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Cultura

¿Puede coexistir la globalización y la diversidad?

Elaine McCreary | Ene 28, 2019

PARTE 4 IN SERIES Nuestras siete familias

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Elaine McCreary | Ene 28, 2019

PARTE 4 IN SERIES Nuestras siete familias

Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.

La historia nos ha mostrado cómo diversas fuerzas disruptivas han ocasionado que pueblos de todos los orígenes se alejen de sus antiguas patrias.

Debido a ese patrón histórico, no existe ninguna nación en la que solo operen dos distinciones raciales. Incluso hoy en día en las naciones donde los conflictos internos han exacerbado las diferencias específicas, siempre hay otros «otros», otras minorías, otros inmigrantes pasados por alto en la mezcla.

Las fuerzas de la historia, tanto negativas como positivas, han desarraigado y movido a los pueblos de todo el mundo, mezclándonos, produciendo el fenómeno social relativamente reciente de muchos pueblos viviendo en una misma tierra, creando juntos una nación altamente diversa. Si nos aferramos a nuestras diferencias, no solo como una satisfacción, sino como la definición misma de nuestra identidad, entonces nunca podremos cohesionarnos como una sola nación.

Nuestra nueva patria nos permite llevar nuestras diferencias al bien común. Bahá’u’lláh pudo ver que nuestra nobleza depende de nuestro entendimiento de esta realidad:

Puesto que os hemos creado a todos de una misma substancia os incumbe ser como una sola alma, caminar con los mismos pies, comer con la misma boca y habitar en la misma tierra para que mediante vuestros hechos y acciones se manifiesten los signos de la unicidad y la esencia del desprendimiento desde vuestro más íntimo ser. – Las Palabras Ocultas, pág. 13.

Contribuciones nacionales distintivas

Tan inspiradora es la comunidad mundial predicha en los escritos bahá’ís que a veces nos sentimos tentados a olvidar que hay un lugar continuo para que los estados nacionales hagan sus contribuciones distintivas a ese conjunto. El Guardián de la Fe Bahá’í, Shoghi Effendi, describió el orden mundial previsto por Bahá’u’lláh de la siguiente manera:

Su propósito no es sofocar la llama de un sano e inteligente patriotismo en el corazón del hombre, ni abolir el sistema de autonomía nacional, tan esencial para evitar los males de un exagerado centralismo. No ignora ni intenta suprimir la diversidad de orígenes étnicos, de climas, de historia, de idioma y tradición, de pensamiento y costumbres que distinguen a los pueblos y naciones del mundo. Reclama una lealtad más amplia, una aspiración mayor que cualquiera de las que ha sentido la humanidad. Reclama una lealtad más amplia…Insiste en la subordinación de impulsos e intereses nacionales a las exigencias imperativas de un mundo unificado. – Shoghi Effendi, La Promesa de la Paz Mundial, pág. 42.

Así como los inmigrantes aportan sus diversos recursos a una lealtad más amplia hacia su nueva patria de muchos pueblos, del mismo modo las naciones están destinadas a llevar sus diversas identidades a una mayor lealtad hacia su planeta de muchas naciones.

Abdu’l-Bahá elogió a la Península Arábiga por tener «un grado superlativo de civilización» tras la influencia de Muhammad; a Canadá por «almas que tienen una capacidad y poder inusual para el avance espiritual», y a Estados Unidos donde «ha sido desplegada la bandera de la libertad»; advirtiendo que «la felicidad y grandeza de un país, dependen de su atención y obediencia al llamado de Dios». – La Promulgación a la Paz Universal, pág. 104.

Shoghi Effendi elogió a toda la región de Europa:

… tan rica y llena de acontecimientos en su historia; tan diversificada en su cultura; de cuyo suelo brotaron las civilizaciones helénica y romana; fuente de una civilización cuyas características Bahá’u’lláh mismo dio tributo”. – Mensajes al mundo bahá’í 1950-1957, pág. 161, (Traducción provisional).

Igualmente alabó a todo el continente africano por permanecer:

… no contaminados con los males de un materialismo burdo, desenfrenado y canceroso que socava el tejido de la sociedad humana tanto en el Este como en el Oeste. – Shoghi Effendi, Mensaje a la Conferencia Intercontinental Africana, Kampala, Uganda, 12 de febrero de 1953, Ibid., pág. 136, (Traducción provisional).

Es evidente que en nuestro hemisferio oriental, la relativa libertad de la ortodoxia religiosa de Australasia se ve compensada por el profundo compromiso de Asia con la sabiduría de las antiguas tradiciones religiosas; y la práctica asiática de cooperación social y acción colectiva está equilibrada por la iniciativa del individualismo en Australasia.

Un conjunto de cualidades positivas puede complementar otro conjunto de cualidades positivas, si es que aprendemos a mantener estos aparentes opuestos en tensión creativa para encontrar el camino hacia una futura cultura espiritual, algo que el mundo jamás ha visto.

Desde épocas romanas, se ha reconocido ampliamente que las características distintivas de un lugar hacen que este posea un don de perspectiva único que es el «genius loci», es decir el espíritu del lugar. Bahá’u’lláh también declaró que el don de perspectiva único en un solo lugar puede desarrollar el don de entendimiento para los pueblos del mundo, enriqueciéndolos a todos y promoviendo la cooperación:

Cesarán las rivalidades, odios e intrigas nacionales, y la animosidad y el prejuicio raciales serán reemplazados por la amistad, el entendimiento y la cooperación. – Shoghi Effendi, El Orden Mundial de Bahá’u’lláh, pág. 355.

Las enseñanzas bahá’ís instan a cada nación a responder a las oportunidades de esta oportuna época en la historia, a rendir su contribución única al bienestar de todos, y así alcanzar su porción de la gracia divina:

Aquel quien es vuestro Señor, el Todo Misericordioso, atesora en su corazón el deseo de ver a toda la raza humana como una alma y un cuerpo. Apresuraos en ganar vuestra porción de la bondadosa gracia y misericordia de Dios, en este Día que eclipsa todos los otros Días creados. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, pág. 113.

En la medida en que una nación se comprometa a aportar sus mejores principios y energías a la comunidad mundial, en ese grado podremos medir su fuerza espiritual.

Encontrará mucho más sobre este tema en «La familia nacional», un capítulo del nuevo libro de Elaine McCreary Nuestras siete familias, publicado por GR Books, disponible en Amazon.com.

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