El Báb
El Báb (Báb) n., (1819-1850) literalmente «La Puerta», título de Siyyid ’Alí-Muhammad, el Profeta y Fundador de la Fe Babí y el Precursor y Heraldo de Bahá’u’lláh.
En Shiráz, Persia, durante los meses de mayo y junio de 1844, una nueva religión emergió, centrándose al redor de El Báb, un humilde y místico joven mercader.
El movimiento revolucionario de El Báb empezó cuando dieciocho buscadores espirituales independientemente le buscaron y descubrieron la nueva revelación de El Báb. El Báb enseñó que la misión primordial de Su nueva fe era el anuncio de la inminente llegada de otro profeta, «Aquel a Quien Dios hará manifiesto», quién cumpliría las profecías de las religiones del pasado e inauguraría una nueva era global de paz y unidad.
Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe Bahá’í, describe la misión y estación del Báb con estas palabras:
Era el Precursor de Alguien todavía más poderoso. En tanto que Él habría de disminuir, aquel Gran Ser habría de engrandecerse. Tal como Juan el Bautista había sido el Heraldo o Puerta de Cristo, así el Báb era el Esperado o Puerta de Bahá’u’lláh. – Los Rompedores del Alba, página 92.
Una vez proclamada, la nueva fe de El Báb se difundió rápidamente y ampliamente por toda Persia. Pero los intereses creados por los mulá del clero musulmán chiita persa y el gobierno se opusieron violenta e instantáneamente y oprimieron la nueva revelación de El Báb y a Sus seguidores. Inflamaron e incitaron al pueblo en contra de los babís, y así comenzó una de las más sangrientas y brutales campañas de tortura y asesinato jamás emprendida en contra de los adherentes de una nueva Fe. Mientras el clero islámico libraba una guerra en contra de los babís, más de 20,000 babís fueron martirizados, muchos por métodos terribles y espantosos. Finalmente, en 1850, el gobierno persa, incitado por el clero, ejecutó a El Báb por un pelotón de fusilamiento en la ciudad de Tabriz.
Las enseñanzas de El Báb, que abrieron la puerta y prepararon el camino para la propagación global de las enseñanzas bahá’ís, animaron a toda la humanidad a unirse bajo la bandera de una fe universal:
Convertíos en verdaderos hermanos en la única e indivisible religión de Dios, libres de toda distinción, pues en verdad Dios desea que vuestros corazones se conviertan en espejos para vuestros hermanos en la Fe, de manera que os veáis reflejados en ellos, y ellos en vosotros. Este es el verdadero Sendero de Dios, el Todopoderoso, y Él vigila vuestras acciones. – Selecciones de los escritos de El Báb, página 27.