Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Hace poco, una persona que conozco visitó un centro bahá’í en una importante ciudad canadiense, salió de allí con la sensación de que la habían disuadido de hacer preguntas y se preguntó si eso era normal.
Yo no he estado en ese centro bahá’í, así que no conocía a la gente de allí ni sabía por qué había tenido esa experiencia. Luego me marché y reflexioné sobre su pregunta, porque me preocupaba. Esto es lo que se me ocurrió.
En primer lugar, el concepto de investigación independiente de la verdad está consagrado en la Fe bahá’í como uno de sus principios más importantes. Los bahá’ís no tienen clero, por lo que todos los bahá’ís leen los escritos bahá’ís por sí mismos y llegan a sus propias conclusiones. Además, los grupos de discusión, las visitas a domicilio, las reuniones introductorias bahá’ís llamadas hogareñas, los grupos de estudio llamados profundizaciones o los círculos de estudio organizados ofrecen a la gente la oportunidad de estudiar y aprender juntos en todas las comunidades bahá’ís. Las preguntas son siempre bienvenidas en todos estos lugares.
Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í, dijo lo siguiente sobre las preguntas: «“Ve hacia el pueblo y diles: ‘Preguntad lo que deseéis’”.
A Bahá’u’lláh le gustaban tanto las preguntas que llamó a todo un mes bahá’í «Preguntas». Ese mes de 19 días comienza cada año la noche del 11 de diciembre. Esto sugiere que las preguntas desempeñan un papel importante en la Fe bahá’í.
Abdu’l-Bahá, hijo y sucesor de Bahá’u’lláh, escribió un libro titulado Contestación a algunas preguntas, el cual se ha convertido en uno de los libros fundamentales de la Fe.
No podemos aprender sin curiosidad, y nuestra curiosidad naturalmente nos lleva a hacer preguntas. En esta Fe somos afortunados, ya que por primera vez en la historia religiosa, tenemos acceso a cientos de miles de tablas originales y cartas, epístolas y libros escritos por el Báb, Bahá’u’lláh y Abdu’l-Bahá. Toda esa literatura básica auténtica está a disposición de todos en la Biblioteca de Referencia Bahá’í en línea.
Desde el advenimiento de la Fe bahá’í, los autores bahá’ís también han escrito miles de libros sobre la Fe, su historia y sus principios, por lo que la gama y el alcance de la literatura bahá’í cubre casi todas las cuestiones imaginables.
Todo esto significa que los bahá’ís tienen una cultura de aprendizaje. De hecho, se nos pide que tengamos una postura humilde hacia el aprendizaje en toda empresa humana. Las enseñanzas bahá’ís instan a todos a desprenderse de las tradiciones de nuestros antepasados y a prepararse para hacer preguntas que nos permitan aprender una nueva forma de vida, basada en las prescripciones de Dios para las necesidades de este día, tal como nos han sido dadas directamente por Bahá’u’lláh y sus sucesores.
Bahá’u’lláh nos dice:
El corazón debe por eso ser purificado de las vanas palabras de los hombres y santificado de todo afecto terrenal, para que pueda descubrir el significado oculto de la divina inspiración y se convierta en el depósito de los misterios del conocimiento divino.
En la medida en que somos capaces de utilizar el testimonio de Dios, visto a través de los ojos de Sus mensajeros designados, como el estándar para evaluar todo lo que sabemos, más capaces somos de alinearnos con la Voluntad de Dios, avanzar en Sus enseñanzas, y evitar caer en los susurros del egoísmo y el deseo egoísta.
Volviendo a la pregunta de mi amiga: La ciudad canadiense que visitó es una de las comunidades bahá’ís más grandes y activas del país, con más de 100 actividades básicas en curso, en las que participan más de mil personas. No ha llegado a ser así sin que la gente haga preguntas. Es muy posible que una de esas personas, nueva en la fe y desconocedora de muchos de sus principios, fuera un voluntario del Centro bahá’í aquel día. No podemos juzgar una religión por las limitaciones de las personas que la practican, y los bahá’ís, así como quienes exploran las enseñanzas bahá’ís, pueden hacer todas las preguntas que quieran. Y yo se lo agradezco.
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