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Bahá’u’lláh

El Nacimiento de Bahá’u’lláh

El 12 de Noviembre de 1817, Mirzá Husayn Alí —Bahá’u’lláh (ba-já-o-lá)— nació en Teherán, Persia.

Los bahá’ís creen que el nacimiento de Bahá’u’lláh marca una nueva era —el retorno de los profetas de antaño, la renovación de la religión y la revelación de un ciclo divino destinado a esparcir la paaz y la unidad alrededor del globo. Los bahá’ís ven el aparecimiento de Baha’u’lláh como el retorno de la primavera espiritual, revivificando las  almas y estableciendo una nueva Fe, una nueva realidad y una nueva unicidad espiritual entre toda la humanidad.

Los bahá’ís ven a Bahá’u’lláh como El Prometido Señor de las Huestes de los judíos; la Reencarnación de Krishna y el Décimo Avatar de los hindúes; el Quinto Buda, de nombre Maitreya, el Buda de la hermandad universal de los budistas; el Retorno de Cristo “en la gloria del Padre” para los cristianos; el Retorno del Imán Husayn para los musulmanes chiítas; el decenso del “Espíritu de Dios” para los musulmantes sunitas.

Bahá’u’lláh vivió una vida tumultuosa e inspiradora. Su Fe es seguida por millones en todos los rincones del mundo, Bahá’u’lláh sufrió tremendamente por traer al mundo un nuevo, progresista y pacífico sistema de creencias.

De joven, Bahá’u’lláh se hizo reconocido a través de Su país como el Padre de los Pobres, por Su extenso trabajo filantrócpio para aliviar el hambre y el sufrimiento. Criado en la fe islámica de Su padre, Bahá’u’lláh se separó de esas tradiciones convirtiéndose en Babí, la nueva creencia revolucionaria que prometía el advenimiento de un Mensajero de Dios quien uniría a los pueblos, las naciones y las religiones del mundo.

Encarcelado y emprobrecido a causa de Sus creencias, Bahá’u’lláh, Su familia y Sus seguidores sufrieron a través de una serie de destierros subsecuentes, exiliados repetidamente por el gobierno otomano de Teherán a Bagdad, a Constantinopla y Adrianópilis, y finalmente a ‘Akká, una colonia prisión en Palestina. Bahá’u’lláh pasó los últimos cuarenta años de Su vida, desde 1852 hasta 1892, en la prisión o bajo arresto domiciliario.

Mientras soportaba las torturas y privaciones, Bahá’u’lláh gradualmente reveló las místicas enseñanzas y principos que dieron forma a la Fe Bahá’í —La unidad de la humanidad, la unidad esencial de todas las religiones y el amor de un Dios por la creación entera. Bahá’u’lláh también enseñó sobre la igualdad de hombres y mujeres, la armonía de la ciencia y la religión, y un principio central bahá’í llamado revelación progresiva, que vincula a todas lasa grandes religiones a lo largo de la historia de la humanidad en una cadena de guía continua de Dios.

La Fe Bahá’í se extendió rápidamente. A pesar de la oposición a sus enseñanzas modernas y progresistas de parte del clero y gobiernos fundamentalistas, su rápida expansión a través del mundo, atrayendo a millones y convirtiéndose en la segunda religión más difundida en el mundo a finales del siglo XX. Las enseñanzas de Bahá’u’llah invitan a los bahá’ís de todas partes a trabajar por la unidad y la paz.

Este pasaje de los escritos bahá’ís anuncia la revelación de Bahá’u’lláh, en la que se hace referencia como “La Bendita Belleza”:

¡Oh pueblos del mundo! El Sol de la Verdad ha aparecido para iluminar la tierra entera y para espiritualizar a la comunidad humana. Loables son sus resultados y sus frutos, abundantes las santas evidencias que proceden de esta gracia. Ésta es pura
misericordia y generosidad del todo inmaculada; es luz para el mundo y para todos sus pueblos; es armonía y confraternidad, y amor y solidaridad; realmente, es compasión y unidad y el fin de la separación; es estar en armonía, en completa dignidad y libertad, con todos los que están en la tierra.

La Bendita Belleza dice: «Sois todos los frutos de un solo árbol y las hojas de una sola rama». Así, Él ha comparado este mundo del ser con un árbol único, y a todos sus pueblos con las hojas del mismo, sus capullos y sus frutos. Es necesario que la rama florezca y que prosperen la hoja y el fruto, y de la interconexión de todas las partes del árbol del mundo depende el desarrollo de la hoja y la flor, y la dulzura del fruto.

Por esta razón, todos los seres humanos deben sostenerse con fuerza unos a otros e ir en busca de la vida sempiterna; y, por este motivo, los amantes de Dios, en este mundo contingente, deben llegar a ser las mercedes y las bendiciones que ha hecho llegar aquel Rey clemente de los dominios visible e invisible. Que purifiquen su vista y consideren a toda la humanidad como hojas, flores y frutos del árbol del ser. Que en todo momento se preocupen por hacer  una buena obra para alguno de sus congéneres, ofreciendo a alguien amor, consideración, atenta ayuda. Que a nadie consideren como un enemigo o malqueriente, sino piensen en toda la humanidad como amigos, viendo al forastero como a un allegado, al extraño como a un compañero, permaneciendo libres de prejuicio, sin hacer distinciones.

En este día, el predilecto ante el Umbral del Señor es quien hace pasar de mano en mano la copa de la fidelidad; quien concede, aun a sus enemigos, la joya de la munificencia, y presta ayuda incluso al opresor caído; es aquel que hasta para el más cruel de sus enemigos ha de ser un amigo cariñoso…

La Fe de la Bendita Belleza está emplazando a la humanidad a la seguridad y al amor, a la amistad y a la paz; ha erigido su tabernáculo en las cumbres de la tierra y dirige su llamada a todas las naciones. Por tanto, oh amantes de Dios, conoced el valor de esta preciosa Fe, obedeced sus enseñanzas, caminad por esta senda recta y enseñad este camino a las gentes.  Alzad vuestra voz y entonad el canto del Reino. Difundid por doquier los preceptos y consejos del Señor amoroso, para que este mundo se transforme en otro mundo, esta sombría tierra se inunde de luz, y resucite y viva el cuerpo muerto de la humanidad; para que toda alma pida la inmortalidad, mediante los santos hálitos de Dios. – ‘Abdu’l-Bahá, Selección de los Escritos de ‘Abdu’l-Bahá, páginas 13 y 14.

El Santuario de Bahá’u’lláh

Santuario de Bahá’u’lláh

El Santuario de Bahá’u’lláh, localizado en Bahjí, cerca de Acre, Israel.

Bahá’u’lláh, el Profeta y Fundador de la Fe Bahá’í, falleció en 1892. Exiliado por el gobierno otomano a Palestina en 1868, Bahá’u’lláh y Su familia pasaron muchos años encarcelados en la vieja ciudad prisión y la fortaleza amurallada de ‘Akká, hasta que las autoridades relajaron las condiciones de la cárcel y permitieron que Bahá’ú’lláh se mudara. En 1879, Bahá’u’lláh se trasladó a una propiedad rural en el norte de ‘Akká llamada Bahjí —que significa “Deleite” en árabe— aunque sus movimientos todavía estaban restringidos bajo la imposición de arresto domiciliario.

En ese lugar, donde Bahá’u’lláh pasó los últimos doce años de Su vida, se encuentra el Santurario de Bahá’u’lláh, Su lugar de entierro y, para Sus seguidores, el lugar Más Sagrado de la Tierra.

Básicamente es una pequeña y modesta dependencia en el terreno de Bahjí, El Santuario de Bahá’u’lláh se ha convertido en el punto de peregrinaje para los bahá’ís del mundo. Los bahá’ís de todo el mundo dirigen sus rostros a ese lugar todos los días para realizar sus oraciones. Rodeado de hermosas terrazas y jardines, que florecen todo el año en lo que hoy es el norte de Israel, el Lugar Sagrado recibe constantemente a visitantes provenientes de todo el mundo. Los bahá’ís llegan allí para orar y meditar, y para rendir homenaje al Fundador de su Fe.

Los escritos de Bahá’u’lláh, junto con algunas citas seleccionadas

A diferencia de los Profetas anteriores de las religiones mayoritarias en el mundo, Bahá’u’lláh escribió extensamente —¡Más de cien volúmenes, compuestos por 15,000 obras separadas!. Esta producción prodigiosa, es sin duda, el depósito más prolífico de Escrituras Sagradas conocido por la humanidad. Más allá del volumen de Sus obras, el hermoso lenguaje de Bahá’u’lláh, Su estilo poético y Su revelación dinámica llenan Sus Sagrados Escritos con enorme significado y poder.

Los bahá’ís consideran cada una de las obras escritas por Bahá’u’lláh, ya sean cartas o tablas cortas o libros completos muchos más largos, como partes auténticas de la revelación bahá’í. Este torrente divino de conocimiento e inspiración, sin paralelo en las religiones del pasado, tiene tremendas implicaciones para el crecimiento espiritual, la visión mística y el logro futuro de una civilización global unificada que Bahá’u’lláh imaginó y defendió.

Las obras principales de Bahá’u’lláh cubren un amplio rango de temáticas: tratados místicos y aforismos como Los Siete Valles, Los Cuatro Valles y Las Palabras Ocultas; la proclamación de la misión de Bahá’u’lláh en libros tales como La Proclamación de Bahá’u’lláh, El Llamamiento del Señor de las Huestes; libros sobre temas de teología, revelación progresiva y la unidad esencial de todos los credos como El Libro de la Certeza y La Epístola al Hijo del Lobo; libros sobre leyes bahá’ís y el estado futuro de la sociedad, especialmente El Libro Más Sagrado, también conocido en árabe como el Kitáb-i-Aqdas; poéticos y  visionarios volúmenes tales como Gemas de Misterios Divinos; libros de súplicas al Creador como Oraciones y Meditaciones de Bahá’u’lláh; y compilaciones de varias importantes cartas, misivas y tablas como Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh y Tablas de Bahá’u’lláh.

Puede leer algunos de estos libros en inglés en el siguiente enlace: www.Bahaiebooks.com

Sólo una fracción de la revelación escrita de Bahá’u’lláh —originalmente compuesta en árabe y persa— ha sido traducida al español, aunque algunas de las revelaciones bahá’ís han sido traducidas a más de 800 idiomas y lenguas en total. Los lectores de español, sin embargo, tienen parte de la gran obra de Bahá’u’lláh a su disposición. Aquí hay una pequeña muestra de los escritos de Bahá’u’lláh:

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Mi primer consejo es éste: Posee un corazón puro, bondadoso y radiante, para que sea tuya una soberanía antigua, imperecedera y perdurable. – Las Palabras Ocultas, página 27.

Quienes se hallan dotados de sinceridad y lealtad deben relacionarse con todos los pueblos y razas de la tierra con alegría y esplendor, puesto que la relación con las personas ha promovido y continuará promoviendo la unidad y la concordia, las cuales, a su vez, conducen al mantenimiento del orden en el mundo y a la regeneración de las naciones. Benditos sean quienes se aferran al cordón de la amabilidad y a la tierna misericordia y se hallan libres de animosidad y odio. – Tablas de Bahá’u’lláh, página 48.

Es de hecho un hombre quien, hoy, se dedica al servicio de toda la raza humana. El Gran Ser dice: Bienaventurado y feliz es aquel que se levanta para promover los mejores intereses de los pueblos y razas de la tierra. En otro pasaje Él ha proclamado:
No debe enaltecerse quien ama a su patria, sino quien ama al mundo entero. La tierra es un solo país, y la humanidad sus ciudadanos. – Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh, página 283.

Examina el maravilloso comportamiento de los Profetas y trae al pensamiento
las difamaciones y recusaciones proferidas por los hijos de la negación y la falsedad, para que quizás logres que el ave del corazón humano emprenda su vuelo desde los parajes de la negligencia y la duda, hacia el nido de la fe y la certeza, y puedas beber hondamente de las aguas puras de la antigua sabiduría y participar del fruto del árbol del conocimiento divino. Tal es la porción del pan proveniente de los reinos de la eternidad y santidad que ha sido destinada a los puros de corazón. – El Libro de la Certeza, página 11.

El amor no admite existencia, ni desea vida; ve vida en la muerte y busca gloria en la vergüenza. Para merecer la locura del amor, el hombre ha de tener cordura abundante; para merecer los lazos del Amigo, ha de estar pleno de espiritualidad. ¡Bendito sea el cuello atrapado en Su dogal, y feliz la cabeza que cae en la senda polvorienta de Su amor! Por lo tanto, oh amigo, renuncia a ti mismo para que puedas hallar al Incomparable; pasa de largo por esta tierra buscando tu morada en el nido celestial. Si quieres encender el fuego del ser y ser apto en el sendero del amor, sé como la misma nada. – Los Siete Valles, página 26 y 27.

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