Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Ante la pandemia del coronavirus (COVID-19), se ha hecho evidente que, como miembros de la humanidad, tenemos que cuidarnos unos a otros. Ahora es descaradamente evidente que estamos interconectados.
«Las enseñanzas bahá’ís enfatizan que debemos dejar de pensar solo en nosotros mismos o en nuestras familias, y en cambio pensar en el bienestar de toda la humanidad»
A medida que varios gobiernos e instituciones de la sociedad responden, la desigualdad social que aflige a la humanidad se sitúa en el centro de atención. A mediados de marzo, cuando comenzó la conversación sobre el cierre de las escuelas públicas, muchos de nosotros en la ciudad de Nueva York comenzamos a preocuparnos por los niños que no tendrían comida o estabilidad en casa debido a la pobreza y al abandono sistémico que ha moldeado sus vidas. A medida que la crisis del coronavirus se desarrolla, he estado pensando en la inestabilidad de vivienda y la indigencia que asola mi ciudad. He estado pensando en cómo la gente en países con sistemas de salud menos desarrollados probablemente sufrirá más que los países económicamente más desarrollados. Y en los Estados Unidos, los expertos dicen que habrá una disparidad significativa en la calidad y la cantidad de recursos sanitarios disponibles.
Las enseñanzas bahá’ís enfatizan que debemos dejar de pensar solo en nosotros mismos o en nuestras familias, y en cambio pensar en el bienestar de toda la humanidad:
Toda alma imperfecta es egocéntrica y sólo piensa en su propio bien. Mas, a medida que sus pensamientos se expanden ligeramente, comienza a pensar en el bienestar y la comodidad de su familia. Si sus ideas se amplían algo más, su preocupación será la felicidad de sus conciudadanos; y si continúan extendiéndose, pensará en la gloria de su país y de su raza. Pero cuando las ideas y opiniones alcancen el grado más elevado de expansión y lleguen a la etapa de la perfección, la persona se interesará por la exaltación de la humanidad. Será entonces un bienqueriente de todos los hombres y procurará el bien y la prosperidad de todos los países. Éste es un indicio de perfección. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.
Para encontrar soluciones, tenemos que aprender a desprendernos del individualismo y la codicia que han contribuido a la forma en que este virus está impactando a la humanidad. Podemos aprender más desde este momento que simplemente cómo crear rutinas de aislamiento para nuestra comodidad. Podemos reflexionar sobre la forma en que nuestra sociedad ha funcionado, sobre cómo no promueve la sostenibilidad, y cómo la grave brecha entre los ricos y los pobres ha llevado a circunstancias desesperadas para los históricamente oprimidos entre nosotros. Podemos reflexionar sobre cómo, debido a nuestro sistema económico y materialismo, a menudo sentimos que no podemos priorizar nuestra salud por encima de un trabajo. Y, el individualismo ha hecho que a menudo respondamos a una crisis pensando solo en lo que nosotros experimentamos.
«Tenemos que tomar precauciones de distanciamiento social con la conciencia de que incluso nuestra más pequeña decisión puede tener un impacto significativo en las personas de todo el mundo»
En lugar de pensar sólo en nosotros mismos, podemos reflexionar sobre cómo se puede utilizar este tiempo para seguir contribuyendo al bien de los que nos rodean. Podemos mirar dentro de nosotros y meditar sobre las barreras que se interponen en el camino de ser generosos, responsables y amorosos los unos con los otros. Como dicen los escritos bahá’ís:
Un hombre es aquel que olvida sus propios intereses en beneficio de otros. Él que renuncia a sus comodidades por el bienestar de todos, mejor dicho, él que está deseoso de renunciar a su propia vida en bien de la humanidad. Tal hombre es un honor para el mundo humano. Tal hombre es una gloria para la 47 humanidad. Es el que gana una bendición eterna. Es el que está más cerca de la Mansión de Dios. Es la pura manifestación de la felicidad eterna. – Abdu’l-Bahá, Fundamentos de la unidad mundial.
Al contemplar los días venideros, sea como sea su aspecto, podemos ver que debemos que pensar en los demás. Tenemos que tomar las precauciones de distanciamiento social con la conciencia de que incluso nuestra más pequeña decisión puede tener un impacto significativo en las personas de todo el mundo. Podemos ofrecer nuestro tiempo para consolar a otros y encontrar nuevas formas de aliviar el sufrimiento de los demás. También podemos practicar una aguda conciencia de la complejidad de los problemas de la humanidad, y comprender que incluso algo tan difícil como esto tiene implicaciones morales.
Cuando cambiamos la forma en que nos movemos por el mundo, cambiamos nuestra cultura. Cuando hacemos esto, damos un primer paso hacia la transformación del mundo.
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