Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Cómo puede algún artista hacer justicia a uno de los libros más místicos del mundo? En esta entrevista con Paloma Piano, exploramos esa pregunta.
Paloma Marin es más conocida por su nombre de músico: Paloma Piano. Nacida y criada en Bogotá, Colombia, descubrió por primera vez la Fe Bahá’í cuando era niña, pero no fue hasta la edad de 22 años que comenzó a considerarse una bahá’í.
Paloma es una artista multidisciplinaria, ha estudiado composición musical y producción en EMMAT y diseño de joyas en “Artesanías de Colombia”, también es pintora y poeta.
La primera vez que escuché su álbum, 7 Valles, hace unos meses, descubrí que su viaje musical a través del libro místico de Bahá’u’lláh, Los siete valles, resonaba en mí en un nivel espiritual muy profundo. Los Siete Valles es un libro escrito por Bahá’u’lláh en la estructura de un poema lírico, y sigue el camino del alma humana en su viaje espiritual. El alma pasa a través de diferentes etapas, reinos y emociones, a través de siete “valles”, en un camino que conduce hacia Dios.
¡Escucha el álbum de 7 valles de Paloma Piano mientras lees la entrevista!
Escuchando atentamente su interpretación musical de Los siete valles, estaba ansiosa por aprender sobre el viaje creativo y espiritual que llevó a Paloma a componer y producir su álbum.
En la primera parte de esta entrevista de tres series, aprendemos sobre el viaje creativo y espiritual de Paloma que la llevó a grabar su primer álbum “7 Valles”, qué aspectos de la Fe Bahá’í la inspiran más como artista, cómo cree que puede contribuir el arte a la transformación social y al emocionante lanzamiento de su segundo proyecto musical, EÓN.
P: ¿Cuándo tuviste tu primer contacto con el arte? ¿Quiénes son tus principales inspiraciones en la vida?
A: Mis dos padres me inspiran. Desde que era pequeña, mi padre solía leerme mis historias en voz alta. Me leía cuentos de Oscar Wilde, Isaac Asimov, Edgar Allan Poe. También me leyó poemas de Pablo Neruda, León de Greiff, Porfirio Barba Jacob, Rafael Pombo, Federico García Lorca entre muchos otros. Creo que todo esto ayudó a inspirar y expandir mi imaginación. Mi madre, por otro lado, me animó a pintar y hacer manualidades. En la casa donde vivíamos solía crear todo tipo de cosas. Mi madre me ayudó en todos mis proyectos, ya que es muy buena diseñando y construyendo cosas. Es difícil recordar todas las clases en las que me inscribió; recuerdo que tuve clases de arcilla, porcelana, pintura, teatro, piano, guitarra, flauta y muchas otras.
Pasé mi infancia y adolescencia creciendo en Bogotá, Colombia. Una de las cosas que también me encantó de mi infancia fue que todos los domingos mi familia y yo caminábamos juntos hacia una montaña llamada La Balbanera en un pueblo llamado Chia. Mi padre solía jugar este juego con nosotros, donde teníamos que guardar silencio y concentrarnos en escuchar todo lo que nos rodeaba y luego compartir nuestra experiencia entre nosotros. Él me mostró cómo estar presente y apreciar la belleza de la naturaleza, los árboles, las montañas, el cielo, el viento. Habló sobre la importancia de la naturaleza, de cuestionar nuestro lugar en el universo infinito y tener conversaciones de buena calidad. Tengo suerte de tener unos padres tan maravillosos.
P: ¿Podrías compartir un poco sobre tu viaje creativo y qué te inspiró a convertirse en una artista multidisciplinaria?
R: Convertirme en un artista es algo que realmente no elegí, simplemente sucedió. Mis padres siempre me dieron la libertad de tomar mis propias decisiones y seguir mis sueños. Siempre me han apoyado en mis proyectos creativos. Creo que el camino de un artista es una forma de vida que simplemente se traduce en diferentes medios, idiomas y formas de conectarse a la vida. Una vez que entendí esto, me di cuenta de que al final del día todo lo que estaba haciendo era conectarme al mundo a través de diferentes niveles o dimensiones. Por ejemplo, la música es una de estas dimensiones que también se puede traducir a una imagen u otro tipo de código.
Como artistas estamos inmersos un medio que se mueve y cambia constantemente, los sonidos que emitimos son frecuencias que también pueden traducirse a diferentes colores, idiomas y formas. Lo mismo con la música y los números, o las líneas en nuestra piel o una hoja o piedra. Todos hablan de diferentes realidades, información, que diverge en este espacio y condiciona la forma del universo. Esta cita de Abdu’l-Bahá expande la idea de que estamos en un lugar de posibilidades infinitas con el poder de crear, todos somos artistas que navegan en diferentes perspectivas:
“…la miríada de formas y organismos del ser fenoménico y de la existencia en cada reino del universo es innumerable”. – Abdu’l-Bahá, La Promulgación a la Paz Universal, p. 292.
P: Eres una pintora, poeta, diseñadora de joyas y músico. ¿Cómo se comunican entre sí todos estos medios y tu música?
R: A nivel personal, cada forma de arte habla de diferentes realidades dentro de mi propio ser y lo que estoy experimentando. Por ejemplo, mi relación con la pintura y la joyería es muy optimista. A través de estos medios, me siento inspirada para mostrar lo que considero bello en la naturaleza, el color, la energía, los conceptos de libertad y espiritualidad. También puedo expresar los lugares más oscuros de mi conciencia y retratarlos como algo fascinante.
Con la música tiendo a ser más melancólica y existencial. Aquí es donde aparecen mis notas más pesadas. Sin embargo, a veces, en momentos muy especiales cuando toco música siento que una emoción diferente entra en la ecuación: esa emoción en la que te sientes completamente en paz y quieto, un estado de unidad con todo lo que me resulta difícil poner en palabras. Es uno de los sentimientos que siento más intensamente cuando estoy inmersa en la naturaleza, cuando medito o oro. Estos momentos son donde aparecen las mejores melodías y armonías. También me viene a veces a la hora de pintar y hacer joyas. Abdu’l-Bahá habla sobre el papel de la meditación para ayudarnos a conectarnos con el mundo espiritual para descubrir misterios divinos y traducirlos a lo visible a través de las artes y las ciencias:
“La meditación es la llave que abre las puertas de los misterios. En ese estado, el ser humano se abstrae; en esa actitud se aísla de todos los objetos que le rodean; en este estado subjetivo se sumerge en el océano de la vida espiritual, y puede descubrir los secretos de las cosas en sí mismas. Para ilustrar esto, pensad en un individuo dotado con dos clases de vista: cuando usa el poder de la visión interior, el poder de la visión exterior no ve. Esta facultad de la meditación libera al ser humano de la naturaleza animal, le hace discernir la realidad de las cosas y le pone en contacto con Dios.
Esta facultad hace aparecer desde el plano invisible las ciencias y las artes. A través de la facultad meditativa, se hacen realidad las invenciones y se llevan a cabo colosales empresas; gracias a ella, los gobiernos pueden gobernar con tranquilidad. Por intermedio de esta facultad, el ser humano entra en el mismo Reino de Dios”. – Abdu’l-Bahá, La Sabiduría de Abdu’l-Bahá, p. 212.
P: ¿Cómo las enseñanzas de la Fe Bahá’í nutren tu trabajo como artista? ¿Hay algún pasaje específico de los escritos bahá’ís que haya influido en tu trabajo? ¿Podrías compartir algunos ejemplos?
R: Hoy en día, todos mis proyectos tienen una relación directa o indirecta con las escrituras de Bahá’ís. Siempre descubro un nuevo significado en las enseñanzas bahá’ís, o nuevos pasajes que me sorprenden y presentan nuevas perspectivas universales, y con el tiempo se vuelven más claras y lógicas. Uno de mis libros favoritos escritos por Bahá’u’lláh es Los siete valles, que habla sobre el viaje del alma. Este libro inspiró mi primer álbum, al que llamé 7 Valles. El proceso de creación involucró la identificación de canciones que ya compuse en mi infancia y en mi vida adulta que se conectaron con la del viaje de los caminantes a través de Los Siete Valles:
“Y es más, se dice que siete son las etapas que jalonan la jornada del caminante desde la morada de polvo hasta la Patria celestial. Algunos la llaman los Siete Valles, otros las Siete Ciudades. Y dicen que el caminante no alcanzará el Océano de la cercanía y la unión, ni beberá del incomparable Vino, hasta que no se desprenda de sí mismo y atraviese estas etapas”. – Bahá’u’lláh, Los Siete Valles, 4.
Escucha la música de Paloma en SoundCloud.
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