Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Recientemente, el Pentágono publicó tres videos de Objetos Voladores No Identificados. ¿Existe vida en otros planetas? ¿Y tendrán también un alma?
Desde los años 50, el gobierno de los Estados Unidos ha investigado los informes de fenómenos aéreos no identificados, al mismo tiempo que la NASA buscaba condiciones que pudieran permitir la vida fuera de la Tierra. Los astrofísicos afirman con cautela que, a pesar de lo que parece, estos OVNIS pueden ser causados por efectos atmosféricos, reflejos o errores en las imágenes y códigos de visualización de los aviones de combate. Pero los vídeos de la Marina recientemente publicados nos hacen preguntarnos: ¿existe vida extraterrestre allá fuera?
Desde que era un niño, me preguntaba si hay vida en otros planetas. En la escuela, aprendí que nuestro universo es infinito, y que hay planetas y estrellas que aún no han sido descubiertos. En un universo tan vasto y espacioso, pensé, debe haber vida fuera de nuestro pequeño mundo. Estas ideas se fortalecieron a medida que más películas, programas de televisión y libros se centraban en la vida fuera de la Tierra, y estos videos -y la reacción del público a ellos- demuestran que no soy el único.
Encontré una base para mi creencia en la existencia de vida extraterrestre en los escritos sagrados de la fe bahá’í. Los bahá’ís creen que la creación de Dios se extiende por todo el universo. Por lo tanto, uno podría interpretar que las formas de vida no son exclusivas de la Tierra. Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í, escribió: “Has de saber que cada estrella fija tiene sus propios planetas, y cada planeta sus propias criaturas, cuyo número ningún hombre puede calcular”.
Pero si cada sistema solar tiene sus propios planetas, y cada planeta tiene su propio tipo de criaturas, ¿cómo las reconoceríamos? Estas criaturas pueden no ser como los humanos, pueden ser bacterias microscópicas, plantas, o los seres de aspecto verde tan a menudo retratados en Hollywood.
El universo es una fuente infinita de misterio y de preguntas sin respuesta, y mucho de ello aún no ha sido explorado. Si algún día encontramos vida en otros planetas, me pregunto qué tan parecidas serían estas criaturas a nosotros. Al venir de planetas diferentes a millones de años luz, ¿cómo no iban a ser drásticamente diferentes a nosotros?
Pero independientemente del tipo de vida que exista fuera del reino de la Tierra, encuentro interesante que Bahá’u’lláh también describa a los humanos así: “El hombre, lo más noble y perfecto de todo lo creado”.
Esto implica que aunque encontremos vida en otros planetas, ningún otro organismo será tan avanzado intelectual o espiritualmente como los humanos. Bahá’u’lláh también dice que Dios “optó por conferirle al hombre la singular distinción y capacidad de conocerle y amarle; una capacidad que debe necesariamente ser considerada el impulso generador y el objetivo primordial que sostiene la creación entera(…) Sobre la más íntima realidad de cada cosa creada, Él ha derramado la luz de uno de Sus nombres, y la ha convertido en un receptor de la gloria de uno de Sus atributos. Sobre la realidad del hombre, sin embargo, Él ha concentrado el esplendor de todos Sus nombres y atributos y ha hecho de ésta un espejo de su propio Ser. De todas las cosas creadas sólo el hombre ha sido distinguido con tan grande favor y tan perdurable generosidad”.
De esta cita, deduzco que Dios le dio a los humanos todos sus atributos. Él distinguió a la humanidad y, debido a su amor, nos dio la capacidad de conocerlo y amarlo. Este generoso don de las virtudes divinas nos lleva a otra pregunta: si los humanos tienen todos los atributos de Dios, ¿puede haber una criatura con más poder espiritual que un ser humano?
De cualquier manera, esto no debería hacernos pensar en nosotros mismos como superiores. Uno de los principios fundamentales de la fe bahá’í es la unidad de la humanidad. Esta unidad supera las barreras de raza, religión y nacionalidad. ¿No tendría también sentido que superara las barreras planetarias?
Los escritos bahá’ís afirman: “este universo sin límites es como el cuerpo humano, cuyos miembros están todos muy firmemente unidos entre sí… Lo propio sucede con las partes de este universo infinito, que cuentan con miembros y elementos entreverados a tal punto que ejercen un influjo mutuo tanto espiritual como material».
No importa cuán diferentes seamos de otras criaturas, seguimos conectados a ellas, y somos responsables de su bienestar.
La raza humana avanza constantemente, y nuestra curiosidad natural y determinación nos impulsará hacia adelante y más lejos de lo que nunca antes hemos ido. Parece como si estuviéramos destinados a encontrar algún tipo de vida, puesto que la ciencia moderna acaba de empezar a desarrollar la capacidad de descubrir otros planetas dentro de nuestro sistema solar. Por ejemplo, ahora tenemos telescopios que pueden llegar a otras galaxias.
Pero mientras continuamos nuestras exploraciones del universo, debemos recordar que así como nos esforzamos por lograr la unidad en la Tierra, debemos estar decididos a establecer la paz con cualquier vecino extraterrestre potencial. Mientras nuestro enfoque esté impregnado de comprensión, compasión y otras virtudes divinas en su núcleo, estaremos preparados para lo que encontremos.
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