Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Desde los primeros capítulos del libro del Génesis, la Biblia hebrea, también conocida en el judaísmo como el Tanakh y en el cristianismo como el Antiguo Testamento, se alude a los desafíos a los que nos enfrentamos como especie humana hoy en día.
A medida que avanzamos a través de las páginas ricamente detalladas de la Torá, los primeros libros de la Biblia hebrea, revela en alegorías multifacéticas, historia, himnos y relatos sobre una nueva sucesión de mensajeros divinos enviados a la humanidad por el Creador, hasta el día de hoy.
Este concepto de «revelación progresiva» -el conocimiento de que un Creador amoroso ofrece continuamente guía espiritual y social a la humanidad a través de una serie consecutiva de educadores, mensajeros y manifestaciones divinos- representa una de las enseñanzas centrales de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í:
Contempla con tu vista interior la cadena de Revelaciones sucesivas… testiguo ante Dios que cada una de estas Manifestaciones ha sido enviada por la acción de la Voluntad y Propósito divinos, que cada una ha sido portadora de un Mensaje determinado, que a cada una se le ha confiado un Libro divinamente revelado y cada una ha sido comisionada para descifrar los misterios de una poderosa Tabla. La medida de la Revelación con la cual cada una de ellas ha sido identificada, había sido definitivamente pre ordinada.
A través de las enseñanzas de Jesús y la difusión del cristianismo, la mayoría de las personas de origen cristiano tienen al menos cierta familiaridad pasajera con los principales profetas de la Biblia hebrea: Adán, Noé, Abraham y Moisés. Algunos también podrían estar familiarizados con Elías, Isaías, Jeremías, Miqueas y los otros profetas «menores» que trabajaron dentro de sus tradiciones para llevar adelante y reforzar las enseñanzas de la tradición judeo-cristiana. Estas enseñanzas y profecías fueron cuidadosamente preservadas, y han guiado a millones de creyentes durante miles de años.
Revelado en las antiguas páginas de la Biblia hebrea, Dios declara que el fin es conocido desde el principio (Isaías 46:10), y que lo ha dado a conocer a sus siervos, los profetas. La misión de esos sucesivos profetas – abordar los problemas de su tiempo, la idolatría y la desobediencia a la dispensación mosaica – significó que la sucesión de los 12 profetas menores de la Biblia hebrea todos llamaron al pueblo a seguir y obedecer el Pacto Divino traído por Moisés.
Esos profetas también predijeron un tiempo de gloria en lo que para ellos era un futuro lejano. Profetizaron que después de mucha tribulación sus descendientes heredarían las promesas asociadas con ese Pacto entre Dios y la humanidad. De manera sorprendente, su visión profética se extendió a lo largo de miles de años, anunciando la llegada de una era de paz mundial y la unidad de la humanidad.
Por lo tanto, ¿podrían las perspectivas de un cambio de vida y una nueva conciencia de las verdades universales esperar que el cuidadoso lector moderno esté dispuesto a abordar estas profecías con una mente abierta? Las enseñanzas bahá’ís responden a esa pregunta con un rotundo sí:
En síntesis, las Manifestaciones Supremas de Dios conocen la realidad de los misterios de los seres. Por tanto, establecen leyes que se adecúan y adaptan a la condición del mundo humano, pues la religión es la relación esencial que emana de las realidades de las cosas.
Primero, sabemos que los profetas hebreos clásicos abordaron principalmente los temas de su tiempo, que se dividieron en dos categorías: la desobediencia del pueblo al Pacto de Moisés y las amenazas inminentes de derrota, primero del imperio asirio y luego del babilónico.
Repetidamente cada profeta lamentaba los pecados de Israel y advertía de las conquistas venideras si los israelitas no se arrepentían y volvían al Señor. Trágicamente para los israelitas, estas profecías de derrota y subyugación se hicieron realidad.
Muchos de los profetas hebreos también previeron que el Señor reuniría finalmente a su pueblo desde su exilio en la diáspora hasta su antiguo hogar en Tierra Santa. Estas profecías se cumplieron con el movimiento sionista de finales del siglo XIX y el establecimiento del Estado de Israel en 1948.
Aparentemente de la nada, y miles de años antes del hecho, los profetas hebreos también predijeron la llegada de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe Bahá’í. Solo en retrospectiva pueden reconocerse estas asombrosas, desconcertantes, sorprendentes y místicas profecías.
En la próxima entrega de esta corta serie de ensayos, exploraremos lo que esos profetas hebreos dijeron sobre Bahá’u’lláh, el que ha establecido la más reciente religión mundial.
Siguiente: Cómo los profetas hebreos predijeron la llegada de Bahá’u’lláh
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