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¿Qué enseñó Bahá’u’lláh?

Marty Schirn | Oct 25, 2020

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Marty Schirn | Oct 25, 2020

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Aquí en BahaiTeachings.org, sin duda has leído frases que empiezan con «Bahá’u’lláh dijo» «Bahá’u’lláh escribió», y «Bahá’u’lláh enseñó». Pero, ¿quién es exactamente Bahá’u’lláh?

¿Qué autoridad tiene Bahá’u’lláh? ¿Qué enseñó Bahá’u’lláh? ¿De dónde vino y qué hace que los bahá’ís lo veneren como un mensajero de Dios?

Aquí hay un breve intento de responder a estas importantes preguntas. 

Los Libros Sagrados de las principales religiones del mundo contienen numerosas profecías sobre la llegada de una figura mesiánica. Esta figura mesiánica, según las profecías, aparecerá en el «Día del Juicio Final», «el Día de Dios», «el Tiempo del Fin» o «el Fin del Mundo», todo para establecer el reino de Dios en la Tierra. Cada religión tiene un título diferente para esta figura mesiánica, pero todas predicen su aparición y el enorme impacto positivo que su misión tendrá en la humanidad.

Los cristianos esperan la segunda venida de Cristo. Los judíos esperan al Mesías. Los musulmanes esperan al Mahdi. Los budistas esperan al Buda Maitreye. Los zoroastrianos esperan al Shah Bahram. Los hindúes esperan al Décimo Avatar de Krishna. Incluso las religiones indígenas nativas de América contienen profecías sobre la llegada de una figura mesiánica. Por ejemplo, los Shoshones esperan al Gran Redentor.

Si estas profecías se interpretan literalmente, entran en conflicto entre sí y contradicen a la ciencia y la razón. Sin embargo, si se interpretan simbólicamente, no solo están de acuerdo con la ciencia y la razón, sino que todas ellas encajan perfectamente, como las notas y los movimientos en una sinfonía de Beethoven.

Las dos audaces afirmaciones de Bahá’u’lláh

Todo lo cual nos lleva de vuelta a Bahá’u’lláh, quien hizo dos afirmaciones muy audaces. Primero, declaró que era el mensajero de Dios por los próximos mil años, teniendo la misma autoridad divina, el mismo Espíritu Santo, el mismo poder divino, que Moisés, Cristo, Muhammad, y los otros fundadores de las principales religiones del mundo:

La Luz de su Revelación ha despuntado en Oriente; los signos de su dominio han aparecido en Occidente. Examinad esto en vuestros corazones, oh pueblo, y no seáis de los que han errado penosamente cuando Mi Recuerdo vino hasta ellos por mandato del Omnipotente, el Alabado. Que la Brisa de Dios os despierte. En verdad, ella ha soplado sobre el mundo. Bienaventurado aquel que ha descubierto Su fragancia y ha sido contado entre los bien seguros. – Las tablas de Bahá’u’lláh.

Esta estación, por sí misma, hace que la fe bahá’í sea la más joven de las principales religiones del mundo.

Bahá’u’lláh hizo una segunda e incluso más desafiante afirmación. Declaró que él era el mesías mundial prometido que se predijo en todas las profecías, en todos los libros sagrados, de todas las religiones del mundo – el que se prometió que vendría en el Día del Juicio Final, el Día de Dios, el Tiempo del Fin, el Fin del Mundo, para establecer el reino de Dios en la Tierra.

Bahá’u’lláh declaró este período de la historia como el Día de Dios, el Tiempo del Fin. Su misión es nada menos que el establecimiento de este glorioso reino – la unificación de toda la raza humana en una civilización mundial que lo abarque todo, espiritualmente madura, basada en los principios divinos de justicia y amor, y cuya consigna será la unidad en la diversidad.

Con esta segunda afirmación, los bahá’ís creen que todas las religiones del mundo se han consumado y cumplido con la llegada de Bahá’u’lláh.

Puede parecer fácil rechazar instantáneamente esta doble afirmación. De hecho, debido a sus afirmaciones y enseñanzas, Bahá’u’lláh fue severamente condenado como hereje y fue intensamente perseguido, torturado, exiliado y encarcelado durante cuarenta años.

Sus posesiones fueron arrebatadas, su casa destruida, fue ridiculizado, apedreado y envenenado. Fue arrojado a una mazmorra subterránea negra, helada, húmeda, infestada de bichos. Colocaron una pesada cadena alrededor de su cuello y cepos en sus pies. Estuvo en esta condición durante cuatro meses. Fue exiliado cuatro veces de Teherán en Persia a Bagdad en Irak, a Constantinopla a Adrianópolis en Turquía, a la terrible colonia carcelaria de Akka (al otro lado de la bahía de Haifa) en Tierra Santa. Pasó la mayor parte de su vida como prisionero.

La mezquita de Amul, Mázandarán, Irán, donde Bahá’u’lláh fue torturado, c. 1930

Sin embargo, no hizo nada malo, sino que el clero musulmán colaboró con los gobiernos persa y turco para hacer todo lo posible para tratar de destruir lo que consideraban una nueva religión muy peligrosa y de rápido crecimiento, que desafiaba el dominio de las viejas formas tanto de religión como de gobierno.

A pesar de la extremadamente intensa persecución, Bahá’u’lláh nunca vaciló. Sus seguidores aumentaron. Escribió más de cien volúmenes revelando el plan de Dios para el logro de una paz universal duradera.

Hoy en día las enseñanzas de Bahá’u’lláh se han extendido por todo el mundo, y millones de personas de todas las culturas, orígenes, razas y nacionalidades siguen esas enseñanzas. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, estas fueron revolucionarias. He aquí algunas de ellas: la seguridad colectiva, la eliminación de los extremos de riqueza y pobreza, la eliminación de los prejuicios de todo tipo, la igualdad de mujeres y hombres, la armonía de la ciencia y la religión, la investigación independiente de la verdad sin nociones preconcebidas, la adopción de un idioma auxiliar universal, la educación universal obligatoria, la creación de un parlamento y un tribunal mundial y, sobre todo, la transformación y unificación espiritual total de toda la raza humana.

Las Tablas de Bahá’u’lláh a los Reyes

Para proclamar su misión, Bahá’u’lláh escribió cartas a todos los monarcas y líderes eclesiásticos de su tiempo: Napoleón III, la Reina Victoria, el Papa Pío IX, el Zar Alejandro II y muchos otros. Estos monarcas y líderes eclesiásticos tenían un poder total sobre las masas. En las Tablas de Bahá’u’lláh a los Reyes y Gobernantes, les informó que el prometido mesías mundial había llegado. Les ordenó que se unieran pacíficamente y abandonaran las armas. Les advirtió de las gravísimas consecuencias, no solo para sus reinos, sino para toda la raza humana, si no hacían caso a su orden. Dejó claro que independientemente de su respuesta, la voluntad de Dios prevalecería, que la paz mundial es inevitable.

Si la doble afirmación hecha por Bahá’u’lláh es cierta, como creen los bahá’ís, no cabe duda de que ha ocurrido un acontecimiento trascendental en la historia de la humanidad: la llegada de un prometido que unirá a la raza humana y establecerá el tan esperado reino de Dios en la Tierra.

Todo en la fe bahá’í gira en torno a esta doble afirmación hecha por Bahá’u’lláh. Convertirse en un bahá’í significa aceptar esas dos afirmaciones como ciertas, pero los bahá’ís nunca imponen sus creencias a otros, así que depende de ti investigar estas audaces afirmaciones y determinar, por ti mismo, si las crees.

Si en algún momento de tu vida decides en tu mente y corazón que Bahá’u’lláh es quien dice ser, usted es un bahá’í, un creyente en la misión mundial de Bahá’u’lláh de unificar a la humanidad:

A Revelación que, desde tiempo inmemorial, ha sido aclamada como el Propósito y la Promesa de todos los Profetas de Dios y como el más caro Deseo de Sus Mensajeros, ha sido ahora manifestada a los hombres… ¡Oh amantes del único Dios verdadero! Esforzaos por reconocerle y conocerle de verdad y observar adecuadamente Sus preceptos. – Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh.

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