Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Bahá’u’lláh, el fundador de la fe bahá’í, dejó este mundo físico el 28 de mayo de 1892. En todas las religiones, la muerte de su fundador marca un evento trascendental, así que ¿cómo observan los bahá’ís la ascensión de Bahá’u’lláh?
Esencialmente, los bahá’ís recuerdan este día de luto cada año centrándose en la vida y las enseñanzas de Bahá’u’lláh, y dando testimonio de la creencia de que el espíritu de Bahá’u’lláh no murió, sino que se ha liberado de las limitaciones terrenales al ascender a un reino superior.
Los 75 años de Bahá’u’lláh en esta Tierra tuvieron un impacto asombroso en la humanidad. Como fundador de la más reciente religión global, sus tres cuartos de siglo aquí fueron testigos de un notable número de eventos heroicos y desgarradores.
Bahá’u’lláh vivió una secuencia de roles inmensamente importantes: un noble persa, un poeta, un místico, el reconocido y celebrado «Padre de los pobres» de su país, un prisionero de conciencia, una víctima de tortura, un exiliado y, sobre todo, el mensajero divino que fundó y promulgó la segunda religión más extendida del mundo, la fe bahá’í:
Revelación que, desde tiempo inmemorial, ha sido aclamada como el Propósito y la Promesa de todos los Profetas de Dios y como el más caro Deseo de Sus Mensajeros, ha sido ahora manifestada a los hombres en virtud de la penetrante Voluntad del Todopoderoso y por Su irresistible mandato. El advenimiento de tal Revelación ha sido anunciado en todas las Sagradas Escrituras. Ve d cómo, a pesar de tal anuncio, la humanidad se ha desviado de Su camino y se ha apartado de Su gloria.
Di: ¡Oh amantes del único Dios verdadero! Esforzaos por reconocerle y conocerle de verdad y observar adecuadamente Sus preceptos. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh.
La palabra bahá’í significa «seguidor de Bahá’u’lláh» – y su asombrosa vida se ha convertido ahora en un modelo de progreso espiritual y social para millones y millones de personas en todo el mundo. Los bahá’ís, que provienen de cada clase, cada nación, cada grupo racial y cada origen religioso, se han comprometido a la comunión universal, la unidad y el amor, siguiendo los ideales y principios que Bahá’u’lláh enseñó.
Durante su vida, Bahá’u’lláh sufrió enormemente como exiliado y prisionero, pero su nueva Fe atrajo la lealtad de muchos. Así que cuando Bahá’u’lláh pasó de esta vida a la siguiente en 1892, algunos observadores e historiadores se preguntaron si su nueva Fe sobreviviría.
Para sorpresa de muchos, la fe bahá’í no sólo sobrevivió después de la muerte de Bahá’u’lláh, sino que prosperó, creció rápidamente y se extendió a todos los continentes. Más importante aún, fue capaz de mantener la integridad y la unidad que enseñaba Bahá’u’lláh, sin dividirse en las sectas hostiles y las divisiones beligerantes que han plagado frecuentemente las nuevas religiones inmediatamente después del fallecimiento de sus fundadores.
A pesar de la constante persecución, exilio, encarcelamiento y tortura que sufrió Bahá’u’lláh como resultado de sus enseñanzas progresistas, Bahá’u’lláh logró evitar esas divisiones díscolas estableciendo una Alianza escrita en la que pasó el liderazgo de la fe bahá’í a Abdu’l-Bahá, su hijo mayor.
Cuando Abdu’l-Bahá falleció casi 30 años después en 1921, nombró a su nieto Shoghi Effendi como el Guardián de la Fe y el centro de esa Alianza. Hoy, tras el fallecimiento del Guardián en 1957, no queda ningún jefe designado de la fe bahá’í, sino que el liderazgo se ha transferido al órgano administrativo mundial elegido democráticamente, llamado La Casa Universal de Justicia. La Alianza bahá’í, el acuerdo vinculante que une a todos los fieles bahá’ís en dirección al jefe designado o elegido de la Fe para recibir orientación y guía, fue desafiada pero nunca comprometida, y los bahá’ís como cuerpo de creyentes permanecen unidos y entusiastas en todo el mundo hasta el día de hoy.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que Bahá’u’lláh sufrió esos terribles ataques durante las últimas cuatro décadas de su vida, al igual que todos los profetas de Dios, como un sacrificio por toda la humanidad y como un ejemplo del poder de la unidad. Abdu’l-Bahá dijo que Bahá’u’lláh:
…soportó todas estas ordalías y calamidades para que nuestros corazones se vuelvan encendidos y radiantes, nuestros espíritus sean glorificados, nuestras faltas se conviertan en virtudes, nuestra ignorancia se transforme en conocimiento. Para que logremos los frutos reales de la humanidad y obtengamos gracias celestiales; para que, aunque peregrinos sobre la tierra, recorramos el camino del reino celestial, y aunque pobres y necesitados, podamos recibir los tesoros de la vida eterna. Por esto Él ha soportado estas dificultades y aflicciones. – La promulgación a la paz universal.
Las enseñanzas bahá’ís enfatizan la naturaleza sagrada de los derechos humanos de todas las personas, la igualdad de los sexos, la unidad de todos los grupos raciales y étnicos y la promulgación de la paz universal. Los bahá’ís creen en la investigación independiente de la verdad y en la absoluta libertad de todos para adorar a Dios como deseen. Esas ideas desafiantes, junto con muchas otras enseñanzas bahá’ís progresistas, hicieron que los clérigos y gobiernos persas y otomanos sometieran a los bahá’ís a cuatro décadas de castigos crueles e inusuales, en un intento inútil de destruir su Fe. Bahá’u’lláh sufrió terriblemente, no por ningún crimen, sino por promulgar los principios pacíficos de su nueva Fe. A pesar del fallecimiento de Bahá’u’lláh, la fe bahá’í continúa creciendo, desarrollándose y prosperando en todos los rincones del planeta.
Es así que los bahá’ís de todo el mundo se reunieron a las 3 a.m. de hoy para observar el aniversario de la muerte de Bahá’u’lláh. En esos miles de momentos solemnes y de oración, llenos de contemplación meditativa y de recuerdo, los bahá’ís de todo el mundo reflexionan sobre las poderosas enseñanzas de esta Fe relativamente nueva y recuerdan los sacrificios extremos que fueron necesarios para llevar el mensaje bahá’í de unidad a la humanidad. Cuando su padre Bahá’u’lláh falleció, Abdu’l-Bahá escribió: «El Sol de la Verdad, aquella Muy Grande Luz, se ha puesto en el horizonte del mundo, para surgir con imperecedero esplendor sobre el Dominio del Ilimitado».
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