Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
A medida que nos acercamos al final del calendario, nos vemos bombardeados por eventos que van desde los grandes días de oferta de los centros comerciales hasta los premios anuales como persona del año, película del año y más.
Los editores de diccionarios se comprometen anualmente con una de estas tradiciones, las cuales pueden pasarse por alto fácilmente. Ellos designan el nombre de la palabra o la frase del año. ¿Sabía que el Collins Dictionary seleccionó «huelga climática» como «la palabra del año» para el 2019?
Recientemente me enteré de que la primera huelga por la acción climática tuvo lugar en noviembre de 2015. Este año, como la mayoría de nosotros sabemos, ha comenzado un movimiento climático global a gran escala, que incluye huelgas semanales de estudiantes cada viernes. Esto con la intención de llamar la atención sobre el cambio climático y estimular la acción, estas reuniones se celebran en innumerables lugares en todo el mundo.
Aunque los detalles de cada huelga puedan diferir, todas reflejan una conciencia global emergente y el papel que nosotros como individuos, trabajando a través de nuestras instituciones, tenemos en el cuidado por nuestro planeta.
Hace unas semanas, asistí al Viernes por el Futuro y a la Huelga por la Acción Climática en una ciudad canadiense cercana. Como vivo en un pequeño pueblo distante y sin servicio de autobús, mi única opción era conducir hasta allá. Francamente no me gustó, pero a veces tengo que conducir si quiero » estar presente y ser contado», como dice el dicho.
Al acercarme al lugar de la manifestación, vi una multitud de estudiantes que marchaban y voceaban sobre los combustibles fósiles. Algunos de ellos sacudieron sus puños hacia mí, abucheando porque allí estaba yo, en un coche. Abrí la ventana y grité: «Sólo estoy tratando de estacionar para poder unirme a ustedes», rogándoles que me perdonaran mi pecado de conducir.
Viendo los rostros jóvenes, sintiendo la energía juvenil, recordé una declaración de la Comunidad Internacional Bahá’í dirigida a los jóvenes alentando su participación en los problemas contemporáneos.
La participación de los jóvenes no es algo que se debe buscar por [su] bienestar únicamente, ni es una herramienta diseñada para promover [sus] necesidades como un grupo de población específico. Más bien, es un componente crítico para el bienestar de toda la humanidad, jóvenes y adultos por igual. – La Comunidad Internacional Baha’i, Constructores de la Civilización: La juventud y el avance de la humanidad, una declaración para la Conferencia Mundial de la Juventud de 2014.
Entonces, me vi mí misma como una estudiante universitaria en los años 60, marchando para protestar contra la guerra de Vietnam y en apoyo de los derechos de los estudiantes y la libertad académica. Recordé nuestra determinación en aquel momento, y que lo hicimos arriesgando nuestra educación e incluso nuestra seguridad personal. Afortunadamente, la actual huelga no provocaría gases lacrimógenos y nadie sería arrestado.
Me encontraba en una multitud de más de 4000 personas, la mayoría de las cuales parecían estar en edad universitaria. Me preguntaba si los otros adultos también reflexionaban sobre su propio pasado mientras marchábamos.
Muchas personas llevaban carteles con frases que iban desde «Depende de nosotros» hasta «Me pierdo clases para enseñar a otros». La mayoría comentó sobre temas como «No seas un tonto fósil», mientras que otros se referían a los peores escenarios; algunos incluso ofrecían esperanza. De nuevo, pensando en los años 60, me di cuenta de que los temas son tan complejos ahora como lo eran entonces – tal vez incluso más.
Los pueblos indígenas se presentaron durante la primera media hora de la marcha, aunque el propósito no era de entretenimiento o discutir las atrocidades contra la población indígena de Canadá. Más bien, exploraron la relación entre la gente y la naturaleza, nuestras responsabilidades como guardianes de todos los seres vivos, y nuestros continuos esfuerzos por abrazar nuestras diferencias, así como nuestros puntos en común:
Aunque estemos en diferentes botes, usted en su bote y nosotros en nuestra canoa, compartimos el mismo río de la vida. – Jefe Oren Lyons, Nación Onandaga.
Luego vino uno de los puntos más destacados: escuchar a los miembros de una sinfonía regional y al coro interpretando el «Himno a la Alegría» de Beethoven. Mientras la música elevaba nuestros espíritus y enviaba una onda de amor y esperanza a través de la multitud, pensé en estas palabras de Bahá’u’lláh, el fundador de la Fe bahá’í:
En verdad, hemos hecho de la música una escala para vuestras almas, un medio por el cual puedan ascender al dominio de lo alto. – Bahá’u’lláh, El libro más sagrado, pág. 64.
Uno de los oradores pidió a todos que le dijeran a un extraño por qué estaban allí ese día. Una joven compartió conmigo que ya ha alcanzado la edad de votar y quería involucrarse más en esas problemáticas a medida que hacía la transición a la edad adulta. También me dijo que había llegado ese día en una bicicleta usada por su madre durante sus propios días de universidad, cuando protestaba por los problemas de los años ochenta. Me pregunté si su abuela, mi compañera de edad, había participado en el movimiento de protesta de los años 60 como yo.
Una vez más, una cita de Bahá’u’lláh era perfecta para aquel momento:
Preocupaos fervientemente de las necesidades de la edad en que vivís y centrad vuestras deliberaciones en sus exigencias y necesidades. – La Proclamación de Bahá’u’lláh, pág. 51.
Otro segmento de la manifestación fue el de los estudiantes de quinto grado. Se preocupaban por su propio futuro, preguntándose por qué las personas en puestos de liderazgo y de política pública no toman el cambio climático más en serio; por qué los beneficios inmediatos parecen ser más importantes que el cuidado de la Tierra; y si ellos podían entender la ciencia a su corta edad, ¿por qué no los demás? En un momento de estremecimiento, un niño de 10 años admitió que sufre de ansiedad.
En los años 60, creíamos entender los problemas, aunque ya entonces yo sospechaba que las facciones partidistas manipulaban nuestras acciones y fracturaban nuestra solidaridad. Los temas de hoy parecen más directos, más tangibles. Sin embargo, me doy cuenta de que tener preguntas claras no siempre significa obtener respuestas claras. De hecho, las soluciones al cambio climático no son lineales, no son formulativas, no se reducen a una lista de verificación de lo que hay que hacer. Por otro lado, muchas acciones son tan obvias que, como dice un cartel de protesta, «¿Por qué aún seguimos debatiendo esto en 2019?».
El letrero cambiará el «2019» por el «2020» en unas semanas. Espero que no tengan que volver a cambiarlo a «2021». Oremos para que en esta época del año que viene no haya necesidad de más marchas.
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