La gratitud: un paso crucial hacia la positividad

Muchas personas apoyan la adopción de una actitud más positiva en la vida y están de acuerdo en que cuanto más brillante sea la perspectiva que tengas del mundo que te rodea, más felicidad y facilidad tendrás para moverte en él.

Aunque parece una buena idea, tener una actitud más positiva no siempre es una tarea fácil, especialmente cuando hay tanta injusticia y sufrimiento en el mundo. Al igual que cualquier forma de cambio interno, intentar cambiar tu enfoque de los retos a los que te enfrentas -tanto personalmente como en tu comunidad- requiere nuevas herramientas. Encontrar nuevas formas de abordar el cambio requiere esfuerzo y estrategia.

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Los escritos bahá’ís proponen mirar el bien del mundo que Dios ha creado como una forma de alejar la amargura que a menudo hace que la positividad parezca imposible. En una charla en París en noviembre de 1911, Abdu’l-Bahá, el hijo y sucesor designado de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í, explicó que “¡Cuando nuestros pensamientos estén ocupados con las amarguras de este mundo, dirijamos nuestra mirada hacia la dulzura de la compasión de Dios, y Él nos concederá calma celestial!”.

¿Qué significa «volver los ojos a la dulzura de la compasión de Dios»? Aunque solo tengo mis propias experiencias sobre las que reflexionar, creo que podría mirar las cosas buenas de nuestro mundo como signos de la bondad de Dios. En medio de tantas dificultades, desafíos y disfunciones, la belleza y el amor que florecen pueden considerarse milagrosos. Para mí, la positividad implica claramente reconocer la realidad de las cosas, incluso cuando son duras. A mi entender, la positividad tiene que ver más con la actitud con la que miramos las grandes injusticias y el sufrimiento que vemos en el mundo que nos rodea, en lugar de decidir no verlas. Cuando practicamos una actitud positiva, simplemente creemos que las cosas pueden mejorar.

Encontrar una forma de ser más positivo afecta la forma en que nos movemos por el mundo. Abdu’l-Bahá escribió:

Todo lo que se ha creado es para el hombre, que está en la cúspide de la creación, y él debe estar agradecido por los dones divinos. Todas las cosas materiales son para nosotros, para que por medio de nuestra gratitud aprendamos a considerar la vida como un divino beneficio.

Abrazar la gratitud por Dios significa honrar a los que nos rodean haciendo el bien y centrar nuestros esfuerzos en expresar lo agradecidos que estamos por lo que tenemos.

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Los escritos bahá’ís enfatizan que la gratitud que va más allá de la mera expresión verbal, sino que tiene el poder de transformar la vida de alguien y reorientar su energía hacia la construcción del bien de la humanidad. En una charla en la ciudad de Nueva York en 1912, Abdu’l-Bahá dijo:

La gratitud es de diferentes tipos. Hay un agradecimiento verbal que está limitado a una mera expresión de gratitud. Ello no es de importancia porque quizá la lengua pueda dar gracias en tanto el corazón no esté consciente de ello., muchos de los que ofrecen gracias a Dios lo hacen de esta manera; sus espíritus y corazones están inconscientes de la acción de gracias. Esto es sólo un formalismo igual a cuando nos presentamos o recibimos un regalo y decimos gracias, diciendo las palabras sin significado… Cuando el hombre en respuesta a los favores de Dios manifiesta sentimientos de conciencia, el corazón es feliz, el espíritu se regocija. Estos sentimientos espirituales son la acción de gracias ideal. Existe también un agradecimiento cordial que se expresa en los hechos y acciones del hombre cuando su corazón está lleno de gratitud. Por ejemplo, Dios ha conferido al hombre el don de la guía, y en agradecimiento por esta gran generosidad ciertos hechos emanan de él. Para expresar su gratitud por los favores de Dos, el hombre debe realizar acciones dignas de alabanza. En respuesta a estos dones debe hacer buenas acciones, ser sacrificado, amar a los siervos de Dios, incluso perder la vida por ellos, mostrar bondad a todas las criaturas. Debe desprenderse del mundo, estar atraído hacia el Reino de Abhá con el rostro radiante, la lengua elocuente, el oído atento, esforzándose día y noche para logar el beneplácito de Dios. Todo lo que desee hacer debe estar en armonía con el beneplácito de Dios. Debe observar y ver cuál es la Voluntad de Dios y actuar de acuerdo a ella. No hay duda de que tales hechos loables son el agradecimiento por los favores de Dios.

Este pasaje me recuerda que, incluso cuando no nos sentimos demasiado positivos, tratar a los demás con amabilidad, practicar la generosidad y dedicar nuestros esfuerzos a mejorar el estado del mundo que nos rodea es una forma de demostrar con nuestras acciones que estamos agradecidos a Dios.

Además de expresar o manifestar verbalmente nuestro agradecimiento, centrarnos en lo bueno y practicar la humildad en nuestra vida diaria nos permite actuar con gratitud. Incluso cuando no nos sentimos siempre positivos, cuando cambiamos nuestras acciones para promover la paz, la justicia y el amor, mostramos un cierto nivel de esperanza y creencia en la posibilidad del bien para nuestro mundo.