Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Mientras veía el documental «La historia de la mente humana» me sorprendió el hecho de que dos tercios del habla humana se utiliza para el chisme.
En muchas culturas el chisme se considera algo bueno, una forma de entablar amistades o vínculos. Sin embargo, como bahá’í he aprendido que los chismes son más dañinos que útiles a largo plazo. Por experiencia propia, me he dado cuenta de que esto es cierto.
«Los chismes tienden a mantenernos aislados en nuestro propio grupo»
Decidí profundizar un poco más en las complejidades del chisme y encontré muchos artículos que en realidad lo promueven. Uno de estos artículos afirmaba que los seres humanos están biológicamente destinados para el chisme, ya que estos liberan sustancias químicas de sensación de bienestar, como la serotonina; mientras que otro artículo explicaba que el chisme puede ayudarnos a saber en quién podemos confiar y a quién debemos evitar.
¿Por qué, entonces, los chismes son considerados tan dañinos por tantas religiones del mundo, incluyendo la Fe bahá’í? Por ejemplo, Bahá’u’lláh escribió que “la murmuración apaga la luz del corazón y extingue la vida del alma”, (El libro de la certeza).
«Dado que actualmente usamos dos tercios de nuestro diálogo para los chismes, me hizo preguntarme cómo evolucionaría la humanidad si hiciéramos un esfuerzo por alejarnos de los chismes»
He aquí una posible causa: los chismes tienden a mantenernos aislados en nuestro propio grupo, porque refuerzan nuestra perspectiva al proporcionar una segunda opinión similar sobre un evento compartido. A menudo no se basa en hechos, lo que lleva a herir sentimientos y generar malentendidos, creando una ruptura en la comunicación. En resumen, los chismes no apoyan una mentalidad de crecimiento, o bien una evolución de la mente.
Además, las enseñanzas bahá’ís nos lo piden:
Recordad, ante todo, las enseñanzas de Bahá’u’lláh sobre la maledicencia y la conversación impropia acerca de los demás. Las historias que se repiten sobre terceros rara vez son buenas. Una lengua silenciosa es lo más seguro. Incluso el bien puede desembocar en mal si se anuncia en el momento equivocado, o a la persona equivocada. – Abdu’l-Bahá, Abdu’l-Bahá en Londres.
Entonces, ¿cuál sería el resultado de abandonar los chismes? Dado que actualmente usamos dos tercios de nuestro diálogo para los chismes, me hizo preguntarme cómo evolucionaría la humanidad si hiciéramos un esfuerzo por alejarnos de los chismes. Tal vez, si nos concentramos en las virtudes de los demás en lugar de sus errores, nos podamos volver más empáticos, más positivos y menos críticos con los demás.
Uno debe ver en todo ser humano sólo aquello que sea digno de alabanza. Cuando se procede así, se puede ser amigo de toda la raza humana. Sin embargo, si miramos a la gente desde el punto de vista de sus faltas, entonces, ser amigo de ellos resulta una tarea tremenda. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.
Personalmente, me he dado cuenta de lo diferente que es cuando trato a una persona esforzándome intencionalmente por centrarme en sus buenas cualidades, en lugar de las malas. Los escritos bahá’ís no solo tienen enseñanzas que nos indican cómo comportarnos, sino que existen numerosas enseñanzas sobre cómo apoyar este comportamiento. Por ejemplo, Abdu’l-Bahá nos aconseja a todos:
Ver siempre el lado bueno y no el malo. Si un hombre tiene diez buenas cualidades y una mala, considerad las diez y olvidad la mala. – citado por J.E. Esslemont en Bahá’u’lláh y la nueva era.
Al poner esto en práctica diariamente, podemos empezar a reprogramar las neuronas de nuestro cerebro, lo que tendrá un profundo impacto en nuestros hábitos diarios, e inevitablemente tendrá un efecto positivo en el cambio de nuestras vidas no solo para nosotros mismos, sino para los que nos rodean también. Volviendo a los neuroquímicos que nos dan una sensación de bienestar mencionados anteriormente, mostrar amor y cuidado por los demás también tiene profundos efectos en nuestro cerebro. Podría ser que en el futuro el centrarse en el mejoramiento de uno mismo podría proporcionar la dosis positiva de esos químicos cerebrales que todos necesitamos, y al final el mundo se convertirá en un lugar más feliz.
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