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Cultura

El coronavirus y la Tragedia de los Comunes

Julia Roman | Abr 13, 2020

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Julia Roman | Abr 13, 2020

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Probablemente lo has visto en Facebook – un video de dos mujeres en un supermercado arañando y gritándose por un paquete de papel higiénico.

Muchos de estos tristes videos han circulado en los medios sociales y en las noticias desde el brote del coronavirus.

Estas mujeres, evidentemente egoístas, ponen sus propias necesidades por encima de las de sus compañeros. El brote de coronavirus ha asustado a muchos de nosotros, y como resultado la gente de todo el mundo acumula de forma desmedida el papel higiénico, suministros sanitarios, agua, etc.

La dramática ironía de este cuento: de hecho, estos individuos se lastiman inconscientemente a sí mismos en sus búsquedas egoístas. Esto me recordó un término que aprendí en la universidad conocido como «La Tragedia de los Comunes».

La Tragedia de los Comunes se refiere a una situación en la que los individuos actúan únicamente en función de sus propios intereses, sin tener en cuenta el bien común, lo que inevitablemente conduce al deterioro o al agotamiento de los recursos.

La historia de los caladeros del Gran Banco de Terranova nos da un ejemplo perfecto de la Tragedia de los Comunes. Durante siglos, los caladeros del Gran Banco frente a la costa de Terranova fueron conocidos por su abundante suministro de pescado, que atrajo a exploradores y pescadores de todo el mundo. Sin embargo, los años 60 y 70 trajeron nuevas tecnologías que permitieron a los barcos pesqueros capturar mayores cantidades de bacalao como nunca antes. Actuando por sus propios intereses económicos, los pescadores continuaron capturando enormes cantidades de bacalao a pesar de la posibilidad de destrucción ecológica. En consecuencia, la población de peces disminuyó y la población de bacalao no pudo reponerse durante las siguientes temporadas. Lamentablemente, las poblaciones de bacalao sufrieron daños irreparables y es probable que nunca se recuperen debido a la sobrepesca.

Ejemplos como este abundan, causando la destrucción del medio ambiente que literalmente socava todo nuestro ecosistema.

Así que, podríais preguntaros, ¿qué tienen que ver los peces con el coronavirus?

Debido al miedo y pánico innecesarios, los individuos están comprando papel higiénico, pañuelos y sprays sanitarios, agua, etc. creando una escasez para todos los demás. Aquellas personas a las que se les niega el acceso al cuidado personal y a los suministros de desinfección tendrán un mayor riesgo de contraer enfermedades y esto, a su vez, permite la propagación de las mismas. Por lo tanto, nos incumbe a todos actuar en el mejor interés de todo el planeta. El autor John Donne dijo una vez, «Ningún hombre es una isla», lo que significa que todos nos necesitamos unos a otros debido a la interconexión de nuestra humanidad común.

Los escritos bahá’ís enfatizan la necesidad de unidad en un mundo lleno de conflicto y discordia: «Que vuestra visión abarque todo el mundo, en lugar de limitarse a vuestro propio ser«. (Bahá’u’lláh, Tablas de Bahá’u’lláh).

Nuestro bienestar individual, entonces, está conectado con el bienestar de toda la humanidad:

El bienestar de cualquier segmento de la humanidad está inextricablemente enlazado al bienestar de la totalidad. La vida colectiva de la humanidad sufre cuando cualquier grupo dado piensa en su propio bienestar de manera aislada al bienestar de sus vecinos, o persigue ventaja económica sin considerar cómo queda afectado el medio ambiente, que proporciona sustento para todos. Un obstáculo tenaz se interpone así en el camino de un progreso social significativo: una y otra vez, la avaricia y el egoísmo prevalecen a expensas del bien común. – La Casa Universal de Justicia, A los bahá’ís del mundo, 1 de marzo 2017.

El principio de la Regla de Oro, compartido por todas las principales religiones del mundo, subraya la importancia de tratar a los demás de la misma manera en que uno quisiera ser tratado, lo que crea una civilización basada en la reciprocidad.

Dios nos ha dado estas enseñanzas para nuestro propio beneficio, y cuando actuamos movidos solo por nuestros propios deseos y necesidades egoístas somos los que más sufrirán. Todo lo que pongamos en el mundo eventualmente regresará a nosotros, por lo tanto, ahora es el momento de doblar nuestros esfuerzos y ser aun más bondadosos, amorosos y compasivos con nosotros mismos y con los demás. Así que, por favor, si ven a alguien necesitado, compartan sus recursos con ellos. En última instancia, esto podría salvar tu vida.

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