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Expectativas del matrimonio: ¿realidad o fantasía?

Zarrín Caldwell | Mar 21, 2018

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Siempre me ha intrigado el simbolismo y misticismo de una oración de los Escritos Bahá’ís acerca del matrimonio:

«Por tanto, desposa en el cielo de Tu misericordia a estos dos pájaros del nido de Tu amor y haz de ellos el medio de atraer gracia perpetua, para que de la unión de estos dos mares de amor surja una ola de ternura que vierta en la playa de la vida perlas de pura y hermosa descendencia. “Él ha soltado los dos mares para que se encuentren. Entre ellos hay una barrera que no sobrepasan. Así pues ¿cuál de los dones de vuestro Señor negaréis? Saca de ambos perlas mayores y menores”. –‘Abdul-Bahá, Oraciones Bahá’ís, p. 168.

Siempre me llamó la atención la frase “entre ellos hay una barrera que no sobrepasan”, y por mucho tiempo, he meditado sobre qué es lo que esto significa. Originalmente, esta frase proviene del Corán (55:19-22).

Desde luego que al estar recién casada, solía hacer todo con mi esposo (y quería hacerlo). El incentivo de esas relaciones tan dedicadas, creo yo, se basa el deseo que todos tenemos de querer unirnos física, emocional, y espiritualmente con otro ser humano. Esto sucede en el matrimonio, pero probablemente no en la medida que esperamos. Así, también, es necesario equilibrar el estar siempre juntos y tener espacio para ser uno mismo. Tal vez, es ahí donde aparece la “barrera”.

Para mí, ese pasaje sugiere que la travesía de mi alma es muy diferente a la de mi esposo. Actualmente, estoy leyendo un libro llamado “Encontrando significado en la segunda parte de mi vida” escrito por el Dr. James Hollis. Tengo sentimientos encontrados sobre de este libro, pero aun así el autor propone unos puntos de vista fascinantes, como el siguiente:

Confiar en eso (relaciones íntimas), para reemplazar las otras etapas que, como seres espirituales, estamos destinados atravesar, no solo será una carga para nuestra pareja con todo ese camino que nos falta recorrer, sino que nos impedirá llegar al destino que nuestra alma constantemente reclama.  El compañerismo, unidad de objetivos, sexualidad y esfuerzos por apoyar al otro son aspectos muy positivos en cualquier relación; sin embargo, cuando entendemos que nuestra verdadera tarea es la de comprometernos con el propósito del alma, que esa travesía es nuestro verdadero hogar, entonces comprenderemos que la manera cómo maduremos nuestra relación va, ya sea, ayudar u obstaculizar ese propósito.

La sociedad occidental pone muchas expectativas poco realistas sobre las relaciones íntimas, esperando que estas satisfagan la mayoría de las necesidades de una persona; sin embargo, estas no pueden hacerlo. Luego de casi 20 años de matrimonio, sigo teniendo la tendencia a enfocarme en aquellas cosas que siento que le faltan a nuestra relación, en lugar de enfocarme en las hermosas cualidades de mi esposo y/o celebrar la persona que quiere llegar a ser. La culpa la tengo yo, por supuesto; sin embargo, Hollywood y sus medios saturados de amor romántico juegan también un papel importante.

La Fe Bahá’í alienta altamente el matrimonio, tanto para traer niños al mundo, como para el individuo mismo, para que pueda convertir ese matrimonio en una “fortaleza para el bienestar”.  No obstante, este tampoco es un requisito para tener una vida plena.

La conexión espiritual es muy enfatizada para los que sí deciden casarse.  Así como ’Abdu’l-Bahá señala:

«Por consiguiente, cuando los seguidores de Bahá decidan unirse en matrimonio, la unión debe ser una relación verdadera, una reunión tanto espiritual como física, para que esa unión perdure en todas las etapas de la vida y en todos los mundos de Dios; pues esta unicidad real es un destello de amor de Dios».  Selección de los escritos de Abdu’l-Bahá, p. 161.

En base a la cita anterior, entiendo que lo más importante es la conexión mutua al amor de Dios. Y si este amor es el propósito de nuestras vidas, como estarían de acuerdo la mayoría de Bahá’ís, entonces estaríamos bendecidos de caminar esa travesía con alguien a nuestro lado por algún tiempo.  Sea o no tu esposo o esposa. Podríamos tener relaciones de esta naturaleza, igualmente significativas e importantes, con nuestros padres, hijos, hermanos y amigos.

La “barrera que no sobrepasan” podría significar diferentes cosas para cada uno. Pero, para mí, representa aquel viaje del alma que es, en última instancia, una travesía solitaria.

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