Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Mis hermanas y yo venimos de un linaje de personas con un fuerte enfoque y pasión por la unidad de la raza y la justicia.
Nuestros abuelos maternos, un hombre negro y una mujer blanca, se casaron durante un tiempo en el que el matrimonio interracial seguía siendo ilegal en varios estados. Nuestra madre nos enseñó cómo reconocer las implicaciones de clase y raza en la vida cotidiana. Fuimos testigos de primera mano de la disparidad entre el vecindario negro y marrón socioeconómicamente desfavorecido en el que vivíamos, en comparación con el vecindario blanco materialmente rico donde asistimos a la escuela.
Por estas razones, no me sorprendió que mi hermana menor, Eemanna Rivers, me dijera que se estaba especializando en estudios de Paz, Justicia y Conflicto. Además de los valores que caracterizaron nuestra educación, ella siempre mostró una afinidad natural para crear paz. Las enseñanzas bahá’ís dicen que todos tenemos diferentes capacidades:
La diferencia de capacidad en los individuos humanos es fundamental. Es imposible que todos sean iguales, todos idénticos, todos sabios. – Abdu’l-Bahá, La Promulgación a la Paz Universal, pág. 229.
Aunque ninguno de nosotros puede saber la capacidad exacta que tenemos para desarrollar ciertas virtudes, sospecho que la capacidad de Eemanna para aliviar el sufrimiento de los demás es especialmente alta. Cuando éramos pequeñas, mi otra hermana y yo solíamos crear historias muy dramáticas y llenas de dificultades para nuestras muñecas Barbie. En un momento, en nuestro mundo imaginario, recuerdo que un bebé se estaba cayendo por la ventana y la muñeca de Eemanna de repente tuvo la capacidad de volar y atrapar a la bebé Barbie antes de que cayera al suelo. Incluso cuando parecía imposible, Eemanna quería resolver conflictos y ayudar a otros.
Adelantándonos unos pocos años después: su especialización en DePaul University, una Universidad Católica en Chicago, le brinda un espacio para actualizar este potencial al participar en una rica conversación sobre temas de nuestro mundo real y pensar cómo abordarlos. Ella describe el programa como muy enfocado en la justicia social, el servicio y la responsabilidad de devolver, valores similares a aquellos que son fundamentales en las enseñanzas bahá’ís.
Recientemente, Eemanna y yo tuvimos una conversación sobre todo esto. Le pregunté: “¿Crees que ser bahá’i te ha dado una perspectiva única en tu programa? ¿Si es así, cómo?».
En este momento, dijo, estoy estudiando justicia por la paz y estudios de conflictos en la Universidad DePaul. DePaul es una universidad católica, por lo que muchas de las conversaciones que tenemos son acerca de valores (similares a los valores jesuitas) que están muy centrados en la justicia social, el servicio y muchas cosas que se alinean con los escritos bahá’ís. La responsabilidad de devolver y un cuestionamiento de lo que se puede hacer por la comunidad es algo que surge mucho en clase. Ser un buscador de la verdad y abrazar las culturas de todo el mundo, es decir hablar de perspectivas globales y perspectivas de personas de diferentes experiencias, es otro factor importante en nuestras conversaciones.
Por lo tanto, parece muy natural vincular el querer una profesión y tener una educación basada en la búsqueda de justicia. Al ir a clase, me encuentro los mismos temas que he discutido en los seminarios bahá’ís (Instituto de Estudios para la Prosperidad Global ) donde hablamos sobre los males de la sociedad, las cosas por las que sufre la humanidad y las causas fundamentales de problemáticas como la guerra, la pobreza, y la opresión.
Creo que ser bahá’í me da la perspectiva de que las cosas van a mejorar. Lo que tengo en común con muchas personas que estudian lo mismo que yo es que estoy reconociendo las cosas que están mal en el mundo y lo que necesita cambiar, pero la principal diferencia es que yo creo que todavía existe esperanza. Tan triste como es, muchas personas realmente no creen que las cosas vayan a cambiar.
P: ¿Cómo te sientes cuando das a tu comunidad o ayudas a construir tu comunidad?
R: En este momento, gran parte de mi comunidad es parte de un programa de pregrado en una institución de cuatro años de duración, por lo que es en las actividades extracurriculares donde puedo encontrar gran parte de mi comunidad más inmediata.
He estado asistiendo a las reuniones de la Asociación de Estudiantes Africanos. También he estado trabajando como líder estudiantil para Sankofa, que es una iniciativa de liderazgo negro que organiza retiros. Los retiros se basan en muchos principios espirituales y en las formas tradicionalmente africanas de pensar sobre la comunidad: las cosas están interconectadas y el reconocimiento de que ser parte de una comunidad es parte de lo que una persona es. Una gran parte de lo que hacemos es tratar de formar una identidad más fuerte al comprender de dónde venimos y cuál es nuestra historia. He estado trabajando para organizar estos diferentes retiros para los estudiantes afroamericanos en DePaul. Esa es una de las formas más grandes en las que siento que estoy tratando directamente de crear una comunidad.
P: ¿Cómo crees que esto se alinea con la definición bahá’í de construcción de comunidad?
R: Creo que encaja con los esfuerzos bahá’ís, porque está fortaleciendo a aquellas comunidades que se han visto debilitadas a causa de los males que los cuales los bahá’ís se esfuerzan por combatir, como la injusticia y la opresión. Si vamos a tratar de curar los males de nuestra sociedad, tenemos que comprometernos con las personas que están siendo afectadas por esos males. Creo que muchas veces estamos bajo la percepción de que profundizar en las identidades de raza y género de alguna manera nos dividirá más, pero creo que encontramos muchas respuestas al involucrarnos con las comunidades cuando estas se sienten cómodas y mediante consultas. Aprendo de personas que tienen experiencias diferentes a las mías, y en esos espacios puedo discutir con las personas sobre lo que necesitamos para poder sanar. Una gran parte es pensar en cómo sanar.
P: ¿Te parece que ser bahá’í, o los escritos bahá’ís, te han guiado a este lugar de búsqueda de justicia y sanidad?
R: Siempre me enfoco en investigar la Fe Bahá’í como alguien que lo hace por primera vez. Entonces, cuando voy a mis clases o a estos espacios comunitarios, tengo muchos escritos bahá’ís que me guían, pero también estoy usando lo que aprendo en la facultad para ayudarme a entender mejor la Fe bahá’í.
P: La armonía de la ciencia y la religión parece ser un gran principio que has abrazado. Además, la investigación independiente de la verdad es otro principio bahá’í que pareces estar muy enfocada en alcanzar. Como bahá’ís, se nos dice que siempre busquemos la verdad y que no simplemente asumamos que la interpretación de otra persona sobre algún tema es la verdad.
R: Sí, y puedes encontrar la verdad en muchas fuentes distintas. Por ejemplo, muchas de mis clases hablan sobre formas indígenas de sanación, como los círculos de paz y las ideas en torno a los círculos de paz. Esto es similar al principio de la consulta bahá’í.
P: Los esfuerzos de construcción de comunidad de la Fe bahá’í están centradas en gran medida en ciertas actividades básicas. ¿Ha participado apoyando alguna de estas actividades?
R: Quisiera tener un grupo de prejóvenes en Chicago.
P: ¿Puedes hablar más sobre por qué quieres un grupo de prejóvenes?
R: Por simple que parezca, creo que se debe a que cuando yo era una jovencita participaba en un grupo como este y este tuvo un gran impacto en mis expectativas sobre la amistad. Me empujó a pensar más allá de los grupitos de la escuela media y me animó a encontrar amistades diversas. La persona no debe tener todos los mismos intereses o el mismo origen que yo para poder tener una amistad significativa con ellos. Me enseñó a humanizar a personas que son muy diferentes a mí y a esforzarme por alcanzar niveles profundos de conexión.
Si puedo crear un espacio para que otros también lo hagan, entonces solo traerá positividad. El grupo me empujó a ser una pensadora más crítica y conectada con mi comunidad.
P: Parece que a partir de este pudiste obtener mucho entendimiento sobre el servicio. ¿Crees que posiblemente haya contribuido a la forma en que contribuyes a la comunidad ahora?
A: Sí, creo que definitivamente ayudó con eso.
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