Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Hoy en día los avances tecnológicos han logrado maravillas en muchos sentidos. La tecnología nos permite estar conectados, trabajar remotamente en algunos casos, y experimentar diferentes formas de arte y entretenimiento. Sin embargo, mientras la tecnología y el Internet se vuelven cada vez más importantes en nuestras vidas, ¿cómo podemos lograr un equilibrio?
Se ha demostrado que la tecnología puede ser un medio para que las personas puedan meditar, orar, practicar yoga, ejercitarse, escuchar música, estudiar, y reflexionar sobre las necesidades de sus comunidades. La tecnología se ha vuelto esencial en nuestra búsqueda por arrojar luz sobre la injusticia, investigar la verdad y organizar un cambio. La belleza del poder de esta herramienta brilla a través de estos tiempos difíciles e inciertos.
A pesar de todos sus beneficios, nuestros ojos y cerebros necesitan un descanso. ¿Cómo podemos asegurarnos de tener suficiente tiempo de descanso de la pantalla? He estado pensando en los valores espirituales y morales que quiero incorporar a mi relación con la tecnología durante esta pandemia.
Un artículo escrito por la comunidad internacional bahá’í en la ONU explica la perspectiva bahá’í sobre la ciencia y la tecnología: «Gran parte de la dificultad de aplicar la ciencia al desarrollo de hoy en día ha venido de la incapacidad de vincular la ciencia con los valores espirituales y morales básicos sobre los que se construye cada sociedad. Esos valores, que son la base del progreso real de la ciencia y la tecnología para el desarrollo, se derivan, en opinión de los bahá’ís, de la religión. La religión ha proporcionado tradicionalmente normas y objetivos para el individuo y la sociedad, pero la incomprensión y la distorsión de sus enseñanzas fundamentales han traído prejuicios – dogmatismo, superstición, fanatismo – obstáculos fundamentales para el desarrollo humano. Por otra parte, el progreso científico, sin los valores religiosos aportados por los fundadores de las religiones reveladas del mundo, ha engendrado el materialismo – avaricia, egoísmo, desconfianza, injusticia» [Traducción provisional].
Basados en eso, aquí están algunas de las ideas que tengo sobre mi relación con la tecnología:
Moderación
Una de las primeras cualidades espirituales que me vienen a la mente cuando pienso en mis objetivos en torno al uso de la tecnología durante este tiempo es la moderación. Una cita bahá’í dice: «En todas circunstancias deberán conducirse con moderación«. Esto parece ser una tarea difícil mientras intentamos practicar el distanciamiento social.
Además de soluciones simples como establecer recordatorios para limitar la cantidad de tiempo que paso en Instagram, o tratar de ser intencional sobre la cantidad de televisión que veo, he estado pensando sobre el tiempo que paso en la pantalla en general. Mi trabajo, por ejemplo, requiere que esté en las llamadas de Zoom más de lo habitual y estoy constantemente revisando mi correo electrónico. Para mantenerme al día con mis amigos y mi familia, dependo del FaceTime o de las llamadas telefónicas. Me he dado cuenta de que a lo largo de esta pandemia, inevitablemente tendré que pasar más tiempo a solas y menos tiempo en comunicación con otros si deseo tener alguna apariencia de moderación con mi uso de la tecnología.
Disciplina
La segunda cualidad espiritual en la que he estado pensando mucho es la disciplina. Para poder practicar la moderación de manera efectiva, necesito disciplina. Muchos de nosotros luchamos por construir nuestra autodisciplina, y me he dado cuenta de que esto se debe en parte a que es difícil para nosotros respetar las metas que nos hemos fijado.
Los escritos bahá’ís dicen que «el honor supremo del hombre y su felicidad real descansan en el respeto de sí mismo, en su longanimidad y nobleza de propósito, en la integridad y cualificación moral y en una conciencia inmaculada«. Con esta pandemia que nos ata aún más a nuestras pantallas, el respeto por uno mismo podría expresarse cuando reconocemos que es tiempo de colgar una llamada. También puede significar que nos fijemos una hora firme para acostarnos en lugar de ver el siguiente episodio en la televisión.
También podemos tratar de incorporar nuevos hábitos de oración y meditación para llenar el vacío de tiempo que puede surgir cuando empezamos a distanciarnos un poco más de la pantalla.
Durante estos extraños y difíciles tiempos, es hermoso poder fortalecer estas cualidades espirituales que seguramente nos ayudarán a medida que avanzamos a través de esta pandemia. Practicando una moderación disciplinada, nos familiarizamos mejor con nosotros mismos. Aprendemos a aprovechar al máximo el tiempo que pasamos hablando con nuestros seres queridos y reforzamos nuestras relaciones siendo intencionales con nuestro tiempo. En general, podemos lograr objetivos que de otra manera podrían no haberse cumplido.
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