguirlas. Pues toda cosa excelente, por incomparable que sea, puede desviarse hacia propósitos torcidos. Una lámpara encendida en las manos de un niño ignorante o de un ciego no disipa la oscuridad circundante ni alumbrará la casa: prenderá fuego tanto al portador como a la casa ¿Podemos, en tal situación, culpar a la lámpara? ¡No, por el Señor Dios! – Abdu’l-Bahá, El secreto de la civilización divina, pág. 42.

Sin embargo, las enseñanzas bahá’ís también dicen que el declive gradual en la religión, que le sucede a cada Fe cuando su poder espiritual comienza a disminuir, genera la eventual liberación de una religión nueva y revitalizante en su lugar:

Desde los días de Adán hasta hoy, se han puesto de manifiesto las religiones de Dios una tras otra. Cada una de ellas cumplió su función debida, vivificó a la humanidad y proporcionó educación e ilustración. Libraron a las gentes de la oscuridad del mundo de la naturaleza y les hicieron entrar en el esplendor del Reino. A medida que se revelaba cada sucesiva Religión y Ley, durante algunos siglos permanecía como un árbol cargado de frutos y a ella le era encomendada la felicidad de la humanidad. Sin embargo, al transcurrir los siglos, envejecía, ya no florecía ni daba fruto, por lo cual era entonces rejuvenecida nuevamente.

La religión de Dios es una sola religión, mas debe ser siempre renovada. Moisés, por ejemplo, fue enviado a la humanidad; Él estableció una ley, y por esa ley mosaica los hijos de Israel fueron librados de su ignorancia y fueron iluminados; fueron rescatados de su abyección y alcanzaron una gloria que no palidece. Sin embargo, a medida que transcurrieron lentamente los años, se acabó ese esplendor, se ocultó esa refulgencia y se volvió noche ese día luminoso; y una vez que esa noche se hizo triplemente oscura, despuntó la estrella del Mesías, de modo que una gloria iluminó nuevamente el mundo.

Lo que queremos decir es esto: la religión de Dios es una sola, y es la educadora de la humanidad, mas necesita ser renovada. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 40.

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