Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Tienes un grupo de personas en las que confías tus secretos más profundos, personas frente a las cuales podrías permitirte ser vulnerable? ¿Cuándo fue la última vez que sentiste que realmente pertenecías a algún grupo?
¿Sentiste esa sensación de ser parte de algo en tu equipo de fútbol, banda o club de teatro de la escuela secundaria?
¿Tienes un grupo así ahora, en el que sientes que realmente perteneces?
Pertenecer es una palabra misteriosa. Evoca un sentimiento de comodidad, aceptación y seguridad, al mismo tiempo que tiene un sentido de existencia, deseo y anhelo. Curioso. Aun más curioso es el secreto que nos permite encontrar aquel sentido de pertenencia. Examinemos ese secreto.
Cuando piensas en la última vez que tuviste ese sentimiento de realmente pertenecer, ¿qué sentimientos te vienen a la mente? Tal vez sentiste una sensación de seguridad y aceptación, una sensación de no ser juzgado.
La mayoría de nosotros llegamos a entender la aceptación después de nuestra adolescencia como un sentimiento que no se puede apreciar lo suficiente hasta que hayamos probado el riesgo que conlleva el conocimiento de uno mismo y el sentimiento de vergüenza. A veces, los momentos vergonzosos pueden enseñarnos mejor el valor de una sensación de seguridad: el placer de poder bajar la guardia en un entorno en el que nos sentimos libres de críticas.
Ahora imagínese a usted mismo como un adolescente, aprendiendo esas lecciones en Internet, una comunidad con una cultura ineludible, insensible y no regulada de críticas hirientes y censuras, que brinda una voz incorpórea a cualquier persona con acceso a ella. Bahá’u’lláh, al referirse al verdadero buscador, escribió:
Pues la lengua es fuego latente, y el exceso de palabras un veneno mortal. El fuego material consume el cuerpo, mientras que el fuego de la lengua devora tanto corazón como alma. – Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, pág. 139.
El ardiente fuego de las redes sociales produce vergüenza en tal volumen e intensidad que los participantes pueden ser quemados emocionalmente y marcados más allá de lo que podamos percibir. Las redes sociales, entonces, con su crítica desenfrenada, nos han afligido con una crisis de pertenencia. Nos dirigimos a ella en busca de comunidad, pero encontramos poco consuelo y amabilidad en esta.
¡Pero hay esperanza! ¿Acaso no es la cultura una serie de comportamientos repetidos? La Fe Bahá’í incluye muchas enseñanzas que promueven un sentido de pertenencia. Por ejemplo, las enseñanzas bahá’ís se oponen firmemente a avergonzar a otros con duras críticas y abogan por desarrollar una «lengua amable». En su Libro más Sagrado, Bahá’u’lláh escribió:
En verdad, los corazones de los hombres se edifican con el poder de la lengua, así como las casas y ciudades se construyen con las manos y otros medios. Hemos asignado a cada fin un medio para su logro; valeos de éste y poned vuestra fe y confianza en Dios, el Omnisciente, el Sapientísimo. – pág. 76.
Las enseñanzas bahá’ís advierten a todos que no traten a ninguna otra alma de manera cruel:
Asociaos … en espíritu de amistad y hermandad. Si sois conscientes de cierta verdad, si poseéis una joya, de la que otros están privados compartidla con ellos en un lenguaje de sumo afecto y buena voluntad. Si es aceptada, si cumple su propósito, habréis logrado vuestro objetivo. Si alguien la rehusara, abandonadle a sí mismo, e implorad a Dios que le guíe. Guardaos de tratarle sin bondad. Una lengua amable es el imán del corazón de los hombres. Es el pan del espíritu, reviste las palabras de significado, es la fuente de la luz de la sabiduría y el entendimiento. – Bahá’u’lláh, La Epístola al Hijo del Lobo, pág. 17.
Nada promueve más este tipo de amabilidad y sabiduría que las reuniones cara a cara, donde las personas pueden socializar y conocerse. La Fiesta de la comunidad bahá’í, una reunión que se celebra cada 19 días en cada comunidad bahá’í, ofrece una oportunidad para reunirse, compartir y socializar con otros creyentes. Mucho más que un servicio de adoración, esta brinda una maravillosa oportunidad para orar y leer juntos los escritos sagrados, consultar con franqueza y sinceridad, y estar con las almas que hacen todo lo posible por abstenerse de criticar y practicar aceptación:
En cuanto a la Fiesta de Diecinueve Días, ella regocija la mente y el corazón. Si esta fiesta se celebra de manera apropiada, los amigos, una vez cada diecinueve días, se sentirán espiritualmente restablecidos y dotados con un poder que no es de este mundo. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 70.
Entonces, ¿cómo podemos encontrar aceptación y pertenencia? ¿Cómo podemos reunirnos y formar una coalición de amigos cercanos y verdaderos para crear un sentido de pertenencia?
En cualquier grupo, solo tienes control sobre una persona: tú mismo. Eso significa que la creación de un sentido de pertenencia comienza contigo; es decir, debe tratar constantemente de practicar estas importantes enseñanzas bahá’ís de tener una lengua moderada y amable, de abstenerse de criticar a los demás y tener paciencia, no ofenderse:
Mostrad paciencia, benevolencia y amor los unos por los otros. Si alguno de entre vosotros no pudiera captar cierta verdad o estuviera haciendo esfuerzos para comprenderla, mostrad en vuestra conversación con él un espíritu de suma bondad y benevolencia. Ayudadle a ver y reconocer la verdad, sin considerarse en lo más mínimo superior a él ni poseedor de mayores dotes. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, pág. 8.
Mantenerse distante de las gentes, rehuirlas, mostrarse áspero con ellas, hará que se muestren remisas, en tanto que el afecto y la consideración, la afabilidad y paciencia atraerán sus corazones hacia Dios. – Abdu’l-Bahá, El secreto de la civilización divina, pág. 33.
Es posible que algunos grupos nunca confluyan en unidad, inclusión y sentido de pertenencia. Pero cuando un grupo de personas comienza a practicar enseñanzas espirituales que prohíben la murmuración y las duras críticas personales; cuando ellos fomentan la bondad y la compasión, y cuando muestran paciencia, el camino hacia la construcción de una comunidad y la creación de sentimientos pertenencia se vuelve mucho más fácil.
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