Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Ya sea por la crisis climática o por la desigualdad salarial, a medida que las cosas se agravan en nuestra sociedad parece casi imposible evitar hablar de estos temas generalizados. No podemos eludir la discusión de los duros problemas que enfrenta nuestra generación.
Recientemente he notado un patrón en la forma en que se desarrollan muchas de estas conversaciones. Normalmente alguien toca un tema, analizamos sus matices, y luego hablamos sobre lo que debería pasar. La mayoría de veces estamos de acuerdo en que los que tienen más poder político o dinero deben cambiar para poder solucionar el problema.
Los escritos bahá’ís hablan de la importancia de que los líderes mundiales generen cambios. El Guardián de la Fe Bahá’í, Shoghi Effendi, elaboró la visión de Bahá’u’lláh sobre el papel clave que los líderes políticos y las personas económicamente aventajadas deben desempeñar frente a los problemas del mundo y cómo esa visión podría resolver nuestra situación actual:
¿Acaso no es un hecho …que la causa fundamental de este desorden mundial debe atribuirse no tanto a las consecuencias de lo que tarde o temprano ha de ser considerado un desarreglo transitorio de este mundo en continuo cambio, sino más bien a que aquéllos en cuyas manos se ha encomendado el destino inmediato de pueblos y naciones no adaptan su sistema de instituciones económicas y políticas a las imperiosas necesidades de una era en rápida evolución? ¿Estas crisis intermitentes que convulsionan a la sociedad actual, acaso no se deben principalmente a la lamentable incapacidad de los líderes reconocidos del mundo para interpretar correctamente los signos de la época, librarse de una vez por todas de sus ideas preconcebidas y credos paralizadores, remodelar la maquinaria de sus respectivos gobiernos de acuerdo con las pautas ínsitas en la suprema declaración de Bahá’u’lláh acerca de la Unicidad de la Humanidad, rasgo principal y distintivo de la Fe por Él proclamada? – Shoghi Effendi, El Orden Mundial de Bahá’u’lláh.
Aunque esto está claro, los bahá’ís tratan de abordar los problemas del mundo a través de la construcción de la comunidad. Este enfoque pretende transformar la sociedad y contribuir a la creación de un mundo mejor empezando por las bases. Pequeños grupos de personas se reúnen y enfrentan los problemas de sus comunidades enriqueciendo su vida espiritual. Ya sea a través de la oración, clases para niños, jóvenes en edad escolar, adolescentes mayores o adultos, los bahá’ís creen que existe poder en el hecho de que un grupo de personas se reúnan y recurran al poder espiritual para tratar de mejorar su comunidad, tanto espiritual como materialmente.
Aunque la Fe bahá’í reconoce la importancia de que las personas que tienen poder y ciertas libertades creen un cambio en nuestra sociedad, también da prioridad a la necesidad de una participación universal en el proceso de mejorar el mundo. Al describir los esfuerzos de la acción social bahá’í, el órgano internacional de gobierno de la comunidad bahá’í declaró:
El acceso al conocimiento es un derecho de todo ser humano, y la participación en su generación, aplicación y difusión es una responsabilidad que todos deberán asumir en la gran empresa de la construcción de una civilización mundial próspera, cada uno según sus talentos y capacidades. La justicia exige la participación universal. Por eso, aunque la acción social posiblemente implique el suministro de alguna forma de bienes y servicios, el interés principal debe estar en el desarrollo de la capacidad de una población específica para participar en la creación de un mundo mejor. – La Casa Universal de Justicia, A los bahá’ís del mundo, abril 2010.
Con el fin de mejorar mi salud mental, y tratando de apropiarme del poder que cada uno de nosotros tiene, me estoy desafiando a tratar de plantear las acciones que yo misma puedo tomar cuando hablo de lo que está pasando en nuestro mundo con los demás. Por ejemplo, el objetivo que tengo de tratar de amar a la gente que me rodea lo mejor que pueda. Cuando nos tenemos miedo unos a otros o nos separamos por el odio, se hace difícil involucrar a más personas en un esfuerzo grupal para abordar los problemas de nuestras comunidades. El amor es esencial para encontrar la solidaridad en este proceso de construcción de la comunidad:
El verdadero secreto de la participación universal reside en… que los amigos se amen, se animen constantemente, trabajen juntos, sean como una sola alma en un mismo cuerpo, y al hacerlo convertirse en un verdadero cuerpo orgánico y saludable animado e iluminado por el espíritu. – La Casa Universal de la Justicia, Mensaje a los Bahá’ís del mundo, 1964, [Traducción provisional].
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