Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La vida se asemeja a un viaje: por muy variadas que sean nuestras aspiraciones, todos buscamos encontrar y cumplir algún significado en la vida.
En el camino, podemos caer fácilmente en el camino de perseguir los sueños de comodidad, dinero, fama y prestigio. Generalmente descritos como «felicidad», nuestros objetivos materiales a menudo descuidan el cuidado y desarrollo de nuestro bienestar interno más profundo. Con tantas distracciones, generalmente tenemos que hacer un esfuerzo activo para despejar un espacio dentro de nuestras mentes y corazones para estar atentos a nuestras necesidades espirituales internas, adicionalmente al deseo de comodidad y seguridad:
Limpiad de vuestros corazones el amor por las cosas mundanas; de vuestras lenguas, todo recuerdo salvo su recuerdo; de vuestro ser, todo lo que os impida ver su Faz, u os tiente a seguir los impulsos de vuestras inclinaciones malas y corruptas. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, pág. 144.
Aun cuando a muchos de nosotros se nos enseña de una manera u otra que para llevar una vida feliz y productiva debemos aspirar a altos niveles de comodidad material, es necesario para nuestra salud espiritual que tengamos fuerza de voluntad para poder suprimir algunos de estos instintos más primarios. Similar a cómo nuestros cuerpos necesitan ciertos elementos para crecer, nuestras almas florecen en circunstancias particulares:
…cuando una persona no abre su corazón y su entendimiento a la bendición del espíritu, sino que vuelve su alma hacia las cosas materiales, hacia la parte corpórea de su naturaleza, entonces cae de su elevada posición y llega a un estado inferior al de los seres del reino animal. ¡En este caso el individuo desciende a una lamentable condición! Pues si las cualidades espirituales del alma, abiertas al hálito del Divino Espíritu, nunca se emplean, se atrofian, se debilitan y, finalmente, se inutilizan; mientras que si sólo se ejercitan las cualidades materiales del alma, éstas alcanzan un poder terrible, y ese individuo infeliz y extraviado se vuelve más salvaje, más injusto, más vil, más cruel, más malvado que los mismos animales inferiores. – Abdu’l-Bahá, La Sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 126.
Si, por el contrario, la naturaleza espiritual del alma ha sido fortalecida hasta el punto de someter bajo su dominio al lado material, entonces el ser humano se aproxima a lo Divino. – Ibid.
Además del esfuerzo constante por superar algunas de nuestras tendencias más animales, podemos fomentar nuestra salud espiritual mediante la adopción de creencias esperanzadoras:
El concepto de la aniquilación es factor de degradación humana, origen de bajeza y menosprecio, fuente de temor y abyección humanos. Ha conducido a la dispersión y debilitamiento del pensamiento humano, mientras que el reconocimiento de la existencia y continuidad ha elevado al hombre a la sublimidad de los ideales, ha establecido las bases del progreso humano y estimulado el desarrollo de las virtudes celestiales; por tanto, concierne al hombre abandonar todo pensamiento de inexistencia y muerte que es absolutamente imaginario y verse a sí mismo inmortal, eterno en el propósito divino de la creación. Debe abandonar ideas que degradan el alma humana, para que día a día y hora a hora pueda elevarse más y más hacia la percepción espiritual de la continuidad de la realidad humana. Si el pensamiento de la inexistencia perdura en él, llegará a la incompetencia; con su voluntad debilitada disminuirá su ambición de progreso y de adquisición de las virtudes humanas.. – Abdu’l-Bahá , La Promulgación a la Paz Universal, pág. 106.
Además, de la misma manera que nuestros cuerpos necesitan consumir alimentos de la más alta calidad posible, de la misma forma necesitamos nutrir nuestras almas. De manera similar a la forma en que todos nosotros requerimos alimentos ligeramente diferentes para cuidar mejor nuestros cuerpos, esta forma de nutrición espiritual puede ser diferente para cada uno. Los bahá’ís creen que una forma es la oración y meditación, por muy variada que pueda parecer, es necesaria para el crecimiento espiritual:
Alabado sea Dios, pues tu corazón está ocupado en la conmemoración de Dios, tu alma se regocija con las buenas nuevas de Dios y estás absorto en oración. El estado de oración es la mejor de las condiciones, pues el hombre entonces está en asociación con Dios. La oración ciertamente confiere vida, en especial cuando es ofrecida en privado y en momentos como la medianoche, cuando se está libre de las preocupaciones diarias. – Abdu’l-Bahá , Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá , pág. 152.
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo