Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
A medida que la integración global avanza en los campos de la tecnología, el transporte y el comercio, esto obliga a los pueblos del mundo a reconocer su inevitable interconexión.
Todos estamos sujetos a las mismas enormes similitudes, el medio ambiente, la salud y la seguridad. Para comenzar: los océanos, la atmósfera, el derretimiento de nuestros glaciares en los polos, la desertificación y las pandemias. Ya somos como una sola persona en todos los aspectos de la involuntaria integración global. Ya estamos unidos; solo que simplemente no estamos haciéndolo tan bien como podríamos.
Lo que nos queda por hacer es desarrollar aquellos aspectos voluntarios de la integración que nos permitirían fusionar nuestra diversidad de inteligencias en una sinergia creativa suficientemente poderosa para resolver aquellos dilemas que tenemos en común. Sinergia creativa. La necesitamos. La queremos. La mayoría de nosotros. Entonces, ¿por qué no está sucediendo? ¿Qué es lo que mantiene fragmentado al mundo de la inteligencia humana?
En medio de este lamentable mal funcionamiento nace una nueva visión de nuestro futuro común .En palabras de Bahá’u’lláh , hemos llegado a un punto en la historia en la que todas las causas de desunión humanamente concebidas han sido eliminadas racionalmente, dejando solo el «libro sagrado» de nuestras características comunes innatas:
«…por una parte, hemos borrado del Libro sagrado de Dios todo aquello que ha sido causa de lucha, malicia y daño entre los hijos de los hombres…». – Bahá’u’lláh , Pasajes de los escritos de Bahá’u ’lláh , pág. 51.
Al mismo tiempo, él nos recuerda que la humanidad ha logrado desarrollar todas esas cualidades que necesitamos para vivir y trabajar juntos con éxito:
«…y por otra parte hemos sentado los requisitos esenciales del entendimiento, y de completa y permanente unidad». – Ibid.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que este mundo, con el tiempo, evolucionará una economía política operativa caracterizada por la justicia y la prosperidad que será digna del título «comunidad».
¿Cómo puede esto llegar a suceder?
El mundo y sus naciones como analogías de una familia
Este artículo es el primero de una serie sobre diferentes mundos sociales entrelazados, cada uno de los cuales son variaciones del tema de la familia. Sin embargo, nuestra experiencia histórica y contemporánea de las familias humanas es tan dañada, tan profunda es nuestra decepción, tan trágica la frecuente desunión de sus miembros o la disconformidad para parecer unidos, que por un momento consideremos a las familias no humanas como lobos o leones.
Una familia de lobos interactúa de manera sistemática. Son un sistema social, es decir, un número determinado de entidades que interactúan de acuerdo con un principio o patrón primordial. El principio rector aquí no es comer, sino aprender a cazar para que puedan comer. Esencialmente, entonces, el aprendizaje se convierte en el principio trascendente en todas las familias: los miembros más maduros del sistema ayudan a los menos maduros a crecer y aprender hasta que a su vez se convierten en contribuyentes positivos del sistema. La familia esencialmente incuba capacidad .De la misma manera, la familia de naciones puede expandir la capacidad de la humanidad.
Una comunidad mundial emergente
Lejos de esperar una simple desaparición de nuestras distinciones para formar un sistema totalitario, los bahá’ís anticipan un mundo unido que exhibirá un sofisticado equilibrio de tensiones creativas entre tres niveles de agregación: un foro mundial para gobierno planetario; un conjunto continuo de estados nacionales autónomos; y una multitud de ciudadanos del mundo que ejerzan cada uno libertad e iniciativa personal.
La unidad de la raza humana tal como la visualiza Bahá’u’lláh, implica el establecimiento de una comunidad mundial en la que todas las naciones, razas, credos y clases estén estrecha y permanentemente unidas, en la que la autonomía de sus Estados miembros, la libertad personal y la iniciativa de los individuos que la componen estén definitiva y completamente salvaguardadas. -Shoghi Effendi , El Orden Mundial de Bahá’u’lláh , pág. 203.
Liberando energías creativas
Un planeta que haya establecido su compromiso de integrar la inteligencia de la humanidad dejará de desperdiciar sus recursos en la competencia y la conquista entre naciones. De hecho, fundirá sus «espadas en arados». Entonces se podrá disponer de recursos en abundancia para ser reorientados y crear una comunidad de desarrollo social .Como expresión de nuestra creciente ola de energía creativa, nosotros, los pueblos del mundo, eventualmente realizaremos modificaciones a los derechos y libertades esenciales que universalmente hemos llegado a respaldar, para convertirlos en estándares de comportamiento cultural que ninguna nación pueda violar contra cualquier pueblo dentro o más allá de sus fronteras.
No hay nada trivial, superficial o parcial sobre el cambio que está teniendo lugar ahora en nuestro sentido de identidad como hijos de esta Tierra y ciudadanos de este mundo. Estamos entrando en una era de sinergia global que según prometen las enseñanzas bahá’ís:
… un cambio orgánico en la estructura de la sociedad actual, un cambio como el mundo no ha experimentado jamás… el logro de la unidad orgánica y espiritual de todo el cuerpo de naciones. – Ibid., pág. 43, 163.
Encontrará mucho más sobre este tema en «La familia global», un capítulo del nuevo libro de Elaine McCreary «Nuestras siete familias» , publicado por GR Books, disponible en Amazon.com.
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