Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Esta semana, a partir de la puesta de sol del 25 de febrero, los bahá’ís de todas partes comenzarán a celebrar los cinco Días Intercalares – días en los que el mundo bahá’í se regocija, da gracias y se prepara para el ayuno bahá’í.
Si has pensado en contactarte con la comunidad bahá’í de tu localidad y aún no lo has hecho, estás invitado a las fiestas, reuniones y proyectos de servicio que ocurrirán durante los próximos cinco días. Ahí encontrarás alegría, celebración, regalos, festejo y trabajo humanitario caritativo durante los días sagrados que los bahá’ís llaman Ayyám-i-Há.
La frase Ayyám-i-Há significa literalmente «los días de Ha» – la letra árabe Ha, equivalente a la letra H en español, tiene varios significados espirituales, uno de ellos simboliza la esencia de Dios.
Cada uno de los 19 meses bahá’ís tiene un nombre que se refiere a uno de los atributos de Dios: belleza, luz, misericordia, esplendor, honor, etc. Al final del 18º mes bahá’í del calendario anual, en los últimos días de febrero, el calendario bahá’í cuenta con cuatro o cinco días intercalares extra (o «intercalarios»). Esos días, dedicados a la caridad y a la celebración, ajustan flexiblemente el calendario cada año para sincronizarlo exactamente con la órbita de la Tierra alrededor del sol.
Dado que cada uno de los 19 meses bahá’ís dura 19 días, y 19² = 361 días, los cuatro días restantes (o cinco, en un año bisiesto como este) en cada año solar conmemoran la trascendencia de Dios sobre sus atributos:
… Dios – magnificados sean Su poder y gloria – es santificado en Su Esencia por encima de todos los nombres y exaltado por sobre los atributos más sublimes. – Bahá’u’lláh, Las gemas de los misterios divinos, pág. 18.
Así que este festival anual bahá’í de Ayyám-i-Há, también llamado Días Intercalares, no se celebra en ningún mes en particular, sino que los bahá’ís reservan esos días para celebrar la trascendencia y la unidad de Dios con hospitalidad, amor y unidad.
Ayyám-i-Há también representa una de las características únicas de la Fe Bahá’í – su enfoque en la alegría y la felicidad:
Hoy en día, la humanidad se encuentra agobiada con problemas, aflicción y sufrimientos; nadie puede escapar a ello. El mundo está empapado en lágrimas; pero, gracias a Dios, el remedio está a nuestro alcance. Apartemos nuestro corazón del mundo material y vivamos en el mundo espiritual. Sólo eso puede liberarnos. Si estamos rodeados por las dificultades sólo tenemos que implorar a Dios, y por su gran Misericordia, seremos ayudados. Si el sufrimiento y la adversidad nos visitan, dirijamos nuestros rostros hacia el Reino, y el consuelo celestial nos será otorgado. Si estamos enfermos o en desgracia, imploremos la curación de Dios, y Él responderá a nuestra súplica. ¡Cuando nuestros pensamientos estén ocupados con las amarguras de este mundo, dirijamos nuestra mirada hacia la dulzura de la compasión de Dios, y Él nos concederá calma celestial! ¡Si estamos encarcelados en el mundo material, nuestro espíritu podrá ascender a los Cielos, y seremos verdaderamente libres! ¡Cuando nuestros días se acerquen a su fin pensemos en los mundos eternos, y nos sentiremos plenos de alegría! – Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 137.
Los bahá’ís tienen varias oraciones para la festividad, el regocijo y la caridad de los sagrados días anuales de Ayyám-i-Há. Esta, llena de un hermoso lenguaje simbólico, pide a Dios que conceda a «cada alma… un lugar dentro de los recintos de Su corte»:
¡Mi Dios, mi Fuego y mi Luz! Han comenzado los días que Tú has designado en Tu Libro como los Ayyám-i-Há, oh Tú, que eres el Rey de los nombres, y se aproxima el ayuno que Tu exaltadísima Pluma ha ordenado observar a todos los que están en el reino de Tu creación. Te suplico, oh mi Señor, por estos días y por todos aquellos que durante este período se han asido a la cuerda de Tus mandamientos y se han aferrado al asidero de Tus preceptos, que concedas que se le asigne a cada alma un sitio dentro de los recintos de Tu corte y un lugar ante la revelación de los resplandores de la luz de Tu semblante.
Estos son, oh mi Señor, Tus siervos a quienes ninguna inclinación corrupta ha apartado de lo que Tú enviaste en Tu Libro. Ellos se han inclinado ante Tu Causa, han recibido Tu Libro con esa resolución que nace de Ti, han observado lo que Tú les prescribiste y han optado por seguir lo que Tú les enviaste.
Tú ves, oh mi Señor, cómo han reconocido y admitido todo lo que Tú has revelado en Tus Escrituras. Dales de beber, oh mi Señor, de las manos de Tu gracia, las aguas de Tu eternidad. Decreta, pues, para ellos, la recompensa ordenada para aquel que se ha sumergido en el océano de Tu presencia y ha logrado el vino escogido de Tu encuentro.
Te imploro, oh Tú, Rey de reyes y Compadecedor de los oprimidos, que ordenes para ellos el bien de este mundo y del mundo venidero. Decreta para ellos, asimismo, lo que ninguna de Tus criaturas ha descubierto y cuéntales entre aquellos que han circulado a Tu alrededor y se mueven en torno a Tu trono en cada mundo de Tus mundos.
Tú eres verdaderamente el Todopoderoso, el Omnisciente, el Informado de todo. – Bahá’u’lláh, Oraciones bahá’ís, pág. 318.
Los bahá’ís del mundo comenzarán a celebrar los Días Intercalares tan pronto como el sol se ponga el 25 de febrero – ¡por favor, únanse a nosotros!
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