Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Hace muchos años, leí acerca de una mujer llamada Hulda que, a los 91 años, escalaba montañas. Me inspiró tanto esa historia que guardé el artículo en un archivo en mi oficina.
De cuando en cuando agrego a este archivo de «inspiración» ideas motivadoras de revistas, periódicos o impresiones de algún sitio web.
Otra de mis historias favoritas de ese archivo es la de un hombre verdaderamente asombroso que nadó por el Canal de la Mancha sin ayuda, a pesar de ser un amputado cuádruple debido a un accidente. Cuando supe de él, pensé que era solo una historia falsa para la portada de algún tabloide, pero resultó ser verdad.
Me encanta revisar esa carpeta, ya que me recuerda que la gente es capaz de hacer cosas maravillosas e inspiradoras. Niños que recaudan dinero para la caridad; gente común que comparte todo lo que tienen; personas que superan desafíos físicos extremos; gente afligida por la adversidad mientras mantienen una actitud optimista.
Intento identificarme con ellos como personas y visualizar el poder dentro de ellos que les llevó a sus grandes logros. Mi admiración por ellos crea una conexión, ya que me inspiran a ser mi mejor yo, a explorar e incluso a expandir mis propios límites.
Pero cuando digo que me «inspiran», ¿qué estoy diciendo? ¿Qué significa estar inspirada? Literalmente significa «insuflar», la palabra se asocia frecuentemente con prácticas espirituales tanto fuera como dentro de las tradiciones religiosas. Al aplicar esto a las enseñanzas bahá’ís, encontramos tanto la oración como la meditación.
Pienso que la primera es una súplica de inspiración, y la segunda es el medio para recibirla.
Las fuentes más poderosas de inspiración humana son los mensajeros de Dios. Su presencia y sus enseñanzas » insuflaron» una nueva guía y un potencial renovado en la sociedad humana. Con Bahá’u’lláh como el más reciente de los profetas, su mensaje de unidad ha sido insuflado en el mundo y se está abriendo paso gradualmente en la sociedad humana:
Oh amoroso Señor, haz que todos permanezcan firmes y constantes, y brillen con esplendor sempiterno, a fi n de que con cada aliento soplen suaves brisas de los vergeles de Tu bondad, se levante una niebla del océano de Tu gracia, brinden su frescura las bondadosas lluvias de Tu amor y el céfiro difunda el perfume proveniente de la rosaleda de la unidad divina. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.
Muchas personas descubren que la inspiración les ayuda a trascender sus capacidades, impulsándoles a niveles más altos de pensamiento y de acción. Así sucede también cuando una persona inspira a otra, como la historia de Hulda me ha inspirado a seguir escalando. Abdu’l-Bahá dijo que la inspiración es la afluencia del corazón humano.
Como otro aspecto más de la inspiración, Abdu’l-Bahá la incluyó en una lista de fuentes de conocimiento humano: la percepción de los sentidos, la razón, las tradiciones y la inspiración. Aunque también discutió las limitaciones de estas formas de conocimiento, advirtiendo que no son ni exhaustivas ni prescriptivas, me parece útil considerar las implicaciones.
La lista concluye con la inspiración, lo que significa estar abierto a recibir conocimiento de maneras tal vez sorprendentes e impredecibles. También implica que nos motivemos unos a otros, que nos inspiremos para poner más esfuerzo en nuestros propios emprendimientos.
Puesto que la inspiración puede ir en ambos sentidos, al igual que las comunicaciones que se envían y se reciben, ser una inspiración para los demás sería un objetivo digno. Tal vez este es un reto para todos: hacer algo que pueda inspirar a otros. Ya sea que lleguemos a tales alturas, y que alguien se dé cuenta o incluso se interese por ello, lo importante es tratar de crecer y compartir todo lo que tenemos y hacemos.
Tomando cada uno de estos elementos por separado, podemos obtener conocimiento a través de lo que percibimos, aunque hay límites en cuanto a dónde y cuándo estamos presentes y cómo interpretamos lo que percibimos. Aquí es donde entra en juego la importancia de la razón, para que podamos considerar inteligentemente nuestras percepciones a través de la lente de lo que los historiadores, fotógrafos, escritores, artistas y eruditos han registrado, así como a través de la conversación con personas que respetamos.
Cuando vi por primera vez esta lista, me sorprendió encontrar «tradiciones» en ella. Luego consideré esa palabra en el sentido más amplio. No solo las prácticas rituales, la tradición también abarca las ideas transmitidas a través de las generaciones. Por supuesto, es importante aplicar la percepción y la razón a ellas también, especialmente si las tradiciones se han contaminado con prejuicios e ignorancia.
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