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Religión

Moisés o Musa: Lo que aprendemos de los nombres de los profetas

John Hatcher | Ago 29, 2022

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John Hatcher | Ago 29, 2022

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En la historia de Moisés, conocido como «Musa» en el Corán, no parece aludirse a un cambio de nombre o de título en ningún momento de su vida, esto puede deberse a que el nombre en sí ya está lleno de significado.

El nombre Moisés tiene raíces etimológicas en la cultura egipcia, en la que nació Moisés, con las palabras «nacimiento» y «proteger» implícitas en su nombre. En otros estudios, el nombre está asociado a raíces que aluden a la historia bíblica de que fue sacado del agua por la hija del faraón (en la Biblia) y por la esposa del faraón (en el Corán).

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El profeta Moisés

El nombre árabe Musa también está asociado a raíces etimológicas que aluden a «agua» y «juncos» o «madera», posiblemente en referencia a la barca-canasta en la que flotaba de niño entre los juncos.

Desde el punto de vista hermenéutico, el agua adquiere un mayor valor simbólico en relación con dos acontecimientos milagrosos asociados a la vida de Moisés: la separación del Mar Rojo para salvar a su pueblo del ejército del Faraón y, hacia el final de su vida, el hecho de golpear una piedra con su bastón en el monte Horeb para hacer brotar agua para su pueblo.

Sin embargo, los hechos milagrosos que más se asocian a Moisés son su vara como símbolo de su posición, un bastón que transforma en una serpiente como señal de su poder ante el Faraón; su provisión de maná para su pueblo en el desierto; y lo más importante de todo, su recepción de una revelación directa de Dios cuando asciende solo al monte Sinaí y contempla la zarza ardiente.

Según el relato del Corán, Musa asciende por primera vez a la montaña en solitario mientras él y su familia se encuentran en un viaje de regreso a Egipto. Había escapado de Egipto por haber sido acusado de asesinato y se había convertido en pastor del profeta Shoaib, que reconoce inmediatamente la posición divina de Moisés. Moisés se casa entonces con Safoorah, la hija de Shoaib, y, después de unos diez años, decide regresar a la tierra que le vio nacer.

Mientras viajan, Musa contempla un fuego que arde en el monte Sinaí, dice a su familia que espere y se dirige hacia la llama para poder obtener el material para sus propios menesteres. Según el Corán, la voz de Dios le habla entonces:

En verdad, Yo soy tu Señor. Por eso (en Mi presencia) quítate los zapatos: estás en el valle sagrado Tuwa. Yo te he elegido. Escucha, pues, la inspiración que se te ha enviado. En verdad, Yo soy Alá: no hay más Dios que Yo: sírvete, pues, de Mí (sólo) y establece una oración regular para celebrar Mi alabanza».

Debido a este «encuentro» con Dios, y a su posterior segundo ascenso a la misma montaña cuando recibe los Diez Mandamientos, en el Corán es dotado con el título de Kalim Allah – «El que habla con Dios, o El que habla en nombre de Dios». En sus escritos, Bahá’u’lláh se refiere a Moisés con un título similar: «Aquel que conversó con el Todopoderoso».

En su libro Contestaciones a unas preguntas, Abdu’l-Bahá elogia a Moisés, al tiempo que reflexiona sobre el notable poder y la potencia transformadora del mundo de su revelación, al decir:

Moisés estableció la ley de la religión y los mandamientos que habían de dar vida al pueblo de Israel, alzándole a las más elevadas cimas de civilización de la época…

Pues bien ¿cómo pudo un hombre tartamudo, educado en la casa del faraón, tenido por homicida, quien por temor a represalias permaneció fugitivo durante largo tiempo y llegó a convertirse en pastor de ovejas; cómo pudo establecer una Causa tan grande siendo así que los filósofos de la Tierra no han mostrado ni la milésima parte de esa influencia? Una cosa así resulta prodigiosa.

Jamás hubiese sido capaz de llevar adelante tan gran empresa de no haber contado con el auxilio del poder divino… No obstante su mala reputación ¡cuán maravillosamente le guio un poder sobrenatural a establecer instituciones y leyes tan espléndidas!

Como todos los mensajeros y manifestaciones de Dios, Moisés pasó por enormes pruebas y desafíos, sufriendo la persecución de las autoridades cívicas y religiosas de la época. A pesar de la oposición, a pesar de los desafíos de unir a su pueblo, y a pesar de los tremendos obstáculos en su camino, Moisés fundó una gran Fe que aún perdura y proporciona alimento espiritual a los judíos de todo el mundo.

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