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Los eruditos y artesanos que el Santuario del Báb honra

Saba Zamani | Abr 17, 2018

PARTE 1 IN SERIES El Santuario del Báb

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Saba Zamani | Abr 17, 2018

PARTE 1 IN SERIES El Santuario del Báb

Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.

Si observas Haifa, Israel desde alto, podrás ver el Santuario del Báb, una superestructura extraordinaria e impresionante abierto a las personas de todas las religiones como lugar de oración y adoración.

El Monte Carmelo, que literalmente significa “el viñedo de Dios”, es la montaña de Tierra Santa donde está situado el Santuario del Báb y el centro administrativo de la Fe Bahá’í.

El Santuario del Báb

El Santuario del Báb

La construcción del Santuario del Báb sobre el Monte Carmelo culminó en el año 1953, convirtiéndolo en un proceso de 44 años desde el momento que los resto del Báb fueron enterrados en un mausoleo de seis habitaciones el 21 de marzo de 1909. Fue posteriormente enterrado en una habitación adyacente en el mes de noviembre de 1921 y el Santuario se volvió aún más significativo que antes.

A pedido de Abdu’l-Bahá, se le agregaron tres habitaciones al mausoleo en 1929 y fue Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe Bahá’í, quien puso el primer ladrillo en el umbral del Santuario veinte años después. El proceso de construcción, el cual fue una misión colectiva de todos los Bahá’ís alrededor del mundo, fue pagada completamente por los propios creyentes de la Fe. Este hermoso establecimiento está actualmente rodeado y adornado por diecinueve terrazas de jardines.

El Santuario del Báb es considerado por los Bahá’ís como el segundo lugar más sagrado en la Tierra, en primer lugar se encuentra el cercano Santuario de Bahá’u’lláh en Bahji, Israel.

El piso principal del Santuario del Báb consiste de ocho habitaciones principales con nueve puertas, debido a que una habitación consta de dos puertas. Aun cuando los Bahá’ís conocen sobre la increíble arquitectura del Santuario, muchos desconocen que las entradas a cada habitación han sido nombradas por miembros importantes y distinguidos de la Fe Bahá’í. Cuatro de estas puertas fueron nombradas por Abdu’l-Bahá y las siguientes cuatro por Shoghi Effendi. Cada nombre sigue el formato de “Báb-i-(Creyente)”, donde “Báb-i” se traduce como “puerta de” el creyente.

Ahora, expliquemos estos portales de espiritualidad, comenzando por las puertas nombradas por ‘Abdu’l-Bahá y sus homónimos:

  • El Báb-i-Amin: nombrado por la Mano de la Causa Haji Amin (1831- 1928)
Una de las puertas al Santuario del Báb.

Una de las puertas al Santuario del Báb.

Haji Amin fue un devoto de la Fe Bahá’í desde una edad muy temprana. Él vivía en un pequeño pueblo cerca a Yazd, Irán llamado Ardikar, hasta la declaración Bahá’u’lláh en 1863. Inmediatamente luego de convertirse en seguidor de Bahá’u’lláh, Amin viajó a Persia para enseñar la Fe Bahá’í. Siendo él un hombre con educación, Amin fue capaz de ganarse el sustento al transcribir para analfabetos y el comercio de diferentes artículos por los caminos. Estaba tan comprometido con la Fe que fue conocido por distribuir tablas escritas por Bahá’u’lláh mientras viajaba y otros creyentes solían darle cartas para entregarle a Él.

Cuando Amin llegó a Akka, se convirtió en el primer Bahá’í no prisionero de la ciudad en ver a Bahá’u’lláh en la prisión, e incluso regresó en diferentes oportunidades. Su devoción a la Fe fue muy evidente durante toda su vida y luego de su fallecimiento en el año 1928, Shoghi Effendi nombró a Haji Amin como “Mano de la Causa de Dios”, una institución especial designada a miembros prominentes de la Fe Bahá’í.

  • Báb-i-Fadl: nombrada por Mirza Abdu’l-Fadl (1844-1914)

Mirza Muhammad, uno de los pocos apóstoles de Bahá’u’lláh que nunca tuvo la oportunidad de conocerlo, es aún uno de los eruditos Bahá’ís más notables. Estaba comprometido a expandir la Fe en Egipto, Turkmenistán y América. En lugar de Muhammad, él escogió el nombre “Abdu’l-Fadl”, que significa progenitor de virtudes y fue referido así por ‘Abdu’l-Bahá.

‘Abdu’l-Bahá reconoció a Abdu’l-Fadl como un creyente con devoción completa por la Fe. Abdu’l-Fadl también fue un apasionado autor que escribió muchas publicaciones sobre una amplia gama de temas Bahá’ís, incluso ’Abdu’l-Bahá mismo los consideró como excepcionales e impresionantes. Desafortunadamente, la mayoría de sus escritos se perdieron durante la Revolución Rusa. Abdu’l-Fadl permaneció siendo un devoto Bahá’í, pasando sus últimos días en El Cairo, Egipto hasta su muerte en enero de 1914.

  • Báb-i-Bala y Báb-i-Ashraf: nombrado por Ustad Aqa Bala y Ustad Aqa Ali- Ashraf, respectivamente (fecha de nacimiento y fallecimiento desconocidas).

Ustad Aqa Bala y Ustad Aqa Ali- Ashraf eran hermanos de Baku, Rusia. Con el permiso especial de ’Abdu’l-Bahá, ellos permanecieron en Tierra Santa por un largo período de tiempo. Durante su estadía, estos hermanos albañiles dedicaron su tiempo, esfuerzo y dinero a la construcción del Santuario del Báb.

  • Báb-i-Karim: nombrado por Ustad Abdu-Karim (fecha de nacimiento y fallecimiento desconocidas).

Se conoce poco sobre Ustad Abdu-Karim. Su nacimiento, fecha de fallecimiento y su lugar de entierro permanece ambiguo. Sin embargo, se sabe que él también fue un Bahá’í albañil quien contribuyó significativamente a la construcción del Santuario, es así que una de las entradas del Santuario lleva su nombre.

Las enseñanzas Bahá’ís elogian la erudición, el arte y la artesanía, haciendo muy significativo que tres de las cinco puertas nombradas por ‘Abdul-Bahá honran a los albañiles que construyeron la estructura inicial y los otros dos reconocen y veneran a los eruditos Bahá’ís:

«El conocimiento equivale a unas alas para la vida del hombre y a una escalera para su ascenso. Su adquisición incumbe a todos …Grande, en verdad, es la demanda que los científicos y los artesanos hacen a los pueblos del mundo… En verdad, el conocimiento es un verdadero tesoro para el hombre y una fuente de gloria, de munificencia, de gozo, de exaltación, de alegría y de regocijo para él» – Bahá’u’lláh, Tablas de Bahá’u’lláh, p. 52.

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