En busca de una nueva susceptibilidad espiritual – dentro nosotros mismos

Se anima a los bahá’ís a encontrar correspondencias entre los principios de nuestra Fe y a tomar nota de los esfuerzos paralelos de pensadores y activistas con ideas afines que también se dedican a mitigar el dolor del mundo.

Jacob Needleman –un filósofo que alaba la brillantez de Estados Unidos en ciencia y tecnología, pero que también denuncia su retroceso espiritual– me parece un ejemplo perfecto.

Needleman aboga por una búsqueda autoconsciente y colectiva de una base ética y espiritual nueva y más sólida en Estados Unidos –de lo que él llama una «sensibilidad religiosa» trascendente, más allá de cualquier tradición religiosa o filosófica existente– si Estados Unidos quiere emerger entero y duradero como la luz amante de la libertad del mundo.

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Needleman advierte a la ciudadanía estadounidense que necesitará «algo más que fervor moral o patriótico, algo más que creer o rechazar conceptos fijos sobre democracia y libertad. Exigirá un nuevo esfuerzo de pensamiento, un esfuerzo por sondear nuevas profundidades de la idea de América». En su libro The American Soul, escribió:

La vida de la nación en su conjunto debe desarrollarse dentro del tejido de ideales religiosos o religiosamente morales. No puede haber democracia ni supervivencia social si el orden social se basa en el interés propio de las partes o del individuo. … Éste es el misterio de la nación americana, la paradoja que ha alimentado gran parte de lo que está vivo en América durante más de doscientos años: debe haber religión …

El problema es profundo y la cura radical: espiritual y religiosa, sin duda. Needleman dijo: «Es cualquier cosa menos infantil o ingenuo si se [entiende] míticamente como una nueva forma de representación de un drama que es intemporal y siempre nuevo, un drama de la lucha humana por recibir la dispensación del Cielo».

… la historia de América … adquiere un nuevo significado y sirve a un propósito que es apropiado para nuestra época: la búsqueda del conocimiento de cómo llegar a ser hombres y mujeres auténticos, mediante el alimento del alma. No pretendemos ni denigrar ni idealizar las acciones y los actores del pasado de América. Pero el héroe cultural de la época actual es el Buscador…

Este buscador debe mostrar un coraje visionario equivalente al que Frederick Douglass encarnó en su huida de la esclavitud. Escapar es desprenderse de todo lo que nos ha mantenido intelectual y espiritualmente esclavizados, por así decirlo, desligarnos de esas excusas poco entusiastas y de esos clichés consagrados por el tiempo que se utilizan para evitar mirar en lo más profundo de nosotros mismos con una mirada honesta.

Pero también es necesario buscar y encontrar un espacio más justo en el que empezar de nuevo nuestras vidas, precisamente lo que consiguió Douglass.

Así que, si te sientes inclinado a creer que estamos en la cúspide de una crisis espiritual, o al borde de un cambio colectivo transformador, o ambas cosas, escucha estas palabras de Bahá’u’lláh sobre cómo escapar y cómo buscar:

Cuando un buscador verdadero decide dar el paso de la búsqueda por el camino que conduce al conocimiento del Anciano de Días, debe antes que nada purificar su corazón, que es la sede de revelación de los misterios interiores de Dios, del polvo ofuscador de todo conocimiento adquirido y de las insinuaciones de las personificaciones de la fantasía satánica. Debe purgar su pecho, que es el santuario del amor perdurable del Amado, de toda contaminación, y purificar su alma de todo lo que pertenece al agua y arcilla y de todo apego oscuro y efímero. Debe limpiar su corazón tanto que no quede en él ningún vestigio de amor ni odio; no sea que ese amor le incline ciegamente al error o ese odio le aleje de la verdad. Así puedes ver, en este Día, cómo la mayoría de la gente, a causa de tal amor y tal odio, está privada de la Faz inmortal, se ha apartado lejos de las Personificaciones de los Misterios divinos y vaga sin pastor por los desiertos del olvido y del error.

El propósito de este esfuerzo de purificación del corazón es liberarnos de todas las ideas falsas y egoístas, y crear así un espacio en el que reimaginar y reinventar. Cuando lo hacemos, abrimos la crisálida para contemplar la flor, rompemos la bellota para liberar el roble.

Incluso Macklemore, el rapero de Seattle, admite que esa preparación psíquica es necesaria antes de recibir una verdad nueva, creativa e inspiradora. Recientemente declaró a Scott Simon, de NPR, lo siguiente:

Cada álbum es un proceso de autodescubrimiento. Mi trabajo como artista es pelar, excavar, exfoliar, asegurarme de que el espíritu es vulnerable en su forma más pura para poder sentir algo y ser un conducto para lo que fluya en ese momento.

En el siglo XIX, Bahá’u’lláh escribió lo siguiente:

Sólo cuando la lámpara de la búsqueda, del esfuerzo ardiente, del deseo anhelante, de la devoción apasionada, del amor fervoroso, del arrobamiento y del éxtasis, se haya encendido en el corazón del buscador, y sople en su alma la brisa de Su bondad, será disipada la oscuridad del error, será dispersada la bruma de las dudas y los recelos, y su ser será envuelto por la luz del conocimiento y de la certeza.

Una búsqueda tan profunda da paso a la claridad de pensamiento y a un autoconocimiento más profundo, como mínimo, pero para un bahá’í en ciernes, es el camino hacia un nuevo oído, un nuevo ojo, un nuevo corazón y una nueva mente, un nuevo cielo y una nueva tierra, y la voluntad de recorrer el camino hacia una sensibilidad religiosa sostenible. 

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La búsqueda fundamental de la verdad a cualquier nivel o en cualquier contexto seguramente provocará la resistencia natural y el miedo latentes en el statu quo. Este tipo de búsqueda profunda requiere fuerza y valentía, y un anhelo de recibir las confirmaciones del Espíritu Santo:

En ese momento, el Heraldo Místico, portador de las felices nuevas del Espíritu, aparecerá resplandeciente como la mañana desde la Ciudad de Dios, y mediante el son de trompeta del conocimiento, despertará del sueño de la negligencia al corazón, al alma y al espíritu. Entonces los múltiples favores y la efusión de gracia del santo y eterno Espíritu conferirán al buscador una nueva vida tal que se hallará dotado de vista nueva, oído nuevo, corazón nuevo y mente nueva. Contemplará las manifiestas señales del universo y penetrará los misterios ocultos del alma.

Todo aquel que anhele una nueva vida puede emprender la búsqueda de una sensibilidad religiosa y espiritual radiante, mientras permanece en la llama del amor del Creador y con la luz de la bondad, el amor y el anhelo de justicia iluminando el camino.

Bradford Miller es educador jubilado. Su libro más reciente, Sickness, Death, and Resurrection of Holden Caulfield, está disponible en Amazon.