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Espiritualidad

Preparándose para la batalla contra un enemigo invisible

Robin Chandler | Abr 9, 2020

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Robin Chandler | Abr 9, 2020

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Esta pandemia del 2020 prueba nuestra capacidad de ser auto-disciplinados, sensatos y compasivos, todo al mismo tiempo. Para mí, eso implica un desafío espiritual. Esta crisis de salud es, por lo tanto, no solo física, sino también espiritual. Se trata de seguir las reglas, aprender de otros países que han aprendido de la manera difícil, y mantener el rumbo. En su oración, la Tabla del Fuego, Bahá’u’lláh, el Profeta-Fundador de la Fe Bahá’í escribió: «Cuando las espadas centelleen, ¡avanza! Cuando vuelen los dardos, ¡apresúrate!«. Estas palabras nos preparan para la batalla.

«cualquier movimiento que ponga por obra la paz y el acuerdo en la sociedad humana es ciertamente un movimiento divino»

Black Elk

Durante el siglo pasado, el chamán sioux Black Elk aprendió muchas lecciones de la manera más dura, él dijo: «El buen camino y el camino de las dificultades están hechos para cruzarse, y donde se cruzan el lugar es sagrado». En este momento, ser santo significa ganar control espiritual sobre una nueva forma de vida que está emergiendo entre la humanidad, una que se mueve hacia la nueva dirección de la unidad. Nuestra unidad en esta (y otras) batallas es sagrada, el único camino bueno. Abdu’l-Bahá, el hijo mayor y designado sucesor de Bahá’u’lláh, explicó en una charla en Chicago en 1912 que «cualquier movimiento que ponga por obra la paz y el acuerdo en la sociedad humana es ciertamente un movimiento divino«.

Muchos de nosotros en todo el mundo conocemos ahora a personas que han sido derrotadas por el COVID-19. Su fallecimiento, tanto jóvenes como ancianos, nos recuerda la fragilidad de la vida y los peligros de ignorar algo que no podemos ver con el ojo humano. En muchos casos, nos hemos comportado equivocadamente, desde descartar las primeras señales de advertencia hasta adoptar una actitud de comer, beber y ser feliz que desafía la regla del auto-aislamiento. Parece que tenemos un problema con las reglas.

Luego está el juego de la culpa. Promovemos la demagogia de que o Dios nos castiga por nuestros pecados o es culpa de un enemigo hábil, gente a la que despreciamos o de líderes gubernamentales sin visión. ¡Si yo fuera Dios, estaría muy cansada de que me culpen por todo! Seguramente hay suficiente culpa para repartir: entre la amenaza climática, el racismo global, los desafíos de inmigración, las fallas escolares, y las desigualdades estructurales de la economía y la clase que provocan y sostienen la desunión. Estamos desequilibrados. Nuestro sentido del equilibrio social y nuestra ética solidaria se ha roto. Nuestro mundo, nuestras vidas, tal como las conocíamos, están trastornadas. En sus proféticas palabras, Bahá’u’lláh dijo:

La vida ordenada de la humanidad ha sido revolucionada por la acción de este Sistema único y maravilloso, nada semejante al cual han presenciado jamás ojos mortales. – Bahá’u’lláh, La proclamación de Bahá’u’lláh.

¿Por qué no construir una nueva forma de vida, un nuevo «Sistema»? ¿Qué mejor momento para prepararse para la batalla? Porque es ahí donde estamos hoy en abril 2020, en batalla. El enemigo no es el virus. Es nuestro comportamiento el que tiene que cambiar. Superar la forma en que el capitalismo devora la igualdad, las antiguas fisuras de género que nos privan de la voz y el poder plenos de la humanidad, las diferencias religiosas y étnicas que vemos como una maldición en lugar de una bendición.

“Somos un solo pueblo. Siempre hemos sido un solo pueblo. Seguiremos siendo un solo pueblo”.

Esos son los enemigos que presenta esta amenaza viral. No podemos luchar contra ellos a menos que estemos unidos. Bahá’u’lláh escribió en la Tabla de Fuego: «fuiste creado para soportar y para resistir, oh Paciencia de los mundos«.

Somos un solo pueblo. Siempre hemos sido un solo pueblo. Seguiremos siendo un solo pueblo. Para los bahá’ís, la unidad de la humanidad se extiende más allá de un principio a la práctica. Esa es la batalla. En los últimos días, he estado en videoconferencia, hablando por teléfono, y enviando mensajes de texto casi 24/7 como el resto de ustedes. Las narraciones asociadas con esta crisis no son nuevas. Mucha gente tiene guardado su pecho de guerra historias críticas de cómo sobrevivir y prosperar frente a cualquier holocausto que podamos enfrentar.

Hoy es una oportunidad única en la vida para pensar, reflexionar y guardar silencio. En un discurso en Londres en 1912, Abdu’l-Bahá dijo a la audiencia que «el signo del intelecto es la contemplación, y el signo de la contemplación es el silencio«. En silencio, prepárate para la batalla. Yo estoy lista. ¿Y tú?

Una versión de esta publicación fue originalmente publicada en LinkedIn

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