Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
En la primera parte de este artículo dividido en tres partes, hablé de mi período de «sed espiritual» y de sus síntomas como la falta de energía, la falta de concentración y los pensamientos confusos. ¿Te has sentido así alguna vez?
Habiendo olvidado la dinámica diaria de «tira y afloja» entre lo espiritual y lo material, había descuidado mi lado espiritual en beneficio de ideas irracionales para «terminar mis tareas». Los efectos negativos se multiplicaron hasta que oré y escuché a mi espíritu interior, que inmediatamente diagnosticó el problema.
Por supuesto, en mi modo hiperproductivo de «correr de un lado para otro a toda velocidad», tampoco había meditado.
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En la vida bahá’í, la meditación constituye el segundo factor clave en el proceso de alimentación espiritual. La facultad meditativa humana, que es una capacidad innata en todos nosotros, proporciona el mecanismo a través del cual nuestra mente y cuerpo se vinculan con nuestra alma, nuestra realidad espiritual. Por esta razón, sería difícil exagerar su importancia.
Ser humano significa meditar
En un discurso que pronunció en París, Abdu’l-Bahá, hijo y sucesor del profeta fundador de la fe, Bahá’u’lláh, dijo:
No podéis aplicar la denominación de «ser humano» a cualquier ser carente de esta facultad de la meditación; sin ella, sería un simple animal, inferior a las bestias.
A través de la facultad de la meditación, el ser humano alcanza la vida eterna; mediante ella recibe el soplo del Espíritu Santo; los dones del Espíritu son otorgados a través de la reflexión y la meditación.
Confieso que la primera vez que leí esta cita me sorprendió bastante. Me pareció una exageración. ¿Sin meditación ni siquiera soy humana? ¿En serio?
Pero, efectivamente estaba equivocada. La información procedente de diversas ramas de la ciencia durante los últimos 50 años parece respaldar este punto de vista. Ah, y por cierto, la unidad entre ciencia y religión es un principio bahá’í clave.
La ciencia de la meditación: Cómo cambiar el cerebro
¿Por dónde empezar? Empecemos con un artículo de Matt J. Rossano en la revista Cambridge Archaeological Journal de 2007 titulado «¿Nos hizo humanos la meditación?». En el artículo, Rossano argumenta que los «rituales de fogata de atención focalizada» de los primeros humanos aumentaron la capacidad de la memoria y la capacidad de atención de su cerebro, lo que en última instancia les permitió desarrollar la comunicación simbólica y la resolución de problemas complejos. Esto es llevar la historia de la meditación lo más atrás posible.
Estudios recientes en neurobiología confirman la premisa de Rossano de que meditar mejora la función y la estructura del cerebro. Miles de estudios realizados en los últimos 50 años han demostrado mejoras significativas y cuantificables en la regulación de la atención, la autoconciencia, el control de las emociones y la autorregulación general de las personas que meditan.
En el campo de la medicina, los beneficios de la meditación regular incluyen, entre otros, la mejora del sueño, la reducción del estrés, la disminución de la presión arterial, la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas y otras enfermedades, la mejora del sistema inmunológico, la disminución del deterioro cognitivo debido al envejecimiento, la reducción del dolor crónico, el alargamiento de la esperanza de vida… Me detendré aquí. La lista es prácticamente interminable.
En psicología, se ha demostrado que la meditación mindfulness reduce la ansiedad y la depresión, el dolor crónico y los síntomas del trastorno de estrés postraumático. Es un complemento útil para el tratamiento de cualquier problema de salud mental que incluya problemas con el estado de ánimo, la autoconciencia, el control emocional o la autorregulación, incluida la recuperación de adicciones.
El campo de la salud y el bienestar utiliza la meditación mindfulness para reducir el estrés, los problemas de sueño, la ansiedad y el estado de ánimo. También sirve como tratamiento para los problemas de ira y aumenta la capacidad de ser amable, empático y compasivo.
La comercialización de la meditación
Las pruebas de la eficacia de la meditación son ahora tan sólidas y generalizadas que se ha comercializado. Una simple búsqueda en Google revela más de 2.500 aplicaciones de meditación disponibles en la actualidad, y más del 20% de los consumidores estadounidenses utilizaron alguna durante el tercer trimestre de 2022.
Incluso los fabricantes de automóviles se han preocupado ahora por el «HWW» (sigla en inglés) en el diseño de coches: «health, wellness, and well-being» («salud, wellness y bienestar»). Al menos un fabricante de autos está creando interiores compatibles con la meditación e incluye un año de suscripción gratuita a una app de meditación ¡con la compra de uno de sus carros!
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Pero, ¡espera! Parece que el punto espiritual de la meditación mindfulness ha sido eliminado de muchos de estos enfoques. Abdu’l-Bahá explicó que lo que él llamaba la «facultad meditativa» puede utilizarse para obtener sustento espiritual, o no. Él dijo:
La facultad meditativa es semejante a un espejo: si se sitúa frente a los objetos terrenales, los reflejará. Por consiguiente, si el espíritu del ser humano se encuentra en contemplación de las cosas terrenales, será informado de ellas.
Pero si volvéis vuestro espejo espiritual hacia el cielo, las constelaciones celestiales y los rayos del Sol de la Realidad se reflejarán en vuestros corazones y obtendréis las virtudes del Reino.
Así que ésta es mi pregunta: ¿es correcta esta cita, o puede utilizarse la facultad meditativa de forma beneficiosa sin que se dirija «hacia el cielo», hacia el reino del espíritu? En otras palabras, ¿qué deberíamos pensar de todas esas aplicaciones y aparatos que prometen ayudarnos a dormir, relajarnos, tener éxito, y demás?
Que yo sepa, una de las primeras personas que intentó responder científicamente a esta pregunta y sacar la meditación de sus raíces espirituales fue un médico llamado Herbert Benson, MD. Su trabajo es el tema de la tercera parte.
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