Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Esta cita de las escrituras Bahá’ís siempre me ha dejado perpleja, y me ha preocupado un poco, para ser sincera:
¡Cuántas veces un pecador, en la hora de su muerte, ha llegado a la esencia de la fe y, tomando la bebida inmortal, ha alzado el vuelo hacia el Concurso celestial! ¡Y cuántas veces un creyente piadoso ha cambiado tanto en el momento de la ascensión de su alma, que ha caído en el fuego infernal!” – Bahá’u’lláh, El Libro de la Certeza, p. 194.
Entonces, me he preguntado, ¿realmente solo contarán estos últimos momentos de nuestras vidas? Aún más, ¿no importa toda una vida de buenas obras o, alternativamente, una vida de pecado no causa tanto daño al alma? Todos tenemos nuestros malos días, pero, como una persona que usualmente trata de «hacer lo correcto», este juicio final apenas parece justo.
En lugar de tratar de seguir las leyes y los valores de una vida religiosa y espiritual, tal vez debería haber estado satisfaciendo «mis deseos e inclinaciones corruptas», como se refieren a ellos los escritos bahá’ís.
Sin embargo, si leo entre líneas del pasaje anterior, también me dice que solo Dios puede conocer los corazones de Sus siervos. Nuestro rostro público puede mostrar cualquier cosa, pero solo nosotros, y nuestro Creador, sabemos si estamos viviendo una mentira y no estamos esforzándonos por desarrollar nuestro verdadero ser. Tal vez, el mensaje principal es que debemos preocuparnos mucho menos por lo que otras personas piensen de nosotros, y mucho más acerca de si nuestro comportamiento es agradable ante Dios. Otra oración del Báb refleja este tema:
“Pues si [mi alma] parte mientras Tú estás contento conmigo, estaré libre de toda preocupación o angustia; pero si me abandona mientras Tú estás descontento conmigo, entonces, aunque hubiera realizado todas las acciones buenas, ninguna me serviría y aunque me hubiera ganado todos los honores y glorias, ninguno de ellos serviría para ensalzarme”. – Selección de los Escritos del Báb, pp. 187-188.
A pesar de la importancia de nuestras últimas palabras y testamentos en relación con nuestra relación con Dios, otros textos en los escritos bahá’ís dejan bastante claro que, mientras tanto, no necesariamente nos libramos de las consecuencias de los actos malvados hayamos podido cometer, como un pasaje de Bahá’u’lláh reitera:
“Sabed en verdad que una calamidad imprevista os persigue y un doloroso castigo os espera. No penséis que las acciones que habéis cometido han sido borradas de mi vista. ¡Por mi belleza! Todas vuestras acciones las ha grabado mi pluma con caracteres claros sobre tablas de crisolita”. – Bahá’u’lláh, Las Palabras Ocultas, p. 44.
Cuando era joven, recuerdo que mi padre me recordaba de vez en cuando acerca de esas «tabletas de crisolita», lo que probablemente me hizo pensar un poco más en serio sobre las ramificaciones de mi comportamiento, ¡tanto buenas como malas!
La mayoría de las escrituras religiosas apuntan a un cálculo final de algún tipo. Religiones como la Fe Bahá’í, el cristianismo, el islam e incluso muchos sistemas de creencias paganas se refieren a la continuación del alma en otro mundo. Las tradiciones de fe como el hinduismo y el budismo se centran en la reencarnación. En todos los casos, sin embargo, el estado en la vida futura es un reflejo de nuestra conducta en este. El karma también, por ejemplo.
Al final, sin embargo, parecería que Dios decide. Él puede ser misericordioso o justo. Espero que la mayoría de la gente espere lo primero. Pero parece haber un proceso separación también:
Dios prueba a Sus siervos y los tamiza, separando al creyente del infiel, al desprendido del mundano, al piadoso del disoluto, al hacedor de bien del obrador de iniquidad, y así sucesivamente. Así ha proclamado la Paloma de santidad: “¿Piensan los hombres que cuando dicen ‘creemos’ se les dejará en paz y no se les pondrá a prueba?” – Bahá’u’lláh, Las Gemas de los Misterios Divinos, p. 14.
En otro pasaje, Bahá’u’lláh brinda una perspectiva esperanzadora:
Sabe, de verdad, que si el alma del hombre ha seguido los caminos de Dios, ciertamente regresará y será recogida en la gloria del Amado. – Pasaje de los Escritos de Bahá’u’lláh, p. 161.
La idea de volver a nuestra fuente, a ese verdadero amor que todos anhelamos, tiene un gran atractivo. Pero, es difícil describir el proceso de llegar hasta allí. Podemos tener más críticas sobre nosotros mismos que Dios tiene de nosotros, por ejemplo. Otros autores en BahaiTeachings.org han examinado este tema con más detalle, con un enfoque en las fascinantes historias de aquellos que han tenido experiencias cercanas a la muerte o ECM. La mayoría de estas personas informa haber visto una revisión de cada momento de sus vidas, y haber experimentado el amor y el daño que han traído a otros. (Esa no es una película que estoy particularmente ansiosa por ver. ¡¿Tal vez solo puedo pedir ver Netflix ?!)
En última instancia, no creo que la mayoría de nosotros realmente sepamos en qué condición pueden estar nuestras almas cuando dejamos este plano terrenal, pero pensar más a menudo sobre la vida después de la muerte podría ayudarnos a ser mejores personas en esta vida.
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