Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Cómo avanzamos hacia una realidad más inclusiva sobrepasando las trampas de la política partidista?
Tal vez queramos intentar aplicar estos seis principios de construcción de unidad en base a las enseñanzas Bahá’ís. No son respuestas en sí, pero sugieren una nueva forma de ver el mundo que permite que diversas personas contribuyan a un proceso dinámico de transformación comunitaria.
1. La unidad de la humanidad es una verdad universal
Como raza humana, cada vez más reconocemos nuestra unidad. Somos una familia humana interconectada en el sentido más literal: los estudios genéticos demuestran que una de cada dos personas es un primo lejano de cualquier otro ser humano en la Tierra. Vivimos en una patria planetaria común y compartimos una biosfera común, y ahora estamos viviendo en un momento de interdependencia global cada vez más intensa. La contaminación y la guerra en una parte del mundo afectan a cada parte del planeta, ya sea al contaminar una fuente de agua compartida o al desplazar a millones de personas a través de las fronteras. Estamos tan profundamente conectados que es como si fuésemos las células de un solo cuerpo, y si una parte del cuerpo humano está enferma o angustiada, el resto del cuerpo también sufrirá. Necesitamos un nuevo modelo de organización social, por lo que es primordial reconocer la verdad fundamental de la unidad de la humanidad.
2.Los humanos tienen la capacidad de cooperación
La idea de que los humanos son esencialmente egoístas y deben luchar por el poder sobre los demás es parte de la estructura de la vida política mundial. Pero los humanos no son intratablemente corruptos, egoístas y agresivos; también tenemos la capacidad de cooperación, reciprocidad y servicio mutuo. Lo que necesitamos, ahora más que nunca, son foros para el desarrollo de la comunidad que giren en torno a la consulta y el respeto mutuo. Debemos buscar nuevos modelos de gobernanza que reflejen la capacidad humana para el altruismo.
3.La diversidad es necesaria para la unidad
Unidad no significa uniformidad; en cambio, necesitamos diversidad para traer nuevas perspectivas e innovación a la solución de nuestros problemas más complejos. A través de un modelo Bahá’í, las voces de aquellos que han sido los más marginados históricamente deben ser estar al centro. Los proyectos coloniales e imperiales que han oprimido a las masas durante cientos de años tienen su legado en las estructuras sociales que aún valoran a los grupos privilegiados. La verdadera prosperidad social no podrá alcanzarse hasta que tengamos una estructura que pueda incorporar las voces de todos los segmentos de la sociedad al trabajo de gobernar los asuntos humanos.
4.El cambio social exige participación universal
En la actualidad, la gente por todo el mundo está acostumbrada a esperar que los «expertos» resuelvan nuestros problemas: esperar que los políticos electos u otros líderes de la comunidad logren hacer las cosas bien. ¿Cómo podemos empoderarnos para lograr vernos a nosotros mismos como agentes de cambio dentro de nuestras comunidades locales y centrarnos en el cambio positivo que cada uno puede contribuir? ¿Cómo podemos liberarnos de las falsas dicotomías de «los avanzados» y “los atrasados», los «desarrollados» y lo «subdesarrollados»? Cada persona debe tener un asiento en la mesa, porque cada uno es el verdadero experto o experta de su realidad.
5.La historia puede ser reformulada
Al igual que el individuo que se desarrolla a través de las etapas de infancia y adolescencia, la humanidad ha evolucionado desde una «infancia» de sociedades tribales independientes hasta una «adolescencia» de comunidades nacionales más complejas e integradas. Ahora estamos en la cúspide de una madurez colectiva: el surgimiento de una verdadera civilización global. Cada vez más, podemos ver el surgimiento de cosmovisiones que enfatizan en la unicidad de la humanidad. Algunas personas aún se aferran a las viejas narrativas que dicen: «siempre ha sido y siempre será de esta manera», pero estamos viviendo una época de avance en la interdependencia global que nunca antes se ha visto. Ahora cada persona en la Tierra tiene la opción de aprender a aceptar responsabilidad por el bienestar de toda la familia humana.
6.Los humanos tienen una naturaleza tanto espiritual como material
Nuestra parte espiritual es tan importante como nuestra parte material, y necesitamos desesperadamente estructuras sociales que permitan el desarrollo de ambas. Esta no es una afirmación de una ideología religiosa en particular. Por el contrario, expresa la idea de que muchas personas sienten amor y conexión con la Tierra, con otros humanos y con esa esencia incognoscible que algunos llaman Dios. Más allá de tener necesidades materiales básicas para la supervivencia, las personas necesitan sanación espiritual. La gente necesita sentirse amada. El desarrollo de cualidades espirituales como el amor, la justicia, la honradez, la paciencia y la gratitud nos ayudan a conectarnos auténticamente entre nosotros y contribuir al progreso social.
Avanzando más allá de la división política
Las soluciones a los complejos problemas que enfrentamos no serán fáciles y no se pueden reducir a simples consignas. La unidad solo surgirá orgánicamente en la medida en la que nosotros, como ciudadanos, construyamos lazos auténticos de confianza, conquistemos nuestros prejuicios y establezcamos nuevos foros para la colaboración verdadera.
Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe Bahá’í, nos advirtió:
¿Hasta cuándo persistirá la humanidad en su descarrío? ¿Hasta cuándo continuará la injusticia? ¿Hasta cuándo reinarán el caos y la confusión entre los hombres? ¿Hasta cuándo agitarán la discordia la faz de la sociedad? Los vientos de la desesperación, lamentablemente, soplan desde todas direcciones, y la contienda que divide y aflige a la raza humana crece día a día. Los signos de convulsiones y caos inminentes pueden discernirse ahora, por cuanto el orden prevaleciente resulta ser deplorablemente defectuoso. Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, p. 125.
Podemos dedicar nuestro tiempo a levantarnos en contra de los continuos ataques del modelo defectuoso de gobernanza, o podemos dedicar nuestras energías a promover un nuevo conjunto de valores y una nueva forma de relacionarnos.
Ahora más que nunca, debemos reemplazar los modos obsoletos de pensamiento y comportamiento por una cosmovisión que reconozca la unidad de la humanidad.
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