Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
He aceptado el hecho de que para fortalecer mi salud espiritual y mental, tengo que practicar la paciencia.
Las fortalezas y debilidades de las personas son diferentes. Todos somos únicos, así que tiene sentido que, aun cuando he visto a muchos batallar con la práctica de la paciencia, otros la practiquen con facilidad. Mientras trato de aprender a ser más paciente, me dirijo a la gente que me rodea para que me guíen. A veces aprendo de los errores que me comentan, o de la forma en que los veo luchar. Otras veces, me inspiro de la forma en que se mueven por el mundo sin impaciencia.
Pero, aunque estos ejemplos son útiles, cuando se trata de practicar la paciencia conmigo misma, lo que encuentro más efectivo es leer la guía espiritual. Busco esta guía espiritual en las escrituras divinas, como este impactante pasaje bahá’í:
Si no fuera por la calamidad, ¿cómo podría brillar el sol de tu paciencia? ¡Oh Luz de los mundos! No te quejes de los malvados, puesto que fuiste creado para soportar y resistir. ¡Oh Paciencia de los mundos! – Bahá’u’lláh, Oraciones Bahá’ís.
La curación no es lineal
Un dicho frecuente en los espacios de salud mental dice que «la curación no es lineal». Una de las formas más obvias de curación emocional es la forma en que procesamos un evento catastrófico, como la pérdida de un ser querido. En mi programa de graduados en trabajo social, aprendimos sobre las cinco etapas del dolor: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Sin embargo, aunque nos gustaría imaginar que cuando ocurre algo difícil la gente pasa por estas etapas una por una, la realidad es que estas fases pueden mezclarse. A menudo, regresamos a alguna etapa que ya habíamos atravesado antes. El duelo puede ser complejo, y no es un proceso lineal.
Tengamos paciencia mientras recibimos guía espiritual
Es necesaria la paciencia para atravesar el proceso de duelo. La mayoría de personas se sentirán decepcionadas si cada vez que enfrentan un desafío asuman que fracasaran en el proceso. Los escritos bahá’ís sugieren que tenemos que dirigir nuestras mentes hacia una fuente divina cuando estemos tratando superar una situación difícil:
Cuenta con Dios; confía en Él. Alábale y recuérdale continuamente. Él, ciertamente, transforma la dificultad en tranquilidad, la pena, en consuelo, y el afán, en completa paz. Él, en verdad, tiene dominio sobre todas las cosas. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.
Según mi experiencia, es necesario tener en cuenta a Dios en el proceso de cultivar un mayor sentido de paciencia. Cuando me siento frustrada conmigo misma o con otras personas trato de recordar que todos fuimos creados por Dios. Cuando me siento molesta o confundida por las diferentes oportunidades deseables que se me escapan, trato de recordar que hay un propósito mayor que solo Dios comprende. Cuando esa forma de pensar no calma mi ansiedad, a menudo trato de recordarme a mí misma que, sin importar las circunstancias de mi vida, siempre hay formas para a adorar a Dios y crecer espiritualmente.
Recordemos que debemos perdonar
Incluso cuando no estoy pasando por momentos difíciles, he aprendido que debo ser paciente en mis esfuerzos por desarrollar nuevos hábitos. Una vez que reconozco un patrón de comportamiento que se interpone en mi buen funcionamiento, deseo cambiar, pero el poseer conciencia sobre el problema no resulta naturalmente en el cambio que anhelo. Incluso el hecho de esforzarse por cambiar no garantiza necesariamente que vaya tener éxito, lo que requiere que sea paciente y me perdone a mí misma durante todo el proceso.
Además de practicar paciencia para no apurarme a mí misma, la paciencia también significa persistir en el esfuerzo. No es una virtud pasiva, sino activa. Está estrechamente ligada a la persistencia.
Los escritos bahá’ís nos dicen:
Ciertamente, Él [Dios] recompensa sin medida a quienes soportan con paciencia. – Bahá’u’lláh, Las gemas de los misterios divinos.
Tener un enfoque activo sobre la paciencia permite el crecimiento. Personas sabias en mi vida me han recordado a menudo que hay que intentarlo una y otra vez para tener éxito. Cuando hacemos esto, la recompensa que imaginamos para nosotros mismos probablemente no es ni siquiera una fracción de la recompensa que podríamos recibir.
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