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¿Cómo unió Muhammad a las tribus en guerra de Arabia?

John Hatcher | Ago 1, 2022

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John Hatcher | Ago 1, 2022

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Al igual que Cristo, cuyas profecías él cumple, los primeros años de vida de Muḥammad como conductor de caravanas no parecían presagiar su posición como profeta de Dios.

El padre de Muhammad murió antes de que él naciera, y su madre murió cuando Muhammad tenía seis años. Entonces pasó al cuidado de su abuelo paterno. Cuando el abuelo murió dos años después, Muhammad quedó al cuidado de su tío Abu Talib, jefe de la tribu Banu Hashim y comerciante de profesión.

A la edad de 10 años, mientras acompañaba a su tío en un viaje a Siria, Muhammad se encontró por primera vez con alguien que parecía discernir en él un signo de futura grandeza. En la ciudad siria de Bosra, Muhammad conoció a Bahira, un monje cristiano. A partir de su estudio de las escrituras cristianas, Bahira reconoció en Muhammad al que cumpliría la profecía de Cristo sobre el envío de un «Consolador» o Paráclito, como se promete en el Evangelio de Juan, capítulo 14, versículo 26:

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Esta alusión a la infancia de Muhammad recuerda inmediatamente el único episodio, citado en Lucas 2:39-52, relativo a la infancia de Jesús. A los doce años, Jesús fue encontrado en el templo por sus frenéticos padres, que pensaban que su hijo estaba perdido:

Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.

Mientras que Jesús era consciente de su posición antes de los 30 años, el episodio que marca el inicio de las primeras insinuaciones de Muhammad sobre su revelación y misión no ocurrió sino hasta los 40 años.

Mientras tanto, Muhammad había adquirido el apodo de «Al Amin» («El de confianza») por su honestidad y su carácter recto. También tuvo un matrimonio feliz con una viuda rica llamada Jadiyah, con la que se casó cuando él tenía veinticinco años y ella cuarenta.

En algún momento de la década siguiente, Muhammad comenzó a tomar la costumbre de pasar varias semanas al año meditando en una cueva del monte Hira. En el año 610, el ángel Gabriel se le apareció a Muhammad y le ordenó recitar versos. Durante los tres años siguientes, Muhammad desarrolló un régimen de oración y meditación, paralelo temáticamente a los cuarenta días de meditación y reflexión de Cristo en el desierto tras la insinuación de su revelación.

Durante este periodo, las revelaciones continuaron y, con el tiempo, Muhammad comenzó a predicar los mensajes que le habían sido revelados. La primera en creer en su condición de profeta (nabi) y de mensajero divino (rasul) fue su esposa Jadiyah, y el segundo fue su joven primo Alí, que entonces solo tenía 10 años. Alí se casaría más tarde con la hija de Muhammad, Fátima, y, según las creencias chiíes y bahá’ís, se convertiría en el sucesor designado de Muhammad, o el primer imán.

Aunque merece la pena relatar los procesos espirituales, sociales y políticos que siguieron a estas primeras manifestaciones de la revelación de Muhammad, la fecha que se suele dar al comienzo del Islam es el año 622, cuando, bajo la amenaza de muerte de los enemigos de sus enseñanzas en La Meca, el profeta de 52 años emigró de La Meca a Medina con la ayuda de Alí, donde comenzó a establecer leyes, a asegurar pactos para las relaciones pacíficas entre los diversos grupos tribales en guerra y a establecer la primera ummah o comunidad musulmana. Los escritos bahá’ís, en concreto el libro de Abdu’l-Bahá Contestaciones a unas preguntas, detallan la difícil y desalentadora tarea que supuso forjar esta unidad:

 En resumen, Mahoma apareció en el desierto de Hijáz, en la península arábiga, que por entonces no era más que un desolado, estéril e inhabitado desierto. Algunas ciudades como la Meca y Medina eran extremadamente calurosas. Los habitantes de Arabia eran nómadas caracterizados por los usos y costumbres propios de los habitantes del desierto, y por tanto absolutamente desprovistos de educación y ciencia…

En tal país y entre tales tribus bárbaras, un hombre analfabeto vino a revelar un libro donde en lenguaje perfecto y elocuente se explican los atributos y perfecciones divinos, el carácter profético de los mensajeros de Dios, así como las leyes divinas y algunos hechos científicos.

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Esta primera comunidad islámica se convertiría en el modelo del proceso por el que los principios espirituales podían inculcarse en un sistema político ingenioso y eficaz. Para entonces, el Imperio Romano se había derrumbado y las migraciones tribales conquistaron las antiguas colonias romanas, entre ellas la Galia (Francia) y Britania (Inglaterra).

Las enseñanzas bahá’ís categorizan a Muhammad como una de las grandes manifestaciones y fundadores de la revelación religiosa continua del Creador, como un mensajero sagrado y un educador universal, como el retorno y la reaparición de los profetas anteriores:

Recapitulando, durante trece siglos numerosos pueblos del Oriente han recibido educación a la sombra de la religión de Mahoma. En el transcurso de la Edad Media, mientras Europa se encontraba en los más profundos abismos de la barbarie, los pueblos árabes aventajaban a los demás pueblos de la Tierra en civilización, ilustración, administración, artes, matemáticas y otras ramas del saber. El iluminador y educador de estas tribus árabes, y el fundador de la civilización y las perfecciones humanas en el seno de esas diferentes razas, fue un hombre analfabeto: Mahoma. ¿Fue o no fue este ilustre hombre un Educador? Hay que juzgar con equidad.

Debido a estas enseñanzas unificadoras, los bahá’ís consideran que todas las manifestaciones y mensajeros de Dios surgen de la misma Fuente y llevan el mismo mensaje básico a la humanidad.

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