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Religión

Lo que he aprendido de la Fe bahá’í hasta ahora

Yukino Nakao | Abr 9, 2022

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Yukino Nakao | Abr 9, 2022

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La Fe bahá’í, la más joven de las religiones independientes del mundo, solo comenzó a mediados del siglo XIX en Persia, fundada por Bahá’u’lláh, que significa «la Gloria de Dios».

Esto significa que los bahá’ís tienen su propio profeta y fundador, y que la Fe bahá’í no se ramificó de otra Fe. No es una secta, una rama o una denominación de ninguna otra religión.

De hecho, la Fe bahá’í se remonta a 1844 en Irán, donde Mirza Ali Muhammad de Shiraz, también conocido como el Báb, que significa «la Puerta», proclamó la llegada de un nuevo mensajero de Dios que revolucionaría las antiguas creencias y costumbres y daría paso a una nueva era en la historia de la humanidad. Las enseñanzas del Báb se difundieron rápidamente y su nueva fe creció exponencialmente, lo que provocó una fuerte oposición tanto del clero musulmán shiíta como del gobierno, que lo arrestó y ejecutó con un pelotón de fusilamiento en 1850. Durante ese tiempo, muchos miles de babis fueron asesinados. El clero y las autoridades trataron de detener la difusión de la religión del Báb utilizando la violencia y una terrible persecución, pero no lo consiguieron.

Bahá’u’lláh, un joven noble persa, fue uno de los primeros y más apasionados seguidores del Báb. En 1852, Bahá’u’lláh fue arrestado y encarcelado en Teherán. Durante su encarcelamiento de cuatro meses en la Fosa Negra del gobierno persa, se dio cuenta de que era el profeta que el Báb había predicho. Tras su liberación de la cárcel, el gobierno lo exilió a Bagdad, donde su liderazgo revitalizó a la desanimada comunidad babí. En 1863, Bahá’u’lláh declaró a sus compañeros babís que él era el nuevo mensajero de Dios prometido por el Báb. Los babís apoyaron y reconocieron la afirmación de Bahá’u’lláh como profeta, por lo que pasaron a ser conocidos como bahá’ís. A causa de sus enseñanzas, Bahá’u’lláh fue exiliado y encarcelado durante el resto de su vida, pero la Fe bahá’í continuó creciendo y extendiéndose.

La Fe bahá’í defiende tres principios fundamentales: la unidad de la humanidad, la unidad de todas las religiones y un único Creador. En una charla que dio en Londres, Abdu’l-Bahá dijo:

Bahá’u’lláh enseñó la unidad de la humanidad; es decir, que todos los hijos de los hombres se encuentran bajo la misericordia del Gran Dios. Son los hijos de un solo Dios, de Quien reciben educación. Él ha colocado la diadema de la humanidad en la frente de cada uno de los siervos de Dios. Por consiguiente, todas las naciones y pueblos deben mirarse a sí mismos como hermanos.

Tras el fallecimiento de Bahá’u’lláh en 1892, su hijo mayor, Abdu’l-Bahá, se convirtió en el nuevo líder de la creciente comunidad mundial bahá’í, así como en el intérprete autorizado de las enseñanzas de Bahá’u’lláh. Abdu’l-Bahá realizó largos viajes para difundir el mensaje bahá’í de unidad, paz y compasión en Norteamérica, Europa y África. Con sus extensos escritos, cartas y charlas, y en sus numerosos discursos a congregaciones de todos los Credos, hizo que el mensaje de los bahá’ís llegara a un público más amplio. Abdu’l-Bahá falleció en 1921 y nombró sucesor a Shoghi Effendi Rabbani, su nieto mayor.

La Fe bahá’í se expandió rápidamente durante la década de 1960 y, a finales del siglo XX, formó más de 150 Asambleas Espirituales Nacionales (instituciones administrativas bahá’ís) y unas 20.000 asambleas locales en todo el mundo. En 1963, los bahá’ís del mundo eligieron la primera Casa Universal de Justicia, el órgano administrativo mundial propuesto y diseñado por Bahá’u’lláh.

En la actualidad, la Fe bahá’í cuenta con millones de seguidores en todo el mundo y se ha convertido en la segunda religión más extendida del mundo después del cristianismo. Las comunidades bahá’ís llevan a cabo actividades para expandir la unidad y la transformación social y para reunir y unificar a personas de diferentes países y religiones. Muchas interacciones sociales se producen a través de eventos como reuniones, elecciones, fiestas, celebraciones de días sagrados y fiestas bahá’ís. Las comunidades bahá’ís suelen celebrar reuniones en los hogares, en los centros bahá’ís locales o en salas de reuniones. A menudo, estas reuniones permiten que la gente conozca a otras personas nuevas, por lo que todo esto reúne a personas de diferentes clases, razas, etnias y creencias en paz y unidad.

Todavía no soy bahá’í, pero he aprendido mucho a través de un programa juvenil bahá’í en el que he participado. La primera vez que oí hablar de la Fe bahá’í fue hace cinco años, cuando una amiga bahá’í vino a mi escuela. Celebraba con alegría los días sagrados bahá’ís y repartía golosinas en esos días. Me explicó el motivo por el que lo hacía, pero en ese momento no pensé profundamente en ello. Solo empecé a interesarme por ver cómo sería una religión diferente cuando me presentó el programa Young Writers’ Endeavor (Esfuerzo de jóvenes escritores). Era un programa de tres semanas y lo disfruté, ¡mucho!

Los bahá’ís de todo el mundo sirven a la humanidad y a sus comunidades locales, ofreciendo programas gratuitos como este a niños y jóvenes. Esos programas hacen hincapié en el cuidado de los demás, la bondad y la unidad en la diversidad.

En el programa conocí a muchas personas con diferentes puntos de vista y perspectivas. Pude aprender mucho más sobre la Fe bahá’í después de todas las reuniones que tuvimos y las tareas que nos encomendaron. Pude reflexionar sobre mi propia bondad y fui más consciente de las acciones que proyecto hacia otras personas. En general, estoy agradecida por la gran oportunidad de entrar en este programa, de conocer y trabajar con otros jóvenes escritores como yo, y de aprender más sobre esta Fe pacífica y poderosa.

Ahora, después de aprender sobre la Fe bahá’í, creo que el viaje de cómo se creó la Fe es hermoso y me gusta cómo los bahá’ís de todo el mundo están difundiendo palabras y acciones amables. Algunos de mis amigos bahá’ís tienen una comprensión realmente profunda de lo que significa y lo que supone ser bahá’í y yo estoy aprendiendo más sobre ello cada día.

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