Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Solo en los primeros meses del 2020 (sí amigos recién han pasado tres meses desde que comenzó el año), la humanidad ha enfrentado la amenaza de la guerra nuclear, un incendio que casi acaba con un continente entero debido al cambio climático, y ahora una pandemia que nos ha dejado de rodillas. Nunca antes en la historia de la humanidad nos hemos visto forzados a reconocer nuestra unidad como ahora y aceptar que estamos todos conectados, independientemente de nuestras fronteras y divisiones creadas por el hombre.
“¿No sabéis por qué os hemos creado a todos del mismo polvo? Para que nadie se exalte a sí mismo por encima de otro. Ponderad en todo momento en vuestros corazones cómo fuisteis creados…”
Hace aproximadamente 150 años atrás, Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe Bahá’í, pronunció estas palabras cuando escribió su colección de oraciones en estilo de poema llamada “Las palabras ocultas”. Durante mis primeros años de adolescencia, recuerdo leer aquel libro por primera vez e incluso entonces reconocer la magnitud de sus palabras.
Es interesante que, aunque Bahá’u’lláh nos dice en otra «palabra oculta» que todos hemos sido en realidad creados “nobles”, aquí nos recuerda que aquella nobleza a la que se refiere es espiritual y que nuestro ser material es en realidad meramente polvo.
Puesto que os hemos creado a todos de la misma substancia, os incumbe, del mismo modo, ser como una sola alma, caminar con los mismos pies, comer con la misma boca y habitar en la misma tierra, para que desde lo más íntimo de vuestro ser, mediante vuestros hechos y acciones, se manifiesten los signos de la unicidad y la esencia del desprendimiento.
Imagina leer y reflexionar sobre este pasaje hace un año. ¿Alguno de nosotros habría podido imaginar lo que implicaría este nivel de unidad? ¿Podríamos haber imaginado que toda la raza humana se reuniría un día en paz para hacer lo mejor para todos los pueblos de la tierra? ¿Habríamos pensado que una crisis mundial nos llevaría a un camino de unidad mundial?
Puedo ver el impacto financiero que esta situación tiene sobre aquellos que cobran por hora y viven de cada sueldo. Y aunque estamos siendo testigos del cierre de empresas y el aumento de los despidos, también vemos que algunos empleadores aceptan seguir pagando salarios incluso si los empleados no pueden ir al trabajo. Vemos a gente que apoya las artes donando sus entradas no utilizadas en lugar de pedir reembolsos. Estamos siendo testigos de un nivel de compasión que todos los mensajeros de Dios nos han pedido desde los tiempos de Adán.
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Lo que se consideraba de importancia social la semana pasada, ya no es importante en absoluto. Nuestro sistema de valores ha sido destrozado y debemos encontrar una nueva forma de medir el valor.
Durante décadas la gente exigió más respeto para aquellos que contribuían a la sociedad, como los maestros y los trabajadores de la salud, pero en cambio el mundo material recompensaba a los atletas y a las estrellas de reality show. Ahora nuestro interés y gratitud va para nuestros maestros, mientras intentamos abordar los desafíos de la educación en casa.
Muchos de nosotros estamos agradecidos con los trabajadores de salud que literalmente arriesgan sus vidas tratando de entender y adelantarse a esta rápida crisis. Valoramos a los trabajadores de la tienda de alimentos que están llenando los estantes vacíos y a los agricultores que proporcionan los alimentos para esos estantes. Aquella visión que «abarque el mundo», que Bahá’u’lláh nos pidió que desarrollemos, se nos impone ahora de la manera más humilde. Todos podemos ver cómo el mensaje de unidad que Dios envió a la humanidad en este día es esencial para nuestra propia supervivencia, tanto física como espiritual. «El bienestar de la humanidad, su paz y seguridad son inalcanzables, a menos que su unidad sea firmemente establecida«, escribió Bahá’u’lláh. La unión de todos los pueblos del mundo y la eliminación de los prejuicios nunca ha sido más relevante y vital para nuestro bienestar.
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