Inspired
by the
Baha’i Faith
Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá‘í. El sitio web oficial de la Fe Bahá‘í es Bahai.org. El sitio web oficial de los bahá’ís de los Estados Unidos es Bahai.us.
ENTENDIDO
Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Quiero ser bahá'í?
Vida

La cortesía — la primera de las virtudes humanas

Sandra J. Bean | Dic 19, 2020

Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.

¿Interesado en otros temas?

Tenemos algo para todos
Sandra J. Bean | Dic 19, 2020

Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.

El invierno pasado, mientras mi amiga Julia y yo disfrutábamos de un raro día de sol, paseando y discutiendo las grandes creaciones de un renombrado arquitecto, nuestra discusión nos llevó a considerar qué clase de persona era. 

Julia recordó que un profesor universitario le había dicho que el arquitecto, a pesar de su talento y su visión, también era muy conocido por su arrogancia. El profesor se dirigió a Julia y le dijo que el arquitecto tenía derecho a ser arrogante, ya que se lo había ganado. De hecho, el profesor prosiguió, cualquiera que haya trabajado duro para convertirse en un experto en un campo elegido tiene derecho a ser arrogante. 

Hace mucho tiempo, trabajé en una agencia de publicidad donde el director general dio permiso a su equipo creativo a actuar con un amplio margen de conducta – le dijo a las secretarias y otros empleados de apoyo que debido a su talento el equipo creativo y los escritores tenían derecho a ser exigentes, petulantes y arrogantes. Como era de esperar, ellos se permitieron tener ataques de ira, comportamiento grosero, berrinches, e incluso trataron irrespetuosa y despectivamente al personal de apoyo. Pronto me marché.

RELACIONADO: No dudes en ser amable

Esa experiencia me hizo preguntarme: ¿quién tiene derecho a la arrogancia? ¿Acaso alguien? ¿El talento y la experiencia superiores nos dan derecho a ser exigentes y a menospreciar a los demás?

Pienso en la cortesía y amabilidad con la que el renombrado astrofísico Carl Sagan trató al joven Neil deGrasse Tyson, respondiendo a sus preguntas, alimentando su curiosidad, inspirando su investigación intelectual de toda la vida. Cuán diferente habría sido la vida del Dr. deGrasse Tyson, de hecho cuán diferentes habrían sido todas nuestras vidas, si Sagan hubiera descartado a Tyson como un niño indigno de su respeto y consideración.

Carl Sagan

Muchas tradiciones religiosas comparten la opinión de que cada persona es inherentemente noble. Los escritos bahá’ís explican cómo los seres humanos deben aspirar a comportarse, y Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, escribió:

Os exhorto a practicar la cortesía, pues, por encima de todo, es la primera de las virtudes. Bienaventurado quien sea iluminado con la luz de la cortesía y esté ataviado con la vestidura de la rectitud. Quienquiera que esté dotado de cortesía, ha logrado, por cierto, una sublime posición.

Aprendemos de los textos religiosos que nuestra tarea en la vida es adquirir virtudes, reflejar los atributos de Dios y desarrollar la perspicacia que nos permita ver esas cualidades reflejadas en los demás, de hecho, buscarlas activamente. Aprendemos a tratar a los demás como esperamos que nos traten. 

En las escrituras hindúes, leemos, «Esta es la suma del deber: no hagas nada a los demás que te cause dolor si te lo hicieran a ti»: En el Islam, un hadiz dice: «Ninguno de vosotros tendrá fe hasta que desee para su hermano lo mismo que desea para sí mismo». El cristianismo nos ha dado la Regla de Oro, «Haced a los demás lo que queráis que os hagan a vosotros», y en los escritos bahá’ís leemos, “elige para tu prójimo aquello que elegirías para ti mismo”. La creencia de que compartimos una humanidad común nos lleva a tratar a los demás como quisiéramos ser tratados, una afirmación que se repite en todas las tradiciones religiosas.

RELACIONADO: Tres vías hacia la amabilidad y humildad

No importa cuán superior sea nuestro conocimiento, cuán originales sean nuestras creaciones, o cuán creativas sean nuestras mentes – ninguna persona, por más ingeniosa, brillante o talentosa que sea, tiene derecho a la arrogancia. Cada uno de nosotros tiene el deber humano básico de cultivar la humildad y la cortesía como virtudes internas, para el bien de todos.

Así que debemos tomar medidas para practicar la cortesía, para adornarnos con esta virtud espiritual. La cortesía es un comportamiento consciente. Practicar la cortesía puede parecer al principio falso, forzado, inauténtico o incluso pretencioso, pero con el tiempo, la cortesía consciente lleva a la cortesía de segunda naturaleza, y la cortesía lleva a la empatía.  La empatía produce actos de compasión, y la compasión cura las heridas de la sociedad.

También podría interesarte

¿Podemos por favor adoptar un idioma auxiliar universal?
Vida

¿Podemos por favor adoptar un idioma auxiliar universal?

Sacando nuestras cabezas de las olas del consumismo
Vida

Sacando nuestras cabezas de las olas del consumismo

Anticipación: el secreto de unas buenas vacaciones
Vida

Anticipación: el secreto de unas buenas vacaciones


Comentarios

characters remaining
x
x
Conecta con los Bahá'ís de tu área
¡Bienvenido!
¿Cuál es su nombre?
Gracias my friend. Nos gustaría contactarte con algún bahá'í de tu localidad, ¿de dónde eres?
¡Muchas gracias! ¿Cómo podrían contactarte?
Para ponerte en contacto con los bahá'ís de tu localidad que puedan responder a tus preguntas, te pediremos algunos datos sobre ti.
Conecta con los Bahá'ís de tu área
Conecta con los Bahá'ís de tu área
Ponte en contacto con los Bahá'ís de tu localidad