Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Un reciente artículo publicado en la respetada revista Fronteras de la Ciencia de la Conservación nos advertía de que solo la unidad asegurará la supervivencia de la humanidad.
El artículo decía sustancialmente:
Los peligros ecológicos a los que se enfrenta el planeta han añadido tensiones a la salud, la riqueza y el bienestar humanos [que] disminuirán perversamente nuestra capacidad política para mitigar la erosión de los servicios de los ecosistemas de los que depende la sociedad. Si no somos conscientes de la magnitud de las soluciones necesarias, la sociedad no podrá alcanzar ni siquiera los objetivos más modestos de sostenibilidad».
El artículo llega a una conclusión aleccionadora: no conseguiremos alcanzar ni siquiera una modesta sostenibilidad hasta que no actuemos de forma conjunta. El ecosistema mundial, no solo las consecuencias del cambio climático, sino toda la red de la vida, fracasará. Solo si la humanidad se pone a la altura de las circunstancias en unidad, sobreviviremos. Es como si la humanidad se viera arrastrada, a patadas y a gritos, a establecer una cohesión y una unidad globales, por la pura fuerza del potencial de desastre a una escala sin precedentes.
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Cómo crear unidad
Sin embargo, el miedo rara vez crea una verdadera unidad. Tratar de motivar a la gente mediante advertencias funestas, o escenarios de futuros desastres, o por la fuerza, siempre produce resistencia. La tercera ley de Newton, «para cada acción hay una reacción igual y opuesta», tiene ramificaciones que van mucho más allá de la física.
En cambio, el mundo necesita el tipo de motivación que despierta en nosotros nuestros instintos altruistas y crea una verdadera unidad a partir de la diversidad. Para lograrlo, la fuerza debe ser de naturaleza espiritual.
La religión siempre ha sido la fuente de la fuerza espiritual, pero hoy en día varios factores impiden que la religión sea la fuente espiritual de la unidad:
La religión ya ha intentado crear la unidad y ha fracasado, o ha dejado de intentarlo.
Las religiones han perdido su poder de unir porque sus enseñanzas divinamente reveladas, a lo largo del tiempo, han sido socavadas por interpretaciones y aplicaciones erróneas.
Las religiones se han multiplicado en miles de sectas y denominaciones, cada una de las cuales afirma que sus interpretaciones y prácticas son correctas, e incluso se enfrentan entre sí.
La religión prevé un mundo futuro pacífico y unificado, pero proporciona poca orientación práctica sobre cómo lograr ese objetivo.
Piensa en las distintas tradiciones de la fe como una lámpara, cada una de ellas cubierta con el polvo oscurecedor de las malas interpretaciones. Aunque cada lámpara es diferente, todas brillan con la misma luz. Aunque las instituciones y las enseñanzas temporales de cada Fe pueden diferir también, las verdades eternas que se encuentran en todas las religiones divinas son las mismas.
La buena noticia: ya existen las fuerzas espirituales que están creando la unidad que el mundo necesita. Una nueva revelación de Dios ha revitalizado esas verdades eternas fundando una nueva religión protegida de las malas interpretaciones. Esta nueva religión es la Fe Bahá’í, y su profeta es Bahá’u’lláh.
La investigación de la Revelación bahá’í
Después de investigar las enseñanzas de Bahá’u’lláh, gente de todo el mundo ha encontrado una religión que aborda las condiciones actuales, que nunca ha sucumbido a las malas interpretaciones ni a las divisiones sectarias y que tiene como propósito central la transformación y la unidad del mundo de la humanidad. En sus escritos, Bahá’u’lláh comparó esta profunda misión espiritual con el trabajo de un médico:
El Médico Omnisciente tiene puesto Su dedo en el pulso de la humanidad. Percibe la enfermedad y en Su infalible sabiduría prescribe el remedio. Cada época tiene su propio problema, y cada alma su aspiración particular. El remedio que el mundo necesita para sus aflicciones actuales no puede ser nunca el mismo que el que pueda requerir una época posterior. Preocupaos fervientemente de las necesidades de la edad en que vivís y centrad vuestras deliberaciones en sus exigencias y requerimientos.
Cualquiera que sea su mayor preocupación, de la vasta gama de dolencias que afectan al mundo hoy en día, encontrará su solución en las enseñanzas de Bahá’u’lláh. El alcance global de las enseñanzas bahá’ís asegura que todas las comunidades del mundo, ya sean religiosas, políticas o éticas, antiguas o modernas, encuentren en los remedios de Bahá’u’lláh las expresiones de sus más altos deseos y las soluciones a sus problemas más desconcertantes.
Bahá’u’lláh reveló su nueva Fe a mediados del siglo XIX. En la actualidad, según la Enciclopedia Británica, la Fe bahá’í es la segunda religión más extendida geográficamente del planeta. La velocidad con la que se han difundido las enseñanzas de Bahá’u’lláh se debe a su atractivo universal. Esta velocidad fue profetizada en el Evangelio de Mateo: «Porque como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre».
Cómo evitar las trampas del pasado
¿Cómo evita la Fe bahá’í las trampas del pasado y se asegura contra las malas interpretaciones? Hay muchas capas de protección.
En primer lugar, los escritos de Bahá’u’lláh son auténticos, ya sean escritos de su propia mano o dictados y firmados por él. Los bahá’ís disponen de los escritos originales, por lo que no se puede discutir lo que dijo.
En segundo lugar, la distinción entre los versos alegóricos, que son susceptibles de interpretación, y los versos cuyos significados son evidentes, y no están sujetos a interpretación, son aclarados por Bahá’u’lláh.
Tercero, las interpretaciones autorizadas solo pueden provenir de Abdu’l-Bahá y Shoghi Effendi.
Cuarto, aunque se anima a los individuos a estudiar las enseñanzas bahá’ís y a llegar a interpretaciones personales, está claro que sus opiniones son propias.
En quinto lugar, la Fe bahá’í no tiene clero: no existen posiciones de autoridad para siquiera tentar a alguien a interpretar.
Estas múltiples protecciones que Bahá’u’lláh creó en la estructura de la Fe bahá’í le han permitido mantener su unidad desde el fallecimiento de su fundador hasta la actualidad. Dado que ha sido capaz de establecer una unidad duradera a nivel interno, es un buen augurio para el éxito de su misión de establecer la unidad en el mundo.
La influencia de las fuerzas espirituales desencadenadas por las enseñanzas de Bahá’u’lláh puede compararse con el efecto de la levadura en la elaboración del pan: solo se necesita un poco para afectar a toda la masa. Bahá’u’lláh escribió:
Una nueva vida se agita, en esta época, dentro de todos los pueblos de la tierra; y, sin embargo, nadie ha descubierto su causa ni comprendido su motivo… El equilibrio del mundo ha sido trastornado por la vibrante influencia de este más grande, este nuevo Orden Mundial. La vida ordenada de la humanidad ha sido revolucionada por medio de este Sistema único y maravilloso, nada semejante al cual jamás han presenciado ojos mortales.
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