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Espiritualidad

Ejercicios espirituales para mejorar la condición del alma

Jaellayna Palmer | Dic 19, 2018

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Jaellayna Palmer | Dic 19, 2018

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Mientras recibía tratamiento por una lesión en la espalda y la cadera, mi fisioterapeuta me recomendó que tomara algunas clases de pilates.

A través de su clínica, me inscribí en una serie especialmente dirigida para personas con problemas de espalda parecidos a los míos. Antes había hecho pilates, esto gracias a que mis instructores de acondicionamiento físico incorporaban algunos movimientos en nuestras rutinas. Pero esta es la primera vez que lo experimento de forma tan plena, siendo que finalmente entiendo la diferencia entre «abdominales» y «núcleo» en un sentido literal y físico.

Como la palabra en sí sugiere, el núcleo de una persona se encuentra en la parte interior más profunda. Está relacionado tanto con el equilibrio como con la fuerza y a menudo se pasa por alto en favor de otros grupos musculares más visibles. Me puse a pensar en la palabra «núcleo» como un símbolo de mi propio ser espiritual, y pronto descubrí muchos paralelos.

Mi núcleo espiritual mantiene todo lo demás en su lugar. Aunque invisible para el ojo, la debilidad dentro de este se detecta fácilmente cuando la vida se siente fuera de balance y confusa. Cuando sé quién soy y qué estoy haciendo; cuando estoy confiado y resuelto: mi núcleo está intacto.

Un núcleo físico fuerte protege a los otros músculos de lesiones, y un núcleo espiritual fuerte me protege de pensamientos y acciones dañinas. Este logra hacerlo al estar al centro de mis creencias más importantes. Esto, a su vez, es la fuente de mi integridad en la medida en que mis acciones reflejan mis creencias.

El fortalecimiento de mi núcleo físico requiere tiempo, compromiso y la práctica de una serie de ejercicios. Entre los mecanismos para lograr fortalecer mi núcleo espiritual está la reflexión profunda, el estudio, la mentalidad abierta, la consulta con los demás y la percepción.

Estar físicamente equilibrado significa coordinar partes del cuerpo. En mi núcleo interno, esto significa estar coordinado con otras cualidades personales. John Kolstoe ofrece esta lista desde una perspectiva bahá’í:

Para mantener el equilibrio se requiere la forma más elevada de fortaleza, confianza y seguridad en la relación con Dios.- John E. Kolstoe, La Consulta, pág. 21.

Mi relación con Dios, como se menciona en esa cita, es la clave de toda esta discusión. Las enseñanzas bahá’ís colocan esa relación en el centro de cada alma humana:

Si el cuerpo no estuviese animado por el alma, cesaría de existir… La verdadera felicidad depende del bien espiritual y de mantener el corazón siempre dispuesto para recibir la Munificencia Divina. – Abdu’l-Bahá, La Sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 141.

La motivación por fortalecer mi núcleo espiritual, las prácticas para lograrlo, el enfoque en los resultados, todo esto está vinculado a mi propio ser espiritual. En última instancia, es mi conexión con el Creador lo que vive dentro de mí y lo que comprende mi verdadero ser.

Para explorar aún una dimensión más, Anne Morrow Lindbergh ofrece esta idea sobre la relación entre mi núcleo espiritual y mi relación con otras personas: «Solo cuando uno está conectado a su propio núcleo puede conectarse con los demás». – Anne Morrow Lindbergh, Regalo del mar, pág. 38.

Volviendo a los ejercicios de pilates, a veces no son especialmente emocionantes. Gran parte del tiempo prefiero hacer algo más activo; sin embargo, sé que la disciplina y la paciencia traerán resultados. Esto puede significar dejar de lado otras actividades que pueden ser tentadoras o distractoras, pero estoy motivada por la confianza que tengo en ver resultados.

Por el contrario, los ejercicios requeridos para mi núcleo espiritual nunca son aburridos y nunca se terminan. Aquí es donde la comparación entre el núcleo físico y el núcleo espiritual se diferencian. Fortalezco mi núcleo espiritual a través de la vida diaria: ser feliz en todas las circunstancias; estar agradecida por mi vida y las bendiciones que recibo; sintiendo compasión; expresando amor a través del servicio y tomando tiempo para el estudio, la oración y la meditación.

Existe otra posibilidad más. Puedo invitar a un amigo a que me acompañe en el estudio o en la oración. De manera similar a los ejercicios físicos en los que las personas equilibran el peso de cada una, el resultado será que ambos nos volveremos más fuertes y equilibrados, hasta fortalecer el núcleo.

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