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Cultura

¿Por qué tomé un año sabático para hacer servicio de voluntario durante mi juventud?

Tara Jabbari | Dic 23, 2018

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Tara Jabbari | Dic 23, 2018

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Si eres joven, ¿alguna vez has pensado en tomar un año sabático e ir a algún lugar para aprender, ayudar a otros y explorar?

Bueno, muchos jóvenes bahá’ís hacen exactamente eso: comprometerse con un “año de servicio juvenil”, y brindan un año para servir a los bahá’ís y a sus amigos en numerosas actividades comunitarias.

A veces estos años de servicio se brindan dentro de la misma comunidad donde viven los jóvenes, o en otras ocasiones se mudan a otra parte de su propio país o incluso viajan al extranjero. Hice el mío desde junio 2013 hasta mayo 2014, dejando Chicago para ir a vivir y servir en Auckland, Nueva Zelanda. Como mi cumpleaños es en junio, eso significa que pasé mis 25 años completos en Nueva Zelanda.

Dejé a todos los que conocía para viajar al rincón más alejado del mundo, y no me arrepiento en absoluto.

¿Por qué tomar un año sabático para hacer trabajo de voluntario?

Podría preguntar: ¿por qué alguien dejaría a todos y todo lo que conoce y pausaría sus estudios o sus carreras para servir a una comunidad donde no tenía ninguna conexión previa? Bueno, los bahá’ís ven el servicio activo a los demás como parte de la adoración y la oración, y creen en un mundo unificado:

Si somos verdaderos bahá’ís la palabra no es necesaria. Nuestras acciones ayudarán al mundo, difundirán la civilización, ayudarán al progreso de la ciencia y permitirán el desarrollo de las artes. Sin acción no puede llevarse a cabo nada en el mundo material, ni las palabras por sí solas pueden hacer que el ser humano progrese en el Reino espiritual. No sólo a través de la expresión han alcanzado la santidad los elegidos de Dios, sino que por sus pacientes vidas de servicio activo han difundido la luz en el mundo.

Por consiguiente, esforzaos para que vuestras acciones sean a diario hermosas oraciones. Volveos hacia Dios, y procurad hacer siempre aquello que es justo y noble. ¡Ayudad al pobre, levantad al caído, confortad al afligido, procurad remedio al enfermo, tranquilizad al temeroso, librad al oprimido, brindad esperanza al desesperado, y albergue al desamparado! – Abdu’l-Bahá, La Sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 105.

El servicio a la humanidad, como señalan las enseñanzas bahá’ís, puede adoptar todo tipo de formas diferentes. Los jóvenes bahá’ís pueden trabajar en las «actividades básicas» que las comunidades bahá’ís ya poseen para atender a diferentes grupos de edad, desde niños hasta ancianos. También pueden ofrecer tiempo voluntario para ayudar a la comunidad en muchas otras capacidades. Por ejemplo, la comunidad bahá’í global tiene nueve Casas de Adoración continentales, donde personas de todos los orígenes y religiones son bienvenidas a reflexionar, orar y meditar. Se necesitan voluntarios para ayudar con los miles de visitantes. Las organizaciones sin fines de lucro generalmente también necesitan ayuda, y las escuelas siempre pueden necesitar v

Foto grupal de una conferencia juvenil en Vanuatu. Esto es solo 2/3 de los 1800   jóvenes que asistieron. ¡Si miras de cerca puedes encontrarme en la parte de atrás!

Por ejemplo, en Vanuatu encontré la Escuela Bahá’í Rowhan, la cual está enfocada en el «desarrollo espiritual, intelectual y social de los niños y jóvenes de Vanuatu, para que puedan convertirse en agentes de cambio y desarrollo social, puedan fortalecerse espiritualmente para hacer frente a todos los desafíos que puedan enfrentar en la vida, y convertirse en un grupo distinto de personas, dedicadas al servicio de su comunidad «.

Entonces, ¿qué hice yo en el otro lado del planeta? Edité los videos. Me gradué estudiando producción de medios y trabajé como gerente de redes sociales y asistente de producción durante dos años en el Centro Nacional Bahá’í de los Estados Unidos. Durante mi tiempo allí, crecí como productora y editora de documentales cortos. Al finalizar mi contrato, con el apoyo de mis padres, solicité servir en Nueva Zelanda en su Centro Nacional Bahá’í, editando documentales.

Allí pasé de la producción y edición de videos online de cuatro minutos a producir y editar documentales de 30 a 60 minutos que se transmitieron por todo el Pacífico Sur en televisión y online. ¡Fue un gran avance! Fui asesorada por el editor ganador del premio Emmy   Ken Zemke, mientras que yo ayudé a ampliar su alcance las redes sociales. Además de mis deberes en el departamento de medios, comencé a asistir a una clase de estudio bahá’í, participé en varios proyectos con adolescentes en Auckland y organicé eventos comunitarios que incluyeron una muy exitosa fiesta de Halloween.

Pero además de mi servicio, hice grandes amistades, me conecté con parientes allí, exploré gran parte de Nueva Zelanda, fui a Australia y Vanuatu y fortalecí mis habilidades de medios como editora. En general, aprendí mucho sobre mí misma, sobre lo que puedo hacer por los demás, cómo puedo servir y lo que significa trabajar por la unidad de la humanidad en cualquier capacidad:

A cada uno de vosotros se os ordena que os dediquéis a alguna forma de ocupación, como un oficio, un arte y otras similares. Nosotros hemos exaltado misericordiosamente vuestro trabajo al rango de la adoración a Dios, el Verdadero. Ponderad en vuestros corazones acerca de la clemencia y las bendiciones de Dios y dadle gracias al atardecer y al amanecer. No malgastéis vuestro tiempo en la ociosidad y la pereza. Ocupaos en aquello que sea beneficioso para vosotros y para los demás. -Bahá’u’lláh, Las Tablas de Bahá’u’lláh, pág. 17.

No todo fue fácil, lloré toda la primera noche cuando llegué a Nueva Zelanda. Me pregunté: ¿en qué estaba pensando? ¡No conocía a nadie! Nunca había editado ningún video de más de 15 minutos, ¿y si fallaba? Pronto, sin embargo, me di cuenta de que, tanto como Ken y el Centro Nacional Bahá’í se arriesgaron para que yo sirviera en Nueva Zelanda, yo misma me arriesgué y valió la pena todo.

Un año de servicio le da a una persona joven la oportunidad de invertir realmente en sí misma, en una comunidad y para reevaluar qué hacer con su vida. Estudié las enseñanzas bahá’ís, tuve conversaciones intelectuales y tontas con personas de todo el mundo, me reí y lloré. Aprendí sobre mí y sobre por qué los escritos bahá’ís sugieren que todos encuentren maneras de servir a la humanidad. Lo aliento a que piense en cómo puede servir y ayudar a su comunidad a crecer, descubrirá que también lo ayudará a crecer a usted.

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