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Las lecciones espirituales del fracaso

Jaellayna Palmer | Jun 30, 2019

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Jaellayna Palmer | Jun 30, 2019

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¿Acaso no queremos todos tener éxito en la escuela y ser reconocidos por ello? Con seguridad, nadie comienza algo con el deseo de fracasar. Entonces, ¿por qué tantos estudiantes fracasan o dejan la escuela antes de graduarse?

Sigue siendo un tema de debate saber quién fue el que realmente fracasó: el estudiante, el maestro, la escuela, la familia o la sociedad misma. Muy probablemente no vamos a poder encontrar todas estas respuestas en el sistema educacional, ya que estos son asuntos complejos, tanto objetiva como subjetivamente.

Reconozco la necesidad de establecer criterios y medir el progreso. Por otro lado, me preocupan las sanciones asociadas con la etiqueta «fracaso», ya sea en la escuela o más tarde cuando (con suerte) consiga empleo. ¿Qué queremos decir cuando usamos la palabra «fracaso»?

Esto me vino a la mente durante el fin de semana en una situación completamente diferente. Mi esposo John y yo fuimos a patinar por primera vez en muchos (quizás muchos) años. No fue difícil para mí patinar sobre una superficie nivelada o subir colinas pequeñas, pero controlarme mientras iba de bajaba o tratar de detenerme en las curvas era otra cuestión. Estaba tambaleante y dos veces supe que estaba a punto de caerme. Así que, rodando en los patines, tomé dirección hacia una pendiente cubierta de hierba en lugar de simplemente caer, así pude escapar sin lesiones.

Afortunadamente, soy bastante buena para caerme, ya que de niña aprendí mientras me preparaba para un pequeño papel en un espectáculo local de patinaje sobre hielo. Durante los primeros días de ensayo, aprendimos cómo caer y levantarnos con gracia. Aunque en la actuación esperaba que no necesitar lo que había aprendido, la práctica fue tranquilizadora y podría haber sido una de las razones por las que el programa salió bien.

Así que ahora pienso en aprender a caer sin confundir esto con fracaso. He llegado a la conclusión de que debo estar dispuesta a hacer ambas cosas si quiero aprender o probar algo nuevo. Solo desearía que esta idea fuera más común tanto en el mundo educativo como en el empresarial. La gente dice «sin riesgos no hay ganancia», pero evita el riesgo por miedo al fracaso o el castigo. John Dewey, el notable reformador educativo, dijo: “El fracaso es instructivo. La persona que realmente piensa aprende tanto de sus fracasos como de sus éxitos «.

Entonces, en la escuela, ¿los estudiantes tienen la oportunidad de rehacer una tarea, pasar una segunda o tercera ronda en un proyecto o volver a realizar un examen? La misma palabra «fracaso» se trata como un final y un acto vergonzoso, en lugar de una oportunidad para intentar nuevamente, practicar alternativas diferentes y demostrar que se aprendió del fracaso inicial.

El ciclo de fracaso y prueba también ocurre ocasionalmente en el mundo laboral. A veces leemos sobre empresas notables que fomentan la innovación e incluso abrazan el fracaso. Pero la razón por la que leemos sobre estos es porque son raros y, por lo tanto, de interés periodístico, son la excepción y no la regla.

Se dice que el Buda dijo: «El único fracaso real en la vida es no ser fiel a lo que uno sabe«.

Al conocer citas como esta, tenía curiosidad por investigar más sobre el fracaso. Quizás no sea sorprendente, pero diversas fuentes en línea y mis varios libros de citas contienen un gran número de entradas bajo el encabezado de «fracaso», incluso más que bajo el encabezado de «éxito». Los escritos bahá’ís fomentan el aprendizaje en la práctica, incluso al reconocer diferentes niveles de habilidad entre las personas. Para dar un ejemplo, encuentro tres puntos relevantes dentro de esta breve frase de   Abdu’l-Bahá: «… haced un ingente esfuerzo y fijaos un noble objetivo».Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 29.

Primero, las palabras «ingente esfuerzo» me dicen: trabaja duro, esfuérzate, sé firme, haz tu mejor esfuerzo personal.

En segundo lugar, las palabras «fijaos un noble objetivo» sugieren: aprópiate de la decisión, preocúpate por lo que estás haciendo, ten motivación.

Tercero, las palabras «noble objetivo» significan: comprométete con algo importante, ve su potencial para ti mismo y para otros, desafíate por alcanzarlo.

Cuando las escuelas reconozcan su papel en la educación de la persona integralmente (cuerpo, mente y espíritu), las palabras triunfar y fracasar   tomarán un nuevo significado. Los niños aprenderán a aceptar las decepciones y se volverán expertos en recuperarse de sus inevitables caídas. Ellos crecerán con la confianza de tomar riesgos en el futuro. Eso será ventajoso para todos nosotros, ya que juntos nos beneficiamos de lo que han aprendido.

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