Cómo pueden nuestras comunidades fomentar la resiliencia

En esta época de desunión y conflicto díscolos en nuestras culturas, las enseñanzas bahá’ís ofrecen inspiración, principios y conceptos que pueden ayudar a la humanidad a remediar la polarización y el separatismo de la sociedad.

Las comunidades bahá’ís existen en todo el mundo, en todos los países y entre todas las clases y tipos de personas. Los bahá’ís proceden de todos los ámbitos de la vida, de todas las tradiciones religiosas o de ninguna. Los bahá’ís tienen niveles de educación muy variados. Los bahá’ís representan a todos los grupos raciales de la Tierra. Como puede imaginarse, unir a estos diversos seres humanos en una comunidad coherente y solidaria supone un reto importante.

Pero los bahá’ís del planeta han conseguido hacerlo.

La comunidad bahá’í mundial tiene un vínculo de unidad, coherencia y resiliencia poco común. Existe un sistema de conexión y sinergia espiritual en todo el mundo bahá’í, sin clero, sectarismo ni denominaciones. Una estructura administrativa, elegida democráticamente entre todo el cuerpo de creyentes, sirve a todos los bahá’ís y a sus comunidades. Un único órgano de gobierno global, la Casa Universal de Justicia, guía a la totalidad de los bahá’ís del mundo. En muchos lugares, los bahá’ís han sufrido persecución por sus creencias, y el enfoque pacífico y amoroso que adoptan en respuesta a esa opresión ha inspirado a millones de personas. En todo el mundo, las comunidades bahá’ís comparten las mismas escrituras, principios e ideales progresistas. En muchos sentidos, los bahá’ís del mundo han demostrado una unidad y resiliencia sin parangón.

Por lo tanto, es lógico que la comunidad mundial bahá’í pueda ofrecer cierta sabiduría sobre el tema de la resiliencia.

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¿Cómo las comunidades bahá’ís construyen la resiliencia?

Si la resiliencia significa la capacidad del espíritu humano para recuperarse de las pruebas y los problemas, entonces ¿cómo la fomentan las comunidades bahá’ís en diversas partes del mundo?

Para responder a esa pregunta, busquemos ayuda en la guía más reciente que tenemos como familia humana: las enseñanzas de Bahá’u’lláh, a quien los bahá’ís consideran el último mensajero divino. En esas enseñanzas, podemos aprender más sobre lo que nuestra comunidad local, bajo la guía del liderazgo administrativo bahá’í, puede hacer para ayudar a todos bajo su protección. Cada Asamblea Espiritual Local bahá’í está encargada no solo de administrar las necesidades de los bahá’ís de su localidad, sino que también es responsable del bienestar espiritual de la comunidad en general. Abdu’l-Bahá, el hijo y sucesor de Bahá’u’lláh, escribió la descripción de estos deberes a una de las primeras asambleas bahá’ís en Kenosha, Wisconson:

Vuestra asamblea espiritual debería ser una fuente de alegría para el mundo de la humanidad y estar tan iluminada con luz como para disipar los horizontes oscurecidos, resistir el poder de las pruebas, permanecer firme y constante, no ser perturbada por las adversidades y no sentir ninguna dificultad en la difusión de la luz de la guía. Si alcanzáis esta actitud de firmeza, la confirmación de lo divino penetrará verdaderamente en el mundo a través de vuestro encuentro. … Ruego a Dios que ilumine los rostros de cada uno de vosotros para que brillen como estrellas en el alto firmamento. [Traducción provisional de Oriana Vento].

Los bahá’ís desarrollan la resiliencia haciendo caso a la guía espiritual de esta nueva revelación y actuando en consecuencia. Bahá’u’lláh dijo «Que los hechos, y no las palabras, sean vuestro adorno», por lo que las comunidades bahá’ís de todo el mundo patrocinan y llevan a cabo clases gratuitas para niños, actividades para jóvenes y prejóvenes, y otros programas sociales beneficiosos destinados a ayudar a la comunidad en general a progresar y desarrollarse con el tiempo. Este espectro de actividades continuas fomenta la resiliencia de toda la comunidad con la ayuda de lo divino.

El valor del esfuerzo y la aspiración

Estos esfuerzos bahá’ís comunitarios en materia de educación y servicio desinteresado a los demás, dijo Abdu’l-Bahá hace más de un siglo, tienden inevitablemente a abolir los prejuicios y a crear lazos de amistad, confianza y resiliencia:

… trabajad ansiosamente y poned en juego vuestra voluntad hacia el desarrollo de este compañerismo y la cimentación de este lazo de hermandad entre vosotros; esta meta no es posible alcanzarla sin la voluntad y el esfuerzo por parte de todos; de unos, expresiones de gratitud y apreciación; de otros, bondad y reconocimiento de la igualdad. Cada uno debe luchar para desarrollar y asistir al otro hacia un progreso mutuo. Esto es sólo posible, juntando el esfuerzo y deseo. El amor y la unión serán creados entre vosotros, para conseguir la unidad de los humanos. Porque el alcance de ella, entre los blancos y la gente de color, será una seguridad para la paz mundial. Así los prejuicios raciales y nacionales, el patriotismo limitado y los malentendidos religiosos, pasarán para siempre y no podrán ya permanecer. Me satisface verles en esta asamblea, blancos y negros y agradezco a Dios por haberme dado esta oportunidad de verlos juntos, amándose porque este es el instrumento de la gloria de la humanidad. Este es el medio de causar placer a Dios, de eterna felicidad en Su Reino. Es así que pido a Dios por vosotros, para que alcancéis el más grande amor y para que llegue el día en el cual todas las diferencias entre vosotros hayan desaparecido.

Los bahá’ís creen que el racismo y los prejuicios representan las mayores enfermedades espirituales y, por tanto, el mayor reto que debe superar el pueblo estadounidense. Los bahá’ís creen firmemente que con el poder de Dios y su última revelación, mediante la aplicación de la resiliencia y la persistencia, esta plaga aparentemente intratable en nuestro espíritu colectivo puede ser eliminada. El poder de las enseñanzas bahá’ís y la fuerte resiliencia integrada en su poderosa y transformadora presencia mundial dan esperanza a una humanidad profundamente afligida y desesperada.