Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
George Floyd. Breonna Taylor. Después de haber sido asesinados por la policía, sus nombres se han hecho virales en las últimas semanas – George asesinado en Minneapolis y Breonna, en Louisville, Kentucky. Antes de eso, el nombre de Ahmaud Arbery se difundió ampliamente en las redes sociales después de que se hiciera viral el video de su asesinato en Georgia a manos de un policía retirado y su hijo.
«Las vidas de los negros no solo son dignas de respeto por nuestras acciones o por la universidad a la que fuimos»
Además de enterarnos de los horribles detalles de sus muertes, también hemos visto una avalancha de tributos a sus buenas cualidades. Hemos aprendido que Breonna era una apreciada técnica emergencias médicas que amaba ayudar a sus pacientes y a su comunidad», además, sus amigos describieron a George como un «gentil gigante». Ahmaud era conocido por su «reserva sin fondo de bondad». Christian Cooper, el hombre negro que afortunadamente sobrevivió luego que una mujer blanca alertara a la policía sobre él en Central Park, ha sido elogiado como un ambientalista amante de las aves – y es un graduado de Harvard. Pero las vidas de los negros no solo son dignas de respeto por nuestras acciones o por la universidad a la que fuimos. Somos dignos porque somos humanos.
Los escritos bahá’ís son una de las muchas fuentes que nos permitirán abordar las visibles barreras para lograr la paz y la justicia que la problemática del racismo impone a nuestro progreso colectivo como humanidad. En una declaración directa, la Casa Universal de Justicia, el órgano rector internacional de la comunidad mundial bahá’í, escribió en 1985: «El racismo retrasa el desarrollo de las ilimitadas potencialidades de sus víctimas, corrompe a sus perpetradores y arruina el progreso humano. El reconocimiento de la unidad de la humanidad, aplicado mediante medidas jurídicas apropiadas, debe ser universalmente defendido si se quiere superar este problema«. [Traducción provisional]
Una forma de hacer esto es intentar no asumir cuál es el valor de la vida o la muerte de otros. Cuando se trata de la gente negra, las personas necesitan hacer un esfuerzo concertado, considerando que nuestra cultura ha normalizado y socializado el tener expectativas inusualmente altas de moralidad, excelencia y simpatía sobre la gente negra a cambio de nuestra supervivencia y paz mental.
Nuestro sufrimiento (el sufrimiento de la gente negra) ha sido históricamente expuesto al público en los Estados Unidos, así como en otros países. A lo largo de la historia americana, los orgullosos hombres blancos lincharon, azotaron, cazaron y vendieron públicamente a seres humanos negros. Hoy en día vemos la obsesión de los medios de comunicación por los peligros y las luchas estereotipadas de las comunidades negras sistemáticamente privadas de derechos y de bajos ingresos. Nuestras estructuras y cultura ya están acostumbradas a historias sobre el sufrimiento de las personas negras.
Las redes sociales se han convertido en una plataforma útil para las personas que organizan el desmantelamiento de los sistemas racistas en la educación, la atención sanitaria, el trabajo y las interacciones interpersonales. Una de las formas más conocidas de activismo negro es exigir una intervención judicial cuando agentes de policía matan sin sentido a personas negras o cuando el Estado permite la liberación de una persona que ha matado sin sentido a una persona negra. Esto es cierto ya sea que se trate de un niño negro como Tamir Rice o Trayvon Martin, una mujer negra transexual – un demográfico que se enfrenta a tasas astronómicas de violencia – un educador, o un padre. La continua muerte de negros a manos del estado es lo que hace que sea un tema tan prominente en el que hay que concentrarse.
Cuando historias como la de Breonna Taylor, Ahmaud Arbery o George Floyd se vuelven virales, normalmente hay un llamado a la acción que viene con un hashtag en las redes sociales: un pedido a que exijamos que nuestros representantes tomen medidas legislativas. Pero las políticas de respetabilidad juegan un papel importante en el nombre que se vuelve viral.
Noté que mucha gente escribía breves homenajes a Breonna Taylor, quien fue brutalmente asesinada a tiros en su propia casa cuando policías buscaban a un sospechoso que ya había sido puesto en custodia. La mayoría de los mensajes mencionaban que era una técnica de emergencias médicas, quien trabajaba como funcionaria pública por el bien de su comunidad durante la pandemia.
¿Pero qué pasa cuando la persona asesinada, herida o sometida a una fuerza sancionadora excesiva del Estado tiene una historia que podría ser más fácilmente criticada? ¿Qué pasa con los casos en que la persona negra herida o asesinada cometió algunos errores – como cualquier otro ser humano?
En esos casos, aparecen todo tipo de justificaciones. El país muestra sus verdaderos matices racistas no solo con respecto el acto de violencia sino también en la respuesta del público. La gente se precipita a encontrar razones por las que esa persona merece ser brutalizada. Se apresuran a buscar algún historial juvenil delictivo – aunque sabemos que la mayoría de las razones por las que hay un historial en primer lugar es porque nuestra sociedad persigue y juzga a los jóvenes negros antes que a los jóvenes blancos. La vida de los negros se examina con una lupa, sus defectos se ponen en evidencia y se cuestiona su carácter.
«Aunque es ciertamente hermoso que Breonna Taylor haya comprometido su vida al servicio, el sacrificio de una persona o su capacidad para participar en una línea de trabajo loable no es lo que la hace digna de seguridad»
Así es como terminamos con decenas de miles de mensajes que bautizan a Breonna con su título de trabajo: una técnica de emergencias médicas. La gente siente que tiene que explicar por qué ella es digna de no ser asesinada por el estado mientras duerme. Muchos de nosotros nos hemos sometido subconscientemente a la idea de que tenemos que dejar clara su humanidad, mientras que otros solo hablan porque la clasifican como «una de las buenas». Para ellos, un paramédico es el «tipo de persona negra» con el que se sienten cómodos.
Aunque es ciertamente hermoso que Breonna Taylor haya comprometido su vida al servicio, el sacrificio de una persona o su capacidad para dedicarse a una línea de trabajo loable no es lo que la hace digna de seguridad. Los negros merecen ser tratados con igualdad sin importar si los demás nos juzgan buenos o malos. Etiquetarnos como «buenos» o «malos» nos deshumaniza.
Como dijo Abdu’l-Bahá, hijo de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, en una charla en París hace poco más de un siglo: «¿Quiénes somos nosotros para juzgar? ¿Cómo podemos saber nosotros quién es, a la vista de Dios, el más honrado? … seamos humildes, sin prejuicios, prefiriendo el bien de nuestro prójimo antes que el nuestro propio«.
¿Significa esto que no deberíamos escribir sobre las bellas cualidades que exhibió una persona como Breonna Taylor? No, pero no deberíamos tener que confiar en sus buenas cualidades para abogar por la justicia. No hay «buenos» que merezcan la vida o «malos» que merezcan la muerte y la opresión.
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