Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Dado que el día bahá’í comienza y termina al atardecer, cuando el sol se ponga esta noche los bahá’ís de todo el mundo empezarán a celebrar el nacimiento de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í.
¿Por qué los bahá’ís se alegran esta noche y mañana? Cuando Bahá’u’lláh nació a la hora del amanecer de este día en 1817, los bahá’ís creen que se establecieron los medios para el establecimiento de la tan esperada unidad de toda la raza humana. Bahá’u’lláh escribió:
El equilibrio del mundo ha sido alterado por la vibrante influencia de este grandioso, este nuevo Orden Mundial. La vida ordenada de la humanidad ha sido revolucionada por la acción de este Sistema único y maravilloso, nada semejante al cual han presenciado jamás ojos mortales.
Sumergíos en el océano de Mis palabras para que descifréis sus secretos y descubráis todas las perlas de sabiduría que yacen ocultas en sus profundidades.
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Cuando Bahá’u’lláh comenzó a enseñar las nuevas verdades espirituales de la fe bahá’í en la primavera de 1863, prometió que los odios de carácter religioso, racial, de clase y nacionalistas que dividían a los pueblos del mundo serían finalmente superados. Proclamó que el fanatismo que separa a los seres humanos quedaba anulado. Pidió a la humanidad que trascendiera sus prejuicios y olvidara lo que la separaba. Abrió el camino hacia una paz mundial duradera basada en un nuevo fundamento espiritual de democracia global. Elevó el gran llamamiento a la unidad de todos los pueblos y culturas, de todas las naciones y religiones, promoviendo el mensaje de amor y unidad que todos los profetas de la antigüedad habían prometido que un día aparecería.
Por estas profundas razones, y muchas más, la comunidad mundial bahá’í celebra con entusiasmo y alegría este día, el nacimiento de Bahá’u’lláh.
Del mismo modo que los budistas celebran el nacimiento del príncipe Siddhartha cada año; del mismo modo que los cristianos celebran el nacimiento de Jesús cada año en Navidad; del mismo modo que toda gran fe conmemora anualmente el nacimiento de su fundador, los bahá’ís consideran el advenimiento de su profeta como un punto de inflexión importante en la evolución del mundo:
La Revelación que desde tiempo inmemorial ha sido aclamada como el Propósito y Promesa de todos los profetas de Dios y como el más caro deseo de sus mensajeros, ha sido ahora manifestada a los hombres por virtud de la penetrante Voluntad del Todopoderoso y de su irresistible mandato. El advenimiento de tal Revelación ha sido anunciado en todas las Sagradas Escrituras.
Los bahá’ís creen que el nacimiento de Bahá’u’lláh representa la esperanza y la alegría, la llegada de una primavera espiritual, cuando el mundo entero despierta al hermoso y poderoso mensaje que él trajo. Bahá’u’lláh, el más reciente mensajero y fundador de una Fe global, proporciona el último canal de la gracia de Dios a la humanidad. Él trae la unidad de todos los pueblos, el cumplimiento de la antigua promesa del Reino de Dios que ha llegado a la Tierra.
¿Quién era Bahá’u’lláh?
Nacido en Teherán, la capital de Persia, Bahá’u’lláh creció como hijo de un noble y ministro del gobierno, pero en lugar de seguir la carrera de su padre, Bahá’u’lláh se dedicó a una vida de servicio a los pobres y necesitados. No buscó ninguna posición ni prominencia, y aceptó la religión del Báb, que sometió a Bahá’u’lláh y a su familia a terribles privaciones, persecuciones y encarcelamientos. Trece años después de la ejecución del Báb por parte del gobierno en 1850, Bahá’u’lláh anunció que él era el anunciado por el Báb, el tan esperado mensajero de Dios que daría paso a la edad de oro de la humanidad, caracterizada por la unidad y la paz, predicha en todas las escrituras del mundo.
Por proclamar su mensaje de paz, armonía racial, igualdad de sexos y unidad mundial, Bahá’u’lláh fue repetidamente exiliado, encarcelado y torturado. A pesar de esa feroz persecución, sus enseñanzas se extendieron por todo el mundo y dieron lugar a un importante movimiento mundial.
Bahá’u’lláh enseñó la unidad esencial de todas las religiones, es decir, que no existe distinción de estación entre ninguno de los profetas de Dios. Ningún bahá’í afirma que las estaciones del Báb o de Bahá’u’lláh sean superiores a las estaciones de cualquiera de los mensajeros de Dios. De hecho, los bahá’ís ven a todos los mensajeros y profetas de Dios como uno solo.
Los bahá’ís también creen que ha llegado la mayoría de edad de la especie humana, el momento en que la raza humana podría reconocerse como una sola. Un libro bahá’í sobre el nacimiento de estos dos mensajeros divinos, llamado Días sagrados gemelos, dice:
… los días sagrados gemelos, que se consideran uno a los ojos de Dios, marcan el primer día sagrado mundial que nos ha sido concedido por un Dios amoroso. Este es el primer día de la historia de la humanidad que puede ser celebrado como sagrado por todos los pueblos, sin importar su origen. Igualmente, aquí el judío puede descubrir el nacimiento del Mesías y el cristiano el retorno de Cristo. El musulmán puede celebrar la reaparición del Imán Oculto o el nacimiento del Qa’im prometido. Los zoroastrianos pueden alegrarse por el nacimiento de su rey, el Shah Bahram; los budistas pueden encontrar al Buda Maitreya, el iluminado supremo; los hindúes reconocen la reencarnación de Krishna, nacido para restablecer la justicia en la tierra.
Como tal, este día podría considerarse el primer acontecimiento de la historia de la humanidad que puede ser reclamado como propio por personas de todas las tradiciones y culturas.
¡Feliz cumpleaños de Bahá’u’lláh!
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